domingo, 5 de septiembre de 2021

Un nuevo colaborador en "leer y tejer"

"El cantante de slam y letrista francés Grand Corps Malade dijo en una de sus poesías cantadas (Rencontres, 2005) que la nostalgia es « la fiancée des bons souvenirs qu’on éclaire à la bougie », o sea, traducida al español « la novia de los buenos recuerdos que se alumbra a la luz de las velas ».

Esta cita me parece la más adecuada cuando recuerdo aquel año. Algunos piensan que es un veneno la nostalgia pero no lo creo. Gracias a ella y a su novia, « los buenos recuerdos », sigo manteniendo relaciones estrechas con Carmen. Pero no cumplo con mi deber pues no me presenté ni expliqué cómo y cuándo Carmen y yo nos conocimos.

Me llamo Jordan, tengo veintinueve años y soy francés. Soy profesor de español desde 2015. Hice mi primer año de enseñanza en Angers, una ciudad del oeste de Francia, en la que terminé mi carrera universitaria y como la gran mayoría de los docentes jóvenes que acaban de aprobar la oposición, me enviaron a las afueras de París en un colegio de seiscientos alumnos de Clichy-sous-Bois, una ciudad situada en el departamento más pobre de la metrópoli. Con lo cual llevo seis años viviendo en las afueras de París.

 Con Carmen apenas nos vimos un año, 8 meses para ser preciso. Pero nuestra relación es mucho más compleja y bella de lo que parece. Nos conocimos el primero de octubre de 2013. En aquella época, yo acababa de llegar a Santiago de Compostela como assistant de francés en el IES Eduardo Pondal. Quería ser profesor de español en Francia y no podía imaginar llegar a serlo sin haber pasado un año en España. Cuando les dije a mi familia y a mis amigos que iba a vivir un año en Santiago de Compostela, no lo comprendieron mucho. No es que no quisieran que me fuera a vivir lejos, sino que no entendían la elección de esta ciudad. Entonces, ¿por qué escogí Santiago de Compostela? Pues en la universidad, tuve varios lectores que venían de Santiago de Compostela y que nos habían alabado los méritos de una ciudad agradable aunque lluviosa, bastante estudiante y dinámica, llena de historia y de una comunidad autónoma extraordinariamente bonita que hacía pensar en la Bretaña francesa. No necesitaba más argumentos. También me encantó la idea de escoger una ciudad en la que nadie habría pensado, lejos de todos los tópicos de España. 

Cogí mi mochila y me fui a vivir a una ciudad que no conocía para nada, para una experiencia también desconocida. Pero llegué con ánimo y ganas. Quería mejorar mi español, aprender la profesión de profesor y ver si me gustaba enseñar a alumnos.

 Creo que puedo decir que se cumplieron mis objetivos y más: me fui de Santiago de Compostela con una cosa que nunca hubiera imaginado: una mentora y amiga. Carmen. Cuando llegué a Santiago, no conocía a nadie y nunca había enseñado a alumnos pequeños. Ella me hizo visitar la ciudad, me habló mucho de ella y sobre todo se fio de mí. No me conocía, no sabía muy bien cómo me las iba a arreglar con los niños y sin embargo, me dejó mucha libertad. Hasta me hice cargo de varias clases de alumnos de primero de bachillerato. Gracias a ella, pude darme cuenta de que me gustaba enseñar y me permitió ganar confianza. 

Aquel año, Carmen organizó un viaje a París con Elia, otra profesora de francés de Eduardo Pondal con la que me llevaba muy bien. Me hicieron el honor de invitarme. Era mi primer viaje escolar como acompañante. Fue una experiencia inolvidable. Me permitió ver cómo se organizaba un viaje escolar y el trabajo enorme que necesitaba antes y durante. Cuando por fin llegué a ser profesor de español en Francia, me decía « yo también quiero organizar un viaje como lo hicieron Carmen y Elia ». Me acuerdo que durante mi primer día en Francia como profesor me dije « Espero que mi amor por la lengua y cultura española se vislumbre tan bien como el de Carmen por Francia ». 

Resulta obvio que Carmen fue como una mentora durante mi año de assistant de francés. No obstante, no se limitaron a esto su papel y nuestra relación. Tejimos una relación mucho más que profesional. Ella se volvió una amiga y una figura materna que me permitió aceptar mucho mejor la lejanía con mi familia. Me llevaba a conciertos de jazz cada semana, me invitó a su casa, hablábamos de nuestra familia y de asuntos personales, nos regalábamos libros y ella sigue haciéndolo. En resumen, compartíamos mucho más que el trabajo. 

Hasta hoy en día, y aunque no nos escribimos de manera regular, seguimos compartiendo e intercambiando. 

Carmen ya no es mi tutora ni mi colega. Es una amiga a la que nunca podré agradecer lo suficiente. Por lo tanto, aprovecho la ocasión para anunciarle que me voy a casar en un par de años y que me encantaría que ella esté presente. 

 En resumidas cuentas, me hace muchísima ilusión participar con humildad en este bonito proyecto que lleva a cabo desde hace ya varios años e intentaré estar a la altura de la calidad de su trabajo.

 Jordan Bequin. Rosny-sous-Bois, 5 de septiembre de 2021

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