jueves, 21 de octubre de 2021

El nacimiento de un nuevo mundo. Historia de la Revolución Francesa

El profesor Popkin (Iowa,1948) es un estudioso de la Revolución Francesa y de los cambios transcendentales que provocó, hasta el punto que esos cambios han configurado el sistema de valores de nuestras sociedades occidentales actuales, sociedades laicas, igualitarias, libres y democráticas. Este manual, bien escrito y escrupulosamente traducido por Ana Bustelo, será de gran utilidad para quienes quieran adentrarse en los recovecos de este período tan convulso de la historia de Francia y de Europa, período que comienza con la coronación de Luis XVI y que termina con la caída de Napoleón.

Por sus páginas aparecen y desaparecen los personajes más importantes del periodo revolucionario y, también, algunos secundarios, lo cual sirve para dar vida a la historia. Pues la historia no solo la hacen los grandes hombres sino, también personajes como Ménetrea, el vidriero, amigo y confidente de Rousseau, un sans culotte avant la lettre.

Saint-Just, guillotinado junto a Robespierre, fue uno de los artífices de esa época denominada el Terror. Diría, y con razón que "la fuerza de los acontecimientos nos ha llevado a hacer cosas que no habíamos previsto". Robespierre y Saint-Just, ¿eran unos asesinos en serie  como algunos los pintan? Desde luego que no. Pretendían la aplicación de la justicia a través del terror, infundiendo miedo a los ciudadanos que no acatasen los principios y las leyes de la revolución. Pero todo el entramado que organizaron, como se ve con amena claridad a través de las páginas de esta obra, se les fue de las manos y cuando quisieron darse cuenta ya no tenían la cabeza, físicamente, sobre los hombros. El curso imparable de la Revolución devoraba inmisericordemente  a sus propios hijos. La guillotina cayó sobre el cuello de Luis XVI, como afirmó Saint-Just, no por lo que había hecho sino solamente por el hecho de ser Rey.

La revolución francesa de 1789, fraguada durante el reinado de Luis XVI y en muchas ocasiones promovida por el propio monarca como la convocatoria de los Estados Generales, introdujo cambios transcendentales que todavía perviven. Como dijo Goethe. "Aquí y ahora comienza una nueva época del Mundo". Se instauro el Registro Civil; el Código Civil, también llamado Code Napoleón, de 1807 es la base de la sociedad francesa actual y también de la nuestra. La ley del divorcio es nada menos que de 1792 (la nuestra tendría que esperar más de un siglo, la primera en 1932 y la última de 1981). Se desmanteló el poder político de la Iglesia Católica, llegándose, al fin, en 1801 a la firma de un Concordato que declaraba que la religión católica era de la mayoría de los franceses, pero que no era la religión oficial del Estado. Se abolió la esclavitud -aunque fuera restablecida por Napoleón- proclamándose la igualdad racial en 1794; y se propició la evolución haitiana  y el nacimiento de la primera nación negra de la mano de su caudillo el general Toussaint Louverture.

Pero, como Popkin señala a lo lo largo de su obra, quizás el cambio más transcendental que introdujo la Revolución Francesa fue la proclamación de la Nación como sujeto de derechos. El abate Sieyès, eclesiástico exclaustrado como tantos otros durante este periodo, fue su gran artífice. Presidió la Conventión y perteneció al Directorio hasta que Napoleón se hizo con el poder absoluto de la Nación. Su objetivo era "fundir los diversos pueblos de Francia en uno solo y las diversas provincias en un solo Imperio"...

Jorge Trías. El Cultural, 8-10-2021

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