domingo, 10 de febrero de 2019

Marc Augé, antropólogo

El antropólogo francés Marc Augé 
Ni triste ni alegre, pero sí intenso se ve al antropólogo Marc Augé (Poitiers, 83 años), atributo con el que él mismo define la chanson, cuyo tarareo reivindica como uno de los gestos cotidianos (como levantarse de la cama de un hospital y poder ir al bar de abajo y, en unos días, a casa; tomar un café o un plato de pasta con los amigos, el retorno a un libro o a una película para recuperar con el impacto que nos provocó ...) que nos proporcionan "alegrías pese a todo". Y ese todo son muchos males que atenazan una sociedad  en la que en 1992 él cartografíó la existencia de Los no lugares (aeropuertos, hipermercados en extrarradios, outlets...) donde las relaciones interpersonales son nulas. Consciente quien fuera director de la École des Hautes Études en Sciences  de París (1985-1995) y de investigaciones del Centre National de Recherche Scientifique de París de que "la gran felicidad" es difícil de alcanzar, por eso propone Las pequeñas alegrías (Ático de libros). 

P.- "Para ser feliz hay que conocerse, estar atento al presente y ser útil a los demás", escribe. Pero en estos tiempos egocéntricos, dos de estas dos premisas no las cumple casi nadie: conocerse a sí mismo y darse al otro...
R.- "Por eso mi propuesta es modesta: ir aunque sea al bar de debajo de casa es una oportunidad  de estar con los otros; puede parecer superficial, pero, en cualquier caso, es real. Todas las propuestas de mi libro están vinculadas ala movimiento, al ir hacia otras personas ; en esos momentos nos sentimos existir, con los cinco sentidos, pero hay que saber darse cuenta.
P.- Su obra destaca la importancia de las relaciones sociales, de que nos hacemos y cobramos sentido cuando nos relacionamos con los otros, pero encuestas en los EEUU detectan ya que los jóvenes prefieren interactuar en las redes sociales que quedar físicamente. ¿Miedo a tratarnos cara a cara?
R.-"Ese es el gran mal de las redes, que está trastocando la naturaleza misma de la relación humana porque alteran espacio y tiempo: puedes contactar con alguien en cualquier lugar  y circunstancia, cuando relacionarse con el otro necesita dedicar un tiempo y un espacio concretos; es paradójico: las redes sociales están destruyendo las relaciones sociales. La gente debería detectar que noes suficiente lo que nos dan las redes. También provocan que los efectos de reconocimiento sean sustituidos por los efectos de conocimiento: vemos aun presentador de tele como si lo conociéramos, pero solo lo reconocemos, y eso pasa con todo con todos"...
P.- Al detectar los no lugares los ubicó en extrarradios, aeropuertos...¿No se han trasladado ya al centro de las ciudades, todas con las mismas megatiendas donde solo interactúa la tarjeta de crédito?
R.- "Iría más lejos: hoy el no lugar es el contexto de todo lugar posible. Estamos en el mundo con referencias que son totalmente artificiales, incluso en casa, el espacio más personal posible: sentados antes la tele, mirando a la vez el móvil, con la tableta, los auriculares... Estamos en un no lugar permanente, esos aparatos nos están colocando permanentemente en uno lugar. Llevamos el no lugar encima, con nosotros...
Carles Geli. Barcelona. El País, viernes 1 de febrero de 2019 

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