miércoles, 15 de septiembre de 2021

Ángeles, seres celestiales y especiales

Cuando pienso en las representaciones de la Asunción de la Virgen veo la imagen de nuestra Señora rodeada de nubes y ángeles. No es exclusivo de esta escena no relatada en la Biblia y sin aparición en los templos hasta el románico. Arcángeles y querubines la acompañan en la Anunciación, en el portal de Belén, la huida a Egipto y en otros episodios en los que ellos acrecientan, con nombres propios o anónimos, el lado amable, jubiloso (y también doloroso) de la presencia de María en la tierra, apenas narrada en los Evangelios y más conocida por escritos apócrifos o transmitidos por tradición. 

Esos ángeles representan iconografías de lo más variadas. Incontable sería hacer listados según clases y funciones. Los hay con cartelas, lampareros, con instrumentos de la Pasión o simples cabezas aladas. No faltan ángeles músicos y, en carne mortal, ángeles silentes.

 En Santiago comenzando por la catedral, desde el baldaquino al órgano hay toda una colección. En el baldaquino son enormes figuras que sostienen, portan o llevan estandartes y escudos. En los órganos destacan los ángeles músicos. Uno toca el violonchelo, otros instrumentos de viento. No es casual ya que, en el momento de su factura, la capilla de música comenzaba su esplendor barroco con el maestro José de Vaquedano (1680-1711). A él se debe el uso constante de instrumentos de la época: violines y arpas, sacabuches, chirimias y dulzainas... su figuración no responde a modelos reales, sino ideados para decorar los órganos

Lo mismo pasa en San Martín Pinario. Ángeles de grandes dimensiones, de exuberancia barroca, se imponen en el retablo central que, a efectos musicales, sólo sirve de telón para el gran coro monacal. En los órganos magnos, en el de la epístola, muy rococó, también hay figuras de arcángeles y ángeles músicos; en el órgano del evangelio, dos ángeles tañen magníficos violines...

¡Aunque para ángeles los de San Miguel dos Agros! Están en cada rincón con gestos afables y sencillos. En el altar mayor figuran San Miguel, San Rafael y el Ángel de la Guarda. En la tribuna del órgano, casi se deja caer un gran ángel escorzado...

Volviendo al hilo musical, es obligado mencionar que en Santiago ocupan lugar destacado las terrenales voces de la Escolanía Ángeles de Compostela, que tanto cantan en latín como en húngaro o germano.

Ahora no se dejan ver, pero volverán a sonar en la liturgia de la catedral y en otros momentos especiales. Como especiales son todos los ángeles: decorativos, sonoros o silentes, alzados, caídos o ignorados.

Pilar Alén Garabato. El Correo Gallego, lunes 16 de agosto de 2021

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