viernes, 14 de agosto de 2020

Blanca Li: Le bal de Paris

Blanca Li
Los Teatros del Canal llevan ya unos meses en plena mutación. La coreógrafa Blanca Li (Granada, 1964), su directora artística desde el pasado octubre, es la encargada de liderarla. Su figura se presenta como una síntesis de las dos etapas previas en este macrocentro escénico, las cuales dibujaron un contrate casi irreconciliable. Boadella apostó por lo popular. Rigola, en cambio, impulsó la experimentación. Li, en su despacho en el teatro madrileño, explica a El Cultural que ambos polos son compatibles en un espacio con tantas posibilidades. "Yo estoy por la diversidad, la apertura y la calidad. Lo mío es el mestizaje, el melting pot . He trabajado en cine, circo, con flamencos, contemporáneos, clásicos, hiphoperos... ¡Hasta con robots!"--- Y añade: "lo que me gusta es mezclar tradición y vanguardia, diversidad y locura".
Su carrera, en efecto, es un alarde de eclecticismo. Desde su querencia por la danza urbana y el flamenco, ha colaborado, por ejemplo con directores de cine como Almodóvar y Michel Gondry y con celebrities como Beyoncé y McCartney-

P.- La mayor parte de esta travesía la ha desarrollado fuera de España.Tuvo que marcharse por falta de oportunidades. Su intención es paliar ese problema que padeció en sus carnes. ¿Cómo aplicará esa defensa de la creación total?
R.- Los Teatros del Canal tienen tres salas, un potencial enorme para combinar propuestas muy diferentes, desde lo más vanguardista a lo más clásico, incluyendo todas alas artes escénicas: teatro, danza, circo... La idea es que el público de toda clase y condición, tenga donde elegir y se le incite, además, a descubrir disciplinas por las que antes no había sentido ningún interés. Quiero que esa atractiva programación salga en buena parte de compañías nacionales, sobre todo madrileñas, que tengan en el Canal su csa, un lugar donde crear y exhibir. El Centro Coreográfico que cuenta con nueve estudios, algo que no he visto en ningún teatro de Europa, ya acoge a treinta compañía. Espero también ayudar a que después de que estrenen en El Canal luego puedan difundir su idea por todo el mundo. Lo mismo con el teatro.
P.- En cualquier caso, de no haberse ido a Francia, todo habría sido muy distinto.¿Qué el debe a ese país?
R.- Pues precisamente eso, las pequeñas cosas que son clave para empezar a sacar la cabeza: un espacio donde ensayar y mostrar tu trabajo. Los comienzos en la vida artística son especialmente duros. Es cierto que siempre estás instalada en la incertidumbre, que nunca sabes si tu próximo espectáculo va a tener éxito o no... pero el inicio es lo más difícil. No tienes contactos ni acceso a los directores de los teatros. 
P.- Supongo que sigue yendo mucho por allí...
R.- Sí, claro, sigue siendo mi casa también, aunque ahora esté volcada en Madrid. La relación con la ciudad continúa siendo muy estrecha. Voy y vengo. 
P.- Qué mala suerte empezar asi, ¿no?
R.- Bueno, es la vida...circunstancias que te tocan. Lo importante es abrir cuanto antes, para que os artistas tuvieran trabajo y el público volviera a soñar (El Canal fue teatro pionero en la apertura de puertas con el festival Madrid en Danza). No tenía mucho sentido que pudiéramos  agruparnos en aviones  y terrazas, y no en los teatros. Debemos volver a la vida...
P.- ¿Y en le plano creativo tuvo tiempo de adelantar algo de sus coreografías?
R.- Llevo dos años preparando mi nueva pieza . Como es un espectáculo que recurre a la realidad virtual, todo lo relacionado con esta si que lo hemos podido avanzar. El equipo estaba desperdigado por todo el mundo pero nos reuníamos por internet e íbamos tomando decisiones, dándole forma.  
P.- Supongo que se refiere  a La viuda alegre. el que está inspirado en la famosa opereta de Franz Lehár.
R.- Sí, ahora se va a llamar Le bal de Paris...

Alberto Ojeda. El Cultural, 31-7-2020

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