La torre de la Carraca, la torre norte de la fachada del Obradoiro. Foto de Paco Rodríguez |
Con alrededor de 75 metros de altura, la construcción se sitúa en el lado norte de la fachada del Obradoiro. Se trata de la torre izquierda, mientras que su gemela, la de las campanas, se sitúa del lado derecho del templo. Durante mucho tiempo, el enorme instrumento musical que albergaba se utilizó durante la Semana Santa para sustituir el sonido de las campanas, como símbolo de duelo por la muerte de Cristo.
Son pocas las ciudades españolas en las que este instrumento sigue sonando. Santiago, sin ir más lejos, había perdido esta tradición hasta que, en el año 2010, se retiraron los restos de la vieja carraca, que llevaba medio siglo inutilizada -hoy reposa en el museo de la Catedral- y se instaló una copia exacta hecha de madera de carballo gallego y en forma de cruz. Sus brazos miden más de dos metros de largo cada uno.
En este sentido, José Carro Otero, presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia y un gran conocedor de la historia de la ciudad, destaca las curiosas características de esta torre, que, pese a no aparentarlo, cuenta con un primer cuerpo de estilo románico. "El ptimer tramo por debajo de las campanas, fue lo primero que se construyó en el siglo XII y es de estilo románico. Lo que pasa es que cuando se hizo la parte de arriba se optó por ponerle una solapa que tapa los arcos propios de esta época para que toda la torre pareciese barroca. Como quien le pone un parche a una chaqueta", explica.
Sin embargo, la relevancia histórica de esta construcción va mucho más allá de su arquitectura. Todo indica que su intervención fue clave en la victoria de las tropas españolas contra los soldados napoleónicos en al ciudad.
El propio Carro Otero destaca lo ocurrido el día 23 de mayo del año 1809 durante la llamada batalla del Campo de la Estrella. "Las tropas napoleónicas entraron por la zona norte mientras que las españolas lo hacían por el sur. Cabe destacar que muchos de ellos eran labradores, que apenas iban armados con herramientas de la granja y alguna escopeta de caza. Sucedió que los franceses confundieron el sonido de la carraca con el ruido que generaban los zuecos de cientos de campesinos corriendo, por lo que acabaron huyendo", explica.
El doctor aprovecha para aportar algunos datos que dan fe de la importancia histórica de esa victoria. Asi, explica que durante su estancia en Compostela, los franceses, "que tenían a gente infiltrada que les informaba de donde estaban escondidas las joyas compostelanas", se dedicaron a saquear todo tipo de bienes, tanto de la Catedral como de los conventos cercanos. "Legaron a sacar de Santiago más de 40 carros de bueyes repletos de plata. En uno de ellos iba un botafumeiro", asegura.
Gracias a la resistencia española y a la imprescindible carraca de la Catedral, muchos de esos bienes pudieron ser recuperados aunque buena parte de ellos ya habían sido fundidos y convertidos en lingotes "con los que los franceses pagaban a sus soldados".
Andrés Bernárdez. El Correo Gallego, viernes 31 de julio de 2020.
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