El punto de partida de este viaje es Hendaya, a media hora en coche desde San Sebastián. Con tres kilómetros de longitud y un babel de sonidos franceses, españoles y vascos, es el arenal más largo de la costa y por eso tiene mucho tirón. Enfrente queda la playa de Hondarribia y ambas perfilan la bahaía de Txingudi, una reserva natural entre el mar y la montaña (aquí comienzan a despuntar los Pirineos Atlánticos) que da para todo: vela, buceo, kayac, piragua , surf...
Este trayecto costero hay quien lo hace caminando por el llamado Sendero del Litoral, que arranca en San Sebastián y acaba en Bidart: 54 kilómetros en total que se pueden cubrir por etapas, atravesando reservas naturales, playas y pueblos. Hay otra posibilidad más cómoda, en coche, ya que parte de esta ruta pedestre discurre paralela a la carretera de La Corniche, que también es toda una experiencia.
Y de la tierra al cielo, con un castillo que casi se asoma a los acantilados: el Chàteau Abbadía de Hendaya, del siglo XIX, que esconde un observatorio y museo astronómico construido por Antoine d'Abbadie, un curioso personaje, muy viajado, al que le dio por proyectar catálogos de estrellas a la vez que alimentaba una biblioteca única. A su muerte legó este castillo neogótico a la Academia de las Ciencias...
Maria José Díaz de Tuesta. El Viajero. El País, sábado 11 de septiembre de 2021
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