Xavier Valls en su estudio de Paris. © Daniel Mordzinski. |
Aunque nunca fue un exiliado y viajaba todos los veranos a Barcelona, Valls (1923-2006) fue un pintor parisino. Enamorado de París y de su luz. Ajeno a las modas, un solitario frente a la abstracción y el realismo. Pintor del silencio. El jueves, 17 de enero, por la noche el Instituto Cervantes de su París se hizo eco de ese silencio en una retrospectiva, elegante, completa y bien documentada. Retratos, paisaje y algún bodegón.
Su hijo Manuel, ex primer ministro de Francia y candidato a la alcaldía de Barcelona (Cs) agradeció el recuerdo y, eludiendo hablar, sintetizó: "Eso es mi padre: España y París". En el acto, le acompañaban su madre, Luisa Galfetti, su hermana, Giovanna, y su pareja, la catalana Susana Gallardo. Valls presentó "a su compañera" a ilustres asistentes como Bernard-Henri Lévy. Juan Manuel Bonet, exdirector del centro parisino, trazó la semblanza de Valls, un "senyor de Barcelona" al que retrataron entre otros William Klein, Oriol Maspons o Leopoldo Pomés. Sus orígenes están en el barrio de Horta. Su padre, Magí, fue escritor, periodista y militante de la Liga. Allí, el escultor suizo Charles Collet le enseño lo básico. Y allí heredó del Noucentisme "un sentido del orden y de la mesura que nunca abandonaría".
En París, pasó por la banlieue y Montparnasse, hasta dar con su casa della vita en un edificio del siglo XVII, en el Quai de l'Hôtel de Ville, frente a la Isla de San Luis, con vistas a Notre Dame y, al fondo, el Panteón. Ventanas que hoy son cuadros que transmiten al visitante del Cervantes "quietud y armonía". También luz. "llevo muchos años viviendo bajo la luz del norte: esa luz transparente, plateada y sosegada", dejó dicho el pintor. Sus interiores que recuerdan a Wermeer.
Bonet cité las memorias del pinto La meva capsa de Pandora (Quaderns crema). "un autorretrato de un solitario que conoció a todo el mundo.Un solitario que frecuentaba la tertulia en el Café Mabillon, en Saint Germain. Comme il faut . Un solitario que trató a Grau Sala, a todos los españoles de la Escuela de París y a Julio Cortázar. Un solitario que fue amigo de Alejo Carpentier...
En París, pasó por la banlieue y Montparnasse, hasta dar con su casa della vita en un edificio del siglo XVII, en el Quai de l'Hôtel de Ville, frente a la Isla de San Luis, con vistas a Notre Dame y, al fondo, el Panteón. Ventanas que hoy son cuadros que transmiten al visitante del Cervantes "quietud y armonía". También luz. "llevo muchos años viviendo bajo la luz del norte: esa luz transparente, plateada y sosegada", dejó dicho el pintor. Sus interiores que recuerdan a Wermeer.
Bonet cité las memorias del pinto La meva capsa de Pandora (Quaderns crema). "un autorretrato de un solitario que conoció a todo el mundo.Un solitario que frecuentaba la tertulia en el Café Mabillon, en Saint Germain. Comme il faut . Un solitario que trató a Grau Sala, a todos los españoles de la Escuela de París y a Julio Cortázar. Un solitario que fue amigo de Alejo Carpentier...
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