Una de las imágenes dañadas del Arco de Triunfo. |
Los destrozos mostraron el lado más violento de este movimiento social sin lideres y sin ideología que ha puesto en jaque al Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron...
El Arco de Triunfo, que cerró temporalmente tras los destrozos, abrió sus puertas a los visitantes el 12 de diciembre. En 2017, lo visitaron 1,5 millones de personas, según datos del Centro de Monumentos Nacionales de Francia.
Casi cuatro meses después de esta violenta protesta, un grupo de turistas chinos se hacen a la salida del metro fotografías y selfies con el Arco de Triunfo al fondo, ajenos a lo ocurrido en diciembre. En el interior, sin embargo, las obras de restauración de las obras más emblemáticas del monumento continúan...
Bajo el Arco de Triunfo la llama eterna arde en la tumba del soldado desconocido, un soldado no identificado muerto en la batalla de Verdún y que representa a todos los soldados fallecidos en la Primera Guerra Mundial. Sobre la tumba, reposan las flores frescas que Emmanuel Macron y el presidente chino, Xi Jinping, dejaron con motivo de su reciente visita oficial a Francia.
Los visitantes jadean y recuperan el aliento después de subir caminando los 286 escalones que separan la terraza del suelo para poder admirar a vista de pájaro la avenida de los Campos Elíseos y los principales monumentos de París. Algunos de ellos se detienen en la sala del ático, donde está la tienda de souvenirs y un pequeño museo que cuenta la historia de este monumento nacional, construido entre 1806 y 1836 sobre la gloria del gran ejército napoleónico que conquistó Europa.
Un equipo formado por seis mujeres, dirigido por Agnès Le Boudec, restaura en la sala del ático ante la mirada de turistas y curiosos las figuras destrozadas por los chalecos amarillos durante la protesta de diciembre. Se calcula que las labores de restauración duraran dos meses.
Beatriz Juez. El Mundo, miércoles 27 de marzo de 2019-
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