martes, 19 de marzo de 2019

Picasso y el exilio


Estamos ante El cadáver de Minotauro en traje de arlequín...
Hace 80 años, medio millón de españoles cruzaron la frontera con Francia. Republicanos derrotados. Muchos terminaron en este barrio de Toulouse, entonces obrero y pobre. Junto al Matadero, hoy museo, que acoge la exposición Picasso y el exilio. Aquí está el Picasso solidario con los refugiados y el Picasso comprometido con la República y el antifranquismo. Y el nostálgico de sus últimos días en el sur de Francia. Está ausente el Picasso que vivió sin gran sobresalto en el París ocupado por los nazis.
Estamos ante El cadáver de Minotauro en traje de arlequín, el telón que el pintor donó a la ciudad  en 1965, a raíz de la muestra de Picasso y el teatro. Fue un encargo del Gobierno francés para 14 de julio, obra de Romain Rolland que celebraba la primera fiesta nacional del Frente Popular en 1936. Picasso hizo pintar la tela de 8,3 x 13,25 metros a partir de un guache que ya tenía hecho. Un cartel mitológico que adquiere dimensión política por el contexto.
Anabelle Ténèze, directora del centro, nos explica el trasfondo: "El gesto tiene su significado; Picasso conoce bien Toulouse, ha dado dinero para los exiliados españoles y para el Hospital de Varsovia", un centro sanitario fundado en 1944 para atender los refugiados. Explica la ironía de la donación a la capital del exilio español: "El compromiso de Picasso era con la República española, no con el Frente Popular francés, que no apoyó decisivamente a su homónimo español, al no enviar tropas".
Hay que destacar la honestidad de la muestra al relatar la acogida francesa a los republicanos. No se oculta el sufrimiento en las playas "sin agua potable, durmiendo al raso". Nuestra guía recuerda que "el decreto que permitió internar en campos de concentración  (nombre oficial) a los refugiados españoles es de 1938, de un gobierno del Frente Popular que los calificará como "indeseables".
En el campo de Perpiñán estuvo internado Antonio Clavé, cartelista de la República. Uno de los autores de los que se exponen obras hechas en los campos. Es una de las decenas de artistas cuyas obras comparten las tres plantas del Matadero con una treintena de picassos. El malagueño vivía en París desde principios del siglo XX y se volcó con los llegados del 39. Donaciones propias, presencia en comités de ayuda o simplemente el aval de su nombre dan constancia de su solidaridad...
Iñaki Gil. Toulouse. El Mundo, viernes 15 de marzo de 2019

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