viernes, 4 de mayo de 2018

Alain Milhaud modernizó el pop español

Oriol Regàs, Maria del Mar Bonet y Alain Milhaud
 Arxiu Cuadernos Efe Eme
Alain Milhaud murió a los 87 años  en un hospital de Madrid. Como productor se esforzó en la internacionalización de la música pop española, acertando plenamente con Los Bravos. Hombre inquieto, fundó su empresa, Compañía Fonográfica Española (CFE). En las últimas décadas supervisaba la gestión del repertorio musical de Bocaccio Ediciones. Hijo de un alto funcionario de organismos internacionales, Milhaud nació en Ginebra en 1930. Su familia permaneció en Suiza durante la Segunda Guerra Mundial lo que le permitió estudiar en el conservatorio sin sobresaltos. Demostró tener iniciativa: organizó un festival de música clásica en distintos castillos del Valle del Loira y también ejerció como director de orquesta, unas labores de coordinación que le serían muy útiles para su futuro trabajo en otras músicas. Su primera visita a un estudio de grabación le hizo ver que allí había un mundo por explorar: existía una gran distancia entre lo que escuchaban los instrumentistas y lo que pasaba a la cinta magnética. Casado con la catalana Montserrat Trías en 1957, al poco se instaló en Barcelona. En una España que se abría al consumo de productos culturales, descubrió que había posibilidades en la música popular: se incorporó a Belter, sello no muy exigente pero sí muy activo en el campo de la canción española, que aspiraba a montar un estudio profesional; como asesor, Milhaud recorrió Europa visitando estudios, para ponerse al día en la tecnología de captación del sonido. Posteriormente se trasladó a Madrid, llamado por Columbia, la más veterana de las discográficas españolas. 
Dentro de su valía en todos los campos del negocio de  la música, su estelar, revolucionaria faceta de productor de grupos como Los Bravos (Black is Black), Los Canarios (Get On Your Knees), Los Pop Tops (Mammy Blue) bastaría para inscribirlo en la mitología musical española. Milhaud internacionalizó el rock español. Perfeccionista e infatigable en el estudio de grabación, era también tan astuto y concienzudo en las relaciones contractuales como en las facetas puramente artísticas...
Diego A. Manrique. Madrid. El País, jueves 26 de abril. Carlos Toro, El Mundo 30 de abril.

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