domingo, 19 de septiembre de 2021

El envite definitivo por Simenon

Georges Simenon

Hay una anomalía en la literatura en español llamada Georges Simenon. Autor al que el adjetivo de prolífico se le queda corto, narrador innagotable, traducido, imitado y adaptado hasta la saciedad, en España y América latina no encuentra la comunidad de lectores que expertos y editores creen que se merece. La pasión por una obra inabarcable, dos editoriales con poder prescriptor, la amistad entre dos editoras y, por qué no decirlo, la necesidad, se han unido para darle una nueva oportunidad al padre del comisario Jules Maigret. A finales de octubre, Acantilado y Anagrama publicarán el primer fruto de su proyecto conjunto para sacar de la sombra al que André Gide consideraba "el novelista más grande y más auténtico". Y lo harán, como ha podido saber este diario, con una nueva traducción de tres novelas -Tres habitaciones en Manhattan (1946), El fondo de la botella (1949) y Maigret duda (1968)- que reflejan la capacidad poliédrica del autor belga, un creador inclasificable, destructor de etiquetas, casi inabordable.

Dice su principal biógrafo, Pierre Assouline, que asomarse a la vida de Simenon (Lieja, Bélgica 1903- Lausana, Suiza, 1989) es una misión peligrosa. Por lo visto, hasta ahora, editarlo también. Autor de 191 novelas, 75 de ellas protagonizadas por Maigret, y un número indeterminado de relatos entre 1931 y 1972 -año en el que decide retirarse y dedicarse, en esencia, a dictar apuntes biográficos-, Simenon trabajaba en el periodismo desde los 16 años y antes de los 27 ya había triunfado con más de 1.000 historias de aventuras y otros géneros firmadas como George Sims, Jean du Perry y al menos otros 15 seudónimos más. Una bestia literaria.

Este proyecto, que se inició hace dos años, es hijo de otros anteriores que quedaron por el camino. Tusquets lo intentó en los noventa y publicó más de medio centenar de libros entre lo que se ha llamado roman dur y novelas protagonizadas por Maigret. El editor Joan Vallcorba cogió el testigo en Acantilado e intentó desde 2012 aplicar al belga la magia que le había funcionado con Stefan Zweig y otros éxitos. El resultado fue una edición exquisita, títulos bien elegidos pero pocos lectores. El tiempo se acababa y la editorial buscaba una solución. "Por desaliento no ha sido en ningún caso. Cuando adquirimos los derechos hicimos un contrato por toda la obra, que es ingente. El tiempo de derechos de explotación es breve si tenemos en cuenta el volumen de la obra contratada", explicaba por teléfono el pasado martes Sandra Ollo, editora y directora de Acantilado. John Simenon, Johnny, hijo de Georges y propietario de los derechos, quería repetir en España el enorme éxito que ha tenido en Italia de la manos de la editorial Adelphi, propiedad del grupo Feltrinelli, dueños también de Anagrama, que entra sí en escena.

"Lo que sí queríamos dejar claro a Johnny es que nosotros no teníamos ningún interés en que todo el trabajo de Acantilado hasta ahora fuera baldío", comentaba por teléfono el jueves Silvia Sesé, editora de Anagrama. "No nos interesaba para nada empezar de cero. Ellos tienen toda la experiencia en el estilo del texto. En el tono. Prefería no competir con algo que estaba muy bien hecho y unir esfuerzos que era más rentable y divertido". La editorial fundada por Jorge Herralde provee a la asociación, además, de una distribución más sostenida en América, territorio en el que tampoco ha triunfado Simenon. "Anagrama aporta un amplio nicho de lectores que no ha llegado a Simenon a través de nosotros", reconoce Ollo.

Con el estilo que dan las traducciones de Acantilado, la calidad literaria del proyecto estaba garantizada. "Teníamos la sensación de que habíamos topado con techo de lectores que nos estaba siendo muy difícil de franquear. Aportamos todo el conocimiento de la obra de Simenon. Hemos logrado una voz, una traducción. Desde el punto de vista intelectual le habíamos dado la finura literaria que se merece", comenta Ollo. Faltaba, coinciden las dos partes, darle una imagen "diferente, más fresca" y de ahí los diseños de las portadas a cargo del estudio Duró, con ilustraciones de María Picasso, más coloridas, que huyen de los arquetipos de la novela negra...

Juan Carlos Galindo. Madrid. El País, 28 de agosto de 2021.

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