miércoles, 16 de mayo de 2018

Un año de seducción y de rodillo

Francia Insumisa
Seductor. Hiperactivo. Cama-leónico. E implacable. Tras un año en la presidencia de la República Francesa, Emmanuel Macron suscita más dudas que esperanzas. Nadie puede discutir que aplica de forma rigurosa el programa con el que fue elegido y que hace lo posible por cumplir su principal promesa: reformar a fondo el país. Pero lleva pegadas a la piel dos acusaciones, la de ejercer el poder de forma casi brutal y ser "el presidente de los ricos". El sábado, 5 de mayo, en París, unas 40.000 personas se manifestaron contra Macron. La convocatoria de Francia Insumisa, el único partido de izquierda aún operativo después del colapso socialista, obtuvo éxito pese a comenzar una semana casi vacacional con dos días festivos. El ambiente fue alegre, a diferencia del 1 de mayo: en esa ocasión, el centro de la capital sufrió destrozos y saqueos. La crispación es alta. La huelga de los ferroviarios entra en su segundo mes, las huelgas en Air France han provocado ya la dimisión del presidente de la compañía, varias universidades siguen ocupadas por estudiantes, los funcionarios protestan y los pensionistas se quejan por la pérdida de poder adquisitivo.
Macron había avisado de que su programa de reformas era innegociable. Lo que pocos esperaban era que, realmente, prescindiera de la negociación. No son sólo los ferroviarios quienes se quejan de que el presidente no escucha. Las dos cámaras del Parlamento, llevan tiempo sintiéndose ninguneadas y arrolladas por el mecanismo de la ordenanza que reduce los debates a breves intervenciones casi simbólicas, los sindicatos pierden poder de mediación y la prensa pierde influencia frente a la maquinaria propagandística del Elíseo, basada en la producción de mensajes propios  y en el uso masivo de las redes sociales. Macron seduce en el cuerpo a cuerpo y tiende a decir a sus interlocutores lo que quieren escuchar: en ese sentido su comportamiento es camaleónico. A la hora de la verdad utiliza , sin embargo, su poder con un rodillo aplastante...  
Enric González. París. El Mundo, lunes 7 de mayo de 2018 

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