Gilles Peterson |
Eso fue en 1982 cuando se fraguaba la revuelta minera, el desempleo rozaba cifras récord y un buque argentino cargado de chatarra izaba una bandera albiceleste en isla San Pedro, Malvinas. Dexy's Midnight Runners, The Jam Y Madnes ardían en las emisoras de radio. Las favoritas de Person eran piratas...Todo cambió en los noventa, cuando, gracias a una amnistía del gobierno y a la oportunidad publicitaria, las radios pirata pasaron de hobbie a negocio. Fue un momento mágico: la industria del disco aún estaba fuerte y la gente tenía ganas de bailar. Peterson, que ya tenía un club -el Dingwalls, en Camden-, aprovechó la coyuntura y creó sus propios sellos, primero el celebrado Acid Jazz, luego Talkin' Loud, que llevó ese sonido a la siguiente generación (Jazzanova, Roni Size). "Fue una época muy importante para mucha gente que ahora viene a mis sesiones", cuenta Peterson. "La relación del público con la música tiende a ser un pequeño período, el momento mágico de su vida, que luego se convierte en nostalgia. Pero para mí aquello fue solo una parte del viaje...Las cosas han cambiado mucho en el club culture ..."Yo antes actuaba en mi país para 200 personas ; ahora son entre 2.000 y 5.000". Pero sus proyectos le mantienen en danza por todo el mundo. La maleta de Gilles Peterson ("normalmente vinilos, a veces pendrive ") es la versión anglo del baúl de la Piquer. ¿Cuáles son sus sitios en el mapa? "L.A., Melbourne, Seúl...Japón y París están volviendo a molar". Aparte del irrenunciable público inglés, siempre busca escenas locales. "Por eso tengo mi propio festival en Sète, Francia. La idea de juntar toda la música que me gusta en el Worldwide (que en 2018 atrajo a más de 50 artistas ) es mi mayor satisfacción...
Bruno Galindo. Icon. El País, 14 de febrero de 2019
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