Antes de los acontecimientos de mayo de 1968, Pierre Viansson-Ponté, redactor jefe del periódico Le Monde, publicó un artículo premonitorio titulado Francia se aburre. Hoy, sobre todo tras un año de agitación semanal a cargo de los chalecos amarillos, seguido de las duras huelgas desde el 5 de diciembre de 2019 hasta febrero de 2020, que prácticamente paralizaron el país, podemos decir que Francia está indignada. Nadie está satisfecho, ni los ricos ni los pobres. Hay tanto malestar que los sindicatos que estaban debilitándose, han recobrado fuerza y han rechazado todas las reformas que presentaba el Gobierno de Macron. La Francia de abajo, como decía un antiguo primer ministro, ha dejado de apoyar las políticas del presidente. Una Francia de ocho millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza. Y que protesta, grita y reclama justicia.
La aparición de la covid-19 acabó de paralizar una economía que no iba bien. Tras la crisis sanitaria (que aún no ha terminado) ha llegado una crisis económica de gran alcance. A los tres millones de parados que había antes de la llegada del virus, se han sumado cientos de miles más (246.100 en marzo).
Desde las primeras revueltas de los chalecos amarillos en octubre de 2018, hay una cosa innegable: el Estado francés carece de autoridad. Es un Estado débil. Con una policía deprimida. Con una gendarmería exhausta. El orden republicano no siempre está garantizado
El pasado 23 de junio, unos manifestantes ecologistas se encadenaron a la verja del Ministerio del Interior para protegerse de la violencia policial; otros se subieron a ella para colgar una pancarta contra Macron y el ministro. La policía no pudo impedir que pintaran de rojo la entrada del ministerio que, en teoría, garantiza la seguridad y el orden. Los agentes están descontentos y arrojaron las esposas al suelo en señal de protesta...
La muerte de George Floyd, el 25 de mayo en Minneapolis, sirvió que la comunidad negra de Francia recordara el fallecimiento, en 2016, del joven francés Adama Traoré, de 24 años, mientras la policía le interrogaba. Dentro de la oleada mundial, salieron 20.000 manifestantes para protestar contra el racismo en el país y acusar a la policía de tener un comportamiento excesivamente violento e incluso racista...
Esta es al Francia actual, llena de ruido y furor y con presidente inteligente, sin duda, pero que no tiene experiencia... Emmanuel Macron pasó de la Escuela de la Administración al Banco Rothschild, de ahí al Elíseo, con François Hollande, y después, tras lanzar el movimiento En Marcha, fue elegido presidente de la República. No tiene suficiente experiencia de la vida ni ha pasado las adversidades que forjan a un hombre. Es un tecnócrata que intenta dirigirse al pueblo pero no lo oyen...
Tahar Ben Jelloun. El País, martes 14 de julio de 2020
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