lunes, 4 de octubre de 2021

Julia Ducournau. Cine a prueba de balas

Fotograma de Titane

Los perros se parecen a sus dueños. Las películas también. Igual que su nuevo filme, Julia Ducournau irrumpe como un huracán, dispuesta a arrasar con todo, sin miedo a lo que acabe llevándose por delante. Basta con enfrentarse a Titane, que llegará a los cines el  8 de octubre tras alzarse con la Palma de Oro en Cannes, para entrever la personalidad frontal de la directora francesa, que en las distancias cortas se revela jovial pero implacable, tan exuberante como hermética, envuelta en un atuendo negro entre solemne y canalla. Jefa de filas de un nuevo cine de género que ya ha revolucionado el panorama fílmico en su país (y parte del extranjero). Ducournau firma una película con una ambición colosal, orgullosa de sus imperfecciones, llena de giros desconcertantes y de escenas ultravioletas, de esas que obligan a apartar la mirada y provocan algún desmayo marginal, convenientemente exagerado por la prensa.

La protagonizan una asesina en serie fría como el metal, con una placa de titanio incrustada en el cráneo desde un accidente de tráfico que sufrió de niña, y un hombre dopado con esteroides que cree reconocer en su rostro aporreado al hijo que llevaba años tratando de encontrar sin éxito. Él quiere ser padre a toda costa, incluso si eso pasa por el autoengaño, mientras que ella siente terror al descubrir que un extraño ser está creciendo en su vientre. Titane dinamita todos los códigos del género, en todas las acepciones de la palabra. " En mi película, la feminidad no está donde uno la espera, como tampoco la masculinidad", decía Ducournau a finales de agosto, dando tragos a una copa de vino blanco y encadenando cigarrillos en una terraza parisiense, recién regresada de sus vacaciones en una isla griega. De ese relato abigarrado y excesivo, que incluye hasta una tórrida escena de sexo con un Cadillac (¡!), surgirá una improbable historia de amor. "Mis personajes encarnan dos mentiras de las que brota una verdad", resume...

Veintiocho años después de la neozelandesa Jane Campion, que se alzó con el premio por El Piano, en 1993,  Ducournau se convirtió así en la segunda mujer que conquistaba la Palma de Oro. Y la primera en hacerlo en solitario, ya que Campion la ganó ex aequo junto a Chen Kaige por Adiós a mi concubina. "Tuve la sensación de formar parte de un movimiento hacia el futuro, de estar subida a un tren en marcha", recuerda. "Pensé en la tercera mujer, en la cuarta y en la quinta que recibirán el premio. No se si Campion tuvo, en su día, la misma sensación, porque entonces pudo parecer que era solo una excepción. Yo, en cambio, me sentí el eslabón más en la cadena. Eso fue lo que me emocionó"...

Álex Vicente. París. El País Semanal, 11 de septiembre de 2021

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