Fundación Vasarely |
Una opción impactante es la visita a la Fundación Vasarely, en el barrio de Jas Bouffan. Solo la panorámica del edificio da una idea de lo que nos espera dentro. Cinco celdas hexagonales concebidas por el propio artista franco-húngaro (1906-1997), impulsor del arte óptico. Para más arte conviene tener en cuenta dos obras contemporáneas en la avenida Mozart: el Muro Vegetal (2008), del biólogo y botánico Patrick Blanc, y el Muro de Agua (2014), del diseñador Christian Ghion.
La ausencia de vanidad está también presente en el barrio de Mazarin. En el cruce entre la Rue Cardinal y la Rue 4 Septembre se encuentra la plaza y la fuente des Quatre Dauphins. Estos entrañables cetáceos de mármol armonizan con unas calles ajenas al tumulto que exhiben sin ostentación palacetes (algunos, como el Hôtel d'Olivary, también de Vallon). Más allá del Museo Granet, que expone obras de Rembrandt, Ingres o Cézanne, se halla la oculta plaza d'Arménie, donde la simpática Brasserie Solférino siempre tiene libre una mesa. En frente, la librería Les heures Lentes tiene todo lo que necesita el viajero que pretenda convertirse en un monsieur bonhomme y seguir las enseñanzas que dejó M,F.K. Fisher en su libro Two towns in Provence, esa obra maestra en la que la ciudad se convierte en un mapa propio.
Use Lahoz. El Viajero. El País, viernes 11- 05 - 18
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