domingo, 3 de febrero de 2019

"Vivimos en un mundo freudiano sin saberlo"

La historiadora Élisabeth Roudinesco (París 1944) fue psicoanalizada a los nueve años por la legendaria analista infantil Françoise Dolto. Su madre era psicoanalista. Ella, también psicoanalista, es la biógrafa de referencia de Sigmund Freud, fundador de la disciplina, y de uno de de sus grandes herederos, Jacques Lacan. Roudinesco publica ahora en español su Diccionario amoroso del psicoanálisis (editorial Debate ), que a la vez es una introducción para profanos al psicoanálisis, un ensayo memorialístico y el retrato elegíaco de un universo de referencia marcado por la cultura freudiana.

P.- ¿El psicoanálisis es el mundo de ayer?
R.- "Un poco sí. Bajo la forma en que yo lo evoco ha desaparecido. Se ha convertido en una psicoterapia como las otras. En cambio, la cultura freudiana está por todas partes; en los medios, en los discursos políticos, en la literatura, en el cine, en el arte. Vivimos en un mundo freudiano sin saberlo".
P.- ¿En qué es freudiano este mundo?
R.- "En el interés por la sexualidad, sea en resurgimiento de la sexología o las historias de género y sexo. Todo esto es una herencia freudiana".
P.- El mito de Edipo fue central para Freud. También Narciso.
R.- Hay dos grandes mitos, pero hay que verlos como mitos: la psicologización de Edipo y Narciso me enervan. El genio de Freud fue devolver los honres a los mitos griegos precisamente rompiendo con la psicología. A principios de siglo le dijo a cada persona que sufría perturbaciones psíquicas: "Usted es Edipo. Es decir, un príncipe. Usted pertenece a una dinastía real. Usted es alguien trágico a quien su destino se le escapa". Es mejor esto que decir: "Usted es neurótico, incapaz de funcionar bien, le trataremos en una clínica, le haremos exámenes". Mejor parecer un rey que un paciente ordinario...El mito significa que tenemos una genealogía, que somos fruto de una historia de familia. Freud es un antropólogo y un mitógrafo, alguien que hizo pensar de otra manera. Sin él estaríamos en la cultura de la psicología y la psicología es bastante siniestra.
P.- ¿Siniestra?
R.-"Si intentan reeducarle haciéndole hacer 10 ejercicios al día para ir mejor, ¡le parece interesante? Quizá sea práctico"
P.- Para curarse, ¿tiene que ser interesante? ¿O práctico?
R.- "Es un falso debate . Si usted quiere ser pragmático, haga lo que quiera. Pero lo interesante es otra cosa: Freud pensaba que la cultura y la civilización eran el mejor remedio a la barbarie y la tontería. La gente prefiere ir a todas las terapias  que quiera: corporales, meditación trascendental, ayuno. No tengo nada en contra, pero no creo que sea una escuela de la inteligencia. No creo que el desarrollo personal, el culto del yo, conduzca a una curación de ningún tipo. Es una ilusión"...
P.- ¿Qué papel le queda al psicoanálisis en el mundo de hoy? 
R.-"Desaparece de los servicios de psiquiatría porque se trata solo químicamente. Está en regresión en todo el ámbito del servicio público. Las depresiones se tratan mucho con medicamentos. Y la gente ha sustituido la cura psicoanalítica con todo tipo de cosas, como el desarrollo personal o la meditación".
P.- ¿Qué queda?
R.- "Hay un curioso retorno a la historia. Es mi impresión: el psicoanálisis vuelve a convertirse en una terapia para la gente rica, para quienes tienen el tiempo y los medios para pensar en sí mismos. Está muy desarrollado en el mundo de la televisión, los actores, los periodistas: saben que conocerse a sí mismos es mucho mejor que medicarse. Y entre los grandes burgueses".
Marc Bassets.  El País, domingo 30 de enero de 2019

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