Hôtel-du-Cao-Eden-Roc |
"A mitad de camino entre Marsella y la frontera italiana se encuentra un magnífico hotel de fachada rosa que se erige majestuosamente sobre la deliciosa costa de la Riviera. Un reducido clan de gente famosa y elegante ha escogido aquel lugar para pasar allí sus vacaciones", apunta Francis Scott Fitzgerald. Es 1925. Se acaba de publicar El gran Gatsby y el escritor describe un imponente edificio de 1870, la antigua Villa Soleil, cuya primera vocación fue ser refugio para escritores en busca de inspiración y, más tarde, convertido en hotel de lujo, pasó a ser el patio de recreo de casa reales, políticos y estrellas de cine en la Costa Azul. El Hotel du Cap-Eden-Roc sigue ahí, a un paso de Antibes, en el cabo del mismo nombre.
Desde las ventanas y los balcones se ve la bahía, a la izquierda y, de frente, el Mediterráneo. Antes de toparse con la mancha azul, los ojos avistan otro mar, hecho de pinos, como gigantes sombrillas. Alguien los ha contado. Son 500. Dentro, las cretonas de flores alegres visten las cortinas. Los sofás tienen fundas de la misma tela en los brazos y en todo el mobiliario reinan los luises, sobre todo XV y XVI. En otro lugar sería "cosas de la abuela". Aquí relajan la apabullante belleza de la estancia para hacerla familiar. El escritorio de madera exótica y remaches en bronce da la espalda a las vistas. Es como si, convocadas las musas no quisieran que se escaparan de la habitación. Fiztgerald está escribiendo Suave es la noche, aunque tardará aún unos años en terminarla. Es feliz aunque hay un alcoholismo latente. Zelda incuba una esquizofrenia. El matrimonio va acompañado de su hija, Scottie, de tres años. En la novela el hotel Cap-Eden-Roc es el Hôtel de Gausse en la Riviera francesa. Dick y Nicole Diver son los personajes principales. Están inspirados en Gerald y Sara Murphy, un matrimonio de ricos expatriados estadoudinenses. Habían comprado una villa al lado del hotel, convencieron al propietario de entonces para abrir en el verano de 1923 y convocaron a su pandilla. Hablamos de Ernest Hemingway, John Dos Passos, Fernand Léger, Jean Cocteau, Archibald MacLeish, John O'Hara o Dorothy Parker. Los Fitzgerald se apuntan en los años siguientes...
Las 118 habitaciones, las suites del hotel y sus dos villas privadas están preparadas para celebrar sus 150 cumpleaños. Abrió sus puertas como centro turístico de invierno en 1870 bajo el nombre de Grand Hòtel du Cap d'Antibes...Es un hotel del siglo XIX que parece un establecimiento del siglo XIX. Es parte de su encanto. Es más longevo que el Ritz de París (1808) o el Savoy de Londres (1889). Hasta 2006 no se admitían tarjetas de crédito. El pago era en efectivo o por transferencia. Durante años el móvil estaba prohibido en la piscina, no había televisiones ni minibar en las habitaciones...
Aquí uno no se aloja, veranea. La estancia mínima en julio y agosto es de cinco días.Se encontrará con muchas familias estadounidenses, algunas rusas o francesas y pocas españolas. Las reservas se hacen de año en año. Otra cosa es junio, cuando los chicos del cine toman Cannes. Entonces se convierte eun una fortaleza contras los paparazzi. Un día, la fiesta de Vanity Fair y al día siguiente, la fiesta de recaudación contra el sida. Durante los últimos 11 años , la gala anual amFAR, con sus mil invitados, se ha celebrado en sus jardines. El resto de la temporada -abre de abril a octubre- es un refugio discreto, aristocrático y apacible...
Jesús Cano. XLSemanal, 5 de julio de 2020
Las 118 habitaciones, las suites del hotel y sus dos villas privadas están preparadas para celebrar sus 150 cumpleaños. Abrió sus puertas como centro turístico de invierno en 1870 bajo el nombre de Grand Hòtel du Cap d'Antibes...Es un hotel del siglo XIX que parece un establecimiento del siglo XIX. Es parte de su encanto. Es más longevo que el Ritz de París (1808) o el Savoy de Londres (1889). Hasta 2006 no se admitían tarjetas de crédito. El pago era en efectivo o por transferencia. Durante años el móvil estaba prohibido en la piscina, no había televisiones ni minibar en las habitaciones...
Aquí uno no se aloja, veranea. La estancia mínima en julio y agosto es de cinco días.Se encontrará con muchas familias estadounidenses, algunas rusas o francesas y pocas españolas. Las reservas se hacen de año en año. Otra cosa es junio, cuando los chicos del cine toman Cannes. Entonces se convierte eun una fortaleza contras los paparazzi. Un día, la fiesta de Vanity Fair y al día siguiente, la fiesta de recaudación contra el sida. Durante los últimos 11 años , la gala anual amFAR, con sus mil invitados, se ha celebrado en sus jardines. El resto de la temporada -abre de abril a octubre- es un refugio discreto, aristocrático y apacible...
Jesús Cano. XLSemanal, 5 de julio de 2020
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