En 1887, 32 años antes de que Duchamp le plantase bigote a la Mona Lisa, el inquieto Eugène Bataille, más conocido por su seudónimo de Sapeck, ya la había puesto a fumar en pipa en la revista Le Rive. Apenas unos años después, Alphonse Allais se adelantaba en medio siglo a las pinturas monocromas de Yves Klein con su Combate de negros en una cueva de noche. Habría un montón de otros ejemplos. Y todos salían de Montmartre. Algo había en el aire a finales del siglo XIX en la colina parisina, además de efluvios de absenta, que lo estaba cambiando todo.
De eso precisamente es de lo que se ocupa Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre, la exposición que tras su paso por Caixaforum Barcelona llega ahora a la sede madrileña del espacio cultural de La Caixa. "A raíz de la derrota en la guerra franco prusiana, y los acontecimientos de la comuna de París, en 1871, emergió en Montmartre un espíritu de rebeldía e independencia política", explica el historiador y comisario de la muestra Philip Dennis Cate. "En la década de 1870 los impresionistas empezaron a reunirse en los cafés de las inmediaciones: Pigalle, el boulevard de Clichy y demás. Pero es en especial la apertura de Le Chat Noir lo que atrae a Montmartre a numerosos poetas y artistas antiacadémicos". No es extraño que en su rechazo a las convenciones hicieran licenciosa piña con cantantes, bailarinas, prostitutas y bohemia en general en un ambiente antiburgués que celebraba la diferencia y el hedonismo. Todo valía, el único mandamiento era ser moderno.
Un nombre acabó descollando entre todos, el del talentoso Henri de Toulouse-Lautrec. Pero, como subraya Cate, y como deja claro la muestra, con más de 350 piezas entre lienzos, carteles y publicaciones, su obra es fruto de su tiempo. "En cierto modo, esta exposición pone el arte de Toulouse-Lautrec en contexto, entre el de muchas figuras de vanguardia de Montmartre. No era un genio solitario. Se inspiró en la atmósfera artística que había alrededor, del mismo modo que él ayudó a inspirarla"...
Víctor Rodríguez. Fuera de serie. El Mundo, 19 de febrero de 2019
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