jueves, 14 de febrero de 2019

14 de julio

Éric Vuillard
A rebufo del (quizás inesperado) gran éxito cosechado en España por El orden del día, novela con la que Éric Vuillard  (Lyon, 1968) ganó en 2017 el premio Goncourt ( y mejor obra de ficción extranjera del año pasado según estas mismas páginas), se publica ahora 14 de julio, su anterior título , en el que el francés circunvala de nuevo un hecho histórico crucial (esta vez la toma de la Bastilla  en 1789, desde perspectivas narrativas aparentemente poco transitadas. En este caso, la aproximación que Vuillard hace a tan señalada fecha viene a caer, ética y estéticamente hablando, en algún punto intermedio entre los Episodios nacionales de Galdós y los Momentos estelares de la humanidad de Zweig, hasta el punto de que, sin ánimo de perderme en disquisiciones de género literario, 14 de julio se me antoja más un ejercicio de estilo que una novela, propiamente dicha, de tintes históricos.
En relación con lo anterior, es de destacar que a medida que el lector se sumerge en esta vertiginosa narración por estampas, la propia voz de Vuillard se va imponiendo. Lo imagina uno apoyado, con los brazos abiertos, sobre una reproducción fidedigna, a gran escala, de un plano del París de la época, rodeado a su vez por todos los documentos históricos por él consultados, mientras vocea a quien le quiere escuchar (cuando se entona, Vuillard puede llegar a ser de lo más seductor) cada cruento episodio, señalando con el dedo cada calle, cada plaza, cada fábrica, cada lugar donde se produjo una refriega... haciéndonos ver todo el tiempo, cómo la Historia (así, con mayúscula) la construyen (que no la escriben) ciudadanos anónimos, pequeños comerciantes, masa informe en definitiva sobre la que los historiadores suelen pasar de puntillas en pos de los grandes nombres, de las grandes personalidades. El ministro de finanzas Jacques Necker, sí, por supuesto; pero también, por qué no, el futuro general Rossignol, de origen humilde, tan protagonista de la toma de la Bastilla como el anterior...
Quién le iba a decir a Vuillard cuando se publicó este libro, en 2016, que a unos pocos días de escribir esta reseña, las calles de París, volverían a ser tomadas por el mismo pueblo que aquí retrata.
Fran G. Matute.El Cultural, 1-2-2019

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