Dénislamisme, denislamismo, denegación del islamismo. Palabro del momento en un París sobresaltado por el asesinato de cuatro funcionarios a manos de un informático del servicio de vigilancia a terroristas. Jueves pasado. El ministro de Interior se pilló los dedos:"No dio el menor signo de alarma o de dificultades de comportamiento", dijo Castaner. La investigación, a la fiscalía criminal.
Sábado. Los hechos reportados por el fiscal antiterrorismo al cargo ya del caso lo dejan en ridículo: Un "converso radicalizado en contacto con salafistas". Lunes, el director de Le Figaro, Aléxis Brézet, firma el editorial de la portada: Para acabar con el denislamismo. Cito:"Si no vimos venir lo que se tramaba en Jefatura es porque no quisimos. Y si no lo vimos es porque en Francia somos víctimas de un extraño mal muy virulento en administraciones, gabinetes ministeriales y redacciones. Una enfermedad del espíritu, ceguera voluntaria, a la que, si queremos combatir, habrá que llamar por su nombre: denislamismo".
Ponía ejemplos. El último: Refugiado afgano al que se negó asilo ataca con un cuchillo a quienes esperaban el bus. Fue el 31 de agosto en la periferia de Lyon. Un muerto y ocho heridos. El relato policial es siempre el mismo: desequilibrado, se le fundieron los plomos, locura. En segundo plano islamista. Pero, no estaba fichado...Vamos, para que te consideren terrorista islámico en Francia tienes que ir en chilaba a la mezquita y tener el ordenador lleno de ejecuciones del IS. Si no, eres un pobre loco.
Brézet achacaba la patología al "catecismo denislamista escrito por la vanguardia islamo izquierdista en guerra abierta con nuestra cicilización". Horas después le rebatió Laurent Joffrin, director de Libération. "Acusación absurda. Apunta no a una supuesta pusilaminidad en la lucha contra el terrorismo islámico sino al rechazo a englobar a todos los musulmanes en el movimiento islamista, que no es más que una minoría". Ayer en el homenaje a los muertos, Macron pareció darle la razón a este último. Combatimos "no una religión sino su desviación que lleva al terrorismo". Pero añadió: Para luchar contra "la hidra islamista". sólo las instituciones no bastan". Por eso, "nos toca construir un a sociedad de vigilancia". Los ciudadanos deben "detectar en la escuela, el trabajo y los lugares de culto...pequeños gestos" que delatan al prototerrorista.
Para empezar, opina la cuadrilla, una limpieza en los servicios de información. Y llamar terrorista al terrorista. Sin tener en cuenta su fe.
Iñaki Gil. El Mundo, miércoles 9 d octubre de 2019
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