De la fantasía a la austeridad. París ha demostrado que el concepto tradicional de tendencia está cada vez más obsoleto. En la Semana de la Moda de París -clausurada el martes- se han visto tules, crinolinas y encajes victorianos junto americanas austeras, pantalones de pinzas y faldas plisadas. Hay mujeres burguesas, hadas de cuento, faraonas góticas, uniformes de ejecutiva y alusiones a las Meninas. Con este panorama resulta imposible predecir el estilo que triunfará la próxima primavera. Aunque en tiempos de prendas virales, colaboraciones sorpresa y shows que parecen (y son) superproducciones, quizás eso sea lo de menos.
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Moda dieciochesca en la semana de la Moda de Paris. |
Versalles 5.0. Una de las tendencias más sorprendentes que ha recorrido la semana de la moda toma como referencia a María Antonieta y, en general, toda la ampulosa indumentaria dieciochesca. Aparece en Balenciaga, donde Denma Gvasalia hizo un pequeño guiño al final de su desfile incluyendo varios vestidos en terciopelo con miriñaques monumentales; y en Rick Owens, que viste sus tecnofaraonas con cancanes plisados o de látex. J. W. Anderson, director creativo de Loewe, vuelve la vista hacia los Países Bajos y decora sus piezas de encaje con polisones que funcionan como una evolución de los cinturones con ala que lanzó hace un par de años y que tantos éxitos le granjearon. Pero sin duda el más literal en la interpretación historicista de este vestuario fue Thom Browne que jugó a mezclar tejidos y algunos patrones de sastrería masculina con guardainfantes. Como ejercicio visual, este retorno a la mujer encorsetada y constreñida por una silueta cincelada con estructuras de metal siempre es eficaz por lo teatral del atuendo. Pero si esa tendencia esconde un mensaje más profundo -la fascinación por la mujer que sacrifica su libertad por encajar en un canon de belleza- entonces sería mejor no trasladar el pasado al presente...
C. Mañana/L. García. París. El País, sábado 5 de octubre de 2019
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