lunes, 17 de agosto de 2020

Deconstrucción de una infamia

Una de las animaciones del documental La familia Samuni
Lo justo sería lo fácil para el documentalista italiano Stefano Savona: denunciar la masacre cometida por la 84ª Brigada de Infantería Givati en el barrio Zeitoun, en la Franja de Gaza, como parte de la operación Plomo Fundido entre diciembre del 2008 y enero del 2009, causando la muerte de 29 miembros de la familia Samouni, agricultores asentados allí desde hacía décadas y que jamás habían tenido relación con Hamás, Al Fatah y la yihad, algo que los isralíes sabían. Una vileza que vuelve a sacarnos los colores a quienes a un puñado de miles de kilómetros asistimos, día sí y día también, al atropello humanitario que el sionismo comete en Palestina ante la indiferencia del mundo. Savona, a través de un superviviente cuenta que entre los actores de la carnicería, había mercenarios rusos y árabes. Israel, presionado ante la repercusión del incidente, promovió una comisión de investigación cerrada en falso, como era previsible. Pero La familia Samuni no va tanto sobre eso como acercarse a la propia familia desde entonces.
Combinando el entorno desolado que les queda a los Samuni, con sus casas y sus huertos destruidos después del descomunal ataque y bombardeo, que Savona recoge con una cámara desnuda y sin artificios -dotando de verdad a unas imágenes que parecen arrancadas de un informativo, tomadas entre los años 2009 y 2010, aunque evita fecharlas-, para la reconstrucción del suceso y otros apuntes oníricos recurre al artista gráfico Simone Massi, que hace animación manual, para con ayuda de otros dibujantes y un inteligente uso del sonido, para recrear varias secuencias que conforman una narración paralela con los recuerdos de los protagonistas. No hay pretensiones de pancarta, ni eslóganes de laboratorio, ni reproches directos a los responsables de la masacre. Basta con escuchar a la niña protagonista, a su madre, a su hermano, a sus primos, para entender la dimensión del drama. Fieles a su pasado de indiferencia política, no desean que nadie se apodere del funeral, pero vemos como el pequeño tiene una meta, convertirse en mártir de la causa para estar junto a su padre. Suficiente.

Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, sábado 27 de junio de 2020

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