Les Arts Florissants |
Ahora cuesta creerlo, pero hubo un momento en que en música clásica se desechaba todo lo anterior a 1750. La categoría early music (música antigua) era como un sumidero donde caían barrocos y renacentistas, madrigales y oratorios. Pero en 1979 llegó Christie con su pequeña revolución. "Las revoluciones son a veces rápidas y a veces violentas, aunque no siempre suceda así. Lo que sí ocurre en todos los casos es que una cosa sustituye a otra, ya sea una idea ou régimen político, y se produce una tensión entre los que quieren el cambio y los que no", formula. ..
La novedad de Christie y su equipo venía del pasado, música que había que descubrir o restaurar a través de autores descartados del gran repertorio (Monteverdi, Purcell) y de instrumentos de época. Es lo que se llamó interpretación historicista o históricamente informada. A través de la investigación y de los instrumentos originales, Christie y sus músicos consiguieron devolver el sonido original de algunas piezas que, como esos cuadros bajo capas de ceras, pierden sus colores originales. "Lo único que hicimos es añadir dos siglos de música extraordinaria al repertorio", explica. "Todos esos compositores, Haendel, Purcell, Monteverdi, Bach... son tan importantes para mí como Beethoven o Wagner. No debemos caer en la limitación de decir que la música empieza con Mozart, que es lo que defiende Barenboim", protesta. "Muchos pianistas no se dan cuenta de que lo que tocan es, precisamente, música antigua".
Incluso sus propios amigos ("Pierre Boulez siempre estaba tocándome las narices y jamás comprendió lo que hacíamos") ejercieron de resistencia. Pero el movimiento fue imparable: junto a Christie estaban René Jacobs, los hermanos Kuijken, Christopher Hogwood y en España Jordi Savall. Se triunfó por una cuestión de ánimo, según Christie. "Creo que eramos gente mucho más feliz que los músicos ortodoxos".
Darío Prieto. Madrid. El Mundo, jueves 21 de marzo de 2019
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