viernes, 25 de mayo de 2018

Serrat vuelve al Olympia de París

Serrat en el Olimpia de Paris
Los hechos y las señales pueden leerse bajo la superstición del azar. Pero quienes prefieren creer en el sutil trazo del destino, podrán apreciar las cuantiosas sorpresas que deparó la presentación de Joan Manuel Serrat en el Olympia de París. La primera de todas ellas aconteció el viernes en el Instituto Cervantes de Francia, cuando el cantante se encontró cara a cara con sus fans, evocó los viejos tiempos en la Ciudad Luz y al bajar del escenario descubrió a Paco Ibañez entre el público. Se abrazaron y luego Paco me dijo: "Es una gran alegría encontrarme con Juan en París 40 años después. Entonces teníamos 20 y estábamos llenos de fuerza y de ilusiones". Serrat lo había mencionado un par de veces, sin sospechar que su viejo amigo lo estaba escuchando. Como para muchos españoles de la posguerra y de aquella nación tan oscura de Francisco Franco, para estos dos poetas populares cruzar la frontera era dejar atrás la represión y alcanzar los colores y la libertad...
"El mundo ya no es el que era", admite Serrat, aunque el nombre de su trabajo Mediterráneo, sugiera volver al principio... Se esperaba un público más frío en París pero lo cierto es que cuando Serrat comenzó a interpretar, sin solución de continuidad, una tras otra las canciones de Mediterráneo da capo, la sala Olympia se estremeció con aplausos y ovaciones. Resulta muy conmovedor ver aun hombre ya curtido por la vida y los años interpretando los versos  de un muchacho esperanzado y rebelde; parece aquel diálogo fantástico a orillas del Ródano, donde un Borges maduro se encuentra con un Borges veinteañero. Ese diálogo secreto resignifica los temas, un efecto colateral impensado de esta simple ocurrencia de anticipar los festejos por los 50 años de aquel disco revolucionario. Consciente de que a cierta edad no es prudente dejar para mañana lo que puedes hacer hoy,  pero lejos a su vez de un mensaje testamentario (a pesar de las instrucciones que deja en esa canción emblemática), Serrat anticipó tres años las celebraciones...
En los prolegómenos de esta fascinante máquina del tiempo, Serrat reivindicó la influencia de Brassens y de Brel, pero también la de su padre Pepe y de su madre , con la que cantaba coplas mientras hacían la cama o desgranaban guisantes... En los epílogos de esa conversación, alguien le preguntó qué canción habría que componer para superar el conflicto de Cataluña. Muy serio Serrat respondió: "Si yo creyera que una canción puede solucionar esto...dejaría todo para escribirla. Por fin habría logrado  hacer algo importante en mi vida". Pero las canciones ya no cambian el mundo... Al salir de la sala Olympia, algunos con lágrimas  en los ojos, nos enteramos de que a pocas calles de allí un joven en nombre del Estado Islámico había apuñalado a cinco personas, y había producido muerte y terror. Llovía sobre París.
No, el mundo ya no es lo que era.
Jorge Fernández Díaz. El País, lunes 14 de mayo de 2018

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