La Marsellesa |
En esta sala, dos tabiques de madera con ventana separan a las restauradoras de los turistas y curiosos que visitan este monumento nacional. Se decidió restaurar las obras in situ porque eran demasiado frágiles para ser trasladadas a otro lugar para su restauración.
Sí se pudo trasladar el cuadro La Apoteosis de Victor Hugo de Guillaume Dufaube, que evoca el funeral del escritor francés en 1885 bajo el Arco de Triunfo. El cuadro está siendo restaurado en un estudio. El busto en mármol del rey Luis Felipe de Francia, dañado con pintura, ya ha sido limpiado y está expuesto al público.
Los más curiosos se asoman por la ventana que hay en los tabiques para ver los avances en las obras de restauración de la maqueta del Arco de Triunfo y del vaciado de escayola del Genio de la Patria, los más dañados durante el asalto de los chalecos amarillos.
Dos restauradoras tratan de recomponer la maqueta del Arco del Triunfo, realizada en 1938 por el arquitecto Georges Chedanne, como si de un gran puzle se tratara. La maqueta tiene un gran agujero. Pequeños pedazos de yeso, algunos del tamaño de una uña, reposan sobre bandejas a la espera de que las restauradoras encuentren el lugar que les corresponde. Un auténtico rompecabezas.
Nadie trabaja en estos momentos en la restauración del molde de yeso del Genio de la Patria, una reproducción de una de las figuras que forman parte de la célebre obra de François Rude La Partida de los Voluntarios, también conocida como La Marsellesa.
Este altorrelieve representa el genio de la Libertad con la figura de una mujer alada, con gorro frigio o capucha cónica, lanzando un grito de alerta ante la invasión enemiga y que invita al pueblo al combate blandiendo su espada.
Las restauradoras convertidas en cirujanas plásticas del mundo del arte, quieren devolver al Genio de la Patria el rostro que tenía antes de que los chalecos amarillos le partieran la cara. El rostro desfigurado de esta mujer, con la mejilla y ojo derecho arrancados, se convirtió en un símbolo de esa furia amarilla que no tiene respeto por nada ni nadie.
Ni siquiera por los grandes monumentos nacionales.
Beatriz Juez. El mundo, miércoles 27 de marzo de 2019.
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