sábado, 27 de noviembre de 2021

Difícil tener coche en el centro de París

La crisis sanitaria y el siguiente confinamiento, han sido dos aliados de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, para hacer realidad uno de sus principales proyectos: París respira.

El objetivo final es imponer una disminución drástica de la circulación de vehículos en la capital e incitar a los parisinos a utilizar los medios de locomoción alternativos. 

Para los automovilistas se presenta complicado porque, además de disminuir el límite de velocidad a 30, para ofrecer "más seguridad y menos molestias sonoras", el ayuntamiento ha decidido mantener 21 carriles para bicicletas que se crearon tras el confinamiento con el fin de inducir a los parisinos a hacer más deporte.

A eso se suma el espacio vial que han recuperado cafés y restaurantes para instalar o ampliar sus terrazas más allá de las aceras, así como la voluntad del ayuntamiento de suprimir la mitad de las plazas de estacionamiento en las calles, unas 70.000, antes de 2026, y subir los precios de las que quedan...

La ambición de Anne Hidalgo no se acaba aquí. También ha creado las "calles de los colegios" que consiste en la peatonalización total o parcial de los alrededores de los colegios. Y en los sitios donde no sea posible, algunos vehículos podrán circular pero a baja velocidad dando siempre prioridad a los peatones sobre la calzada...

Las asociaciones de automovilistas insisten en los problemas que provocan estas medida a los diez millones de personas que viven en las afueras y que deben usar el coche para ir a París, solo por favorecer a una minoría que vive en la capital. Pero desde el ayuntamiento responden que no es normal que el 50% del espacio público esté acaparado por los coches, cuando solo un 13 % de los desplazamientos se realiza en automóvil.

Cuando Anne Hidalgo comenzó a gestionar la ciudad, existían 200 kilómetros de carriles bici, ahora hay más de 1000, y la epidemia ha servido de motor para acelerar esta tendencia.

El primer confinamiento llevó a la creación de 52 kilómetros para ciclistas que seguían el trazado de las líneas de metro para aligerar la concentración de personas en los transportes públicos. La solución para delimitar los carriles con pilones amarillo fluorescentes y bloque de cemento armado han contribuido a afear la ciudad y a dar argumentos a los que se oponen a la disminución del espacio para automóviles. Pero este verano el teniente alcalde  David Belliard, ha anunciado una inversión de 80 millones de euros para hacer permanente lo que parecía un sistema transitorio que estará listo para los Juegos Olímpicos del 2024...

Asunción Serna. La Voz de Galicia, 30 de agosto de 2021

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