jueves, 11 de noviembre de 2021

Mía es la venganza

Marie NDiaye

A Marie NDiaye (Pithiviers, 54 años) se la relaciona a veces, por su apellido, con África y su literatura, que acaba de ganar el prestigioso Goncourt de la mano de Mohamed Mbougar Sarr -ella también lo ganó, en 2009- y que,  a principios de octubre mereció además el Nobel recaído en Abdulrazak Gurnah. Nada que ver, replica ella. "He ido dos veces en mi vida a África", explica en el apartamento al que acaba de mudarse en el noreste de París. "Si yo hubiese adoptado el apellido de mi madre, que es Rousseau, y me llamase Marie Rousseau, estoy segura de que la lectura sería distinta. Se me ligaría menos  a África. Mi nombre da una indicación un poco falsa. 

Pero NDyaye, novelista y autora teatral con una de las obras más sólidas y más premiadas de las letras francesas contemporáneas, mantuvo el nombre de su padre, un hombre que abandonó el hogar cuando ella ni había cumplido un año y a quien vería en contadas ocasiones entre los 10 y los 19 años. Y de ahí nació el malentendido que, según confiesa, tampoco le molesta particularmente, pese a su inexactitud.

"Hace poco alguien me dijo que la magia y el misterio de mis libros venía de África", sonríe. "Pero a mí me influyeron los cuentos de Grimm y los mitos griegos. No conozco gran cosa de los cuentos africanos, pero como tengo la piel negra y me llamo NDiaye no se piensa en Grimm sino en África y en la magia".

Los misterios recorren la obra de NDiaye y también Mía es la venganza, su última novela, su última novela, que la editorial Gatopardo publica en castellano en traducción de Palmira Freixas; y Més Libres en catalán con el título La venjança és meva y traducción de Marta Marfany.

Hay novelas en las que la primera frase lo contiene todo, y esta es una. "Del hombre que, el 5 de enero de 2019, entró tímido, casi temerosamente en su despacho, la letrada Susane supo enseguida que ya lo había conocido, mucho tiempo atrás y en un lugar cuyo recuerdo le vino con tanta precisión, tanta brutalidad que tuvo la impresión de un golpe en la frente". Primer misterio: qué ocurrió años atrás, cuando era una niña y el otro un adolescente, entre la letrada Susane -Susane es su apellido, su nombre nunca lo conoceremos- y el cliente, Gilles Principaux. Segundo misterio: por qué la esposa de Principaux asesinó a sus tres hijos, motivo que lleva al marido a requerir los servicios de la abogada. 

La crítica, al publicarse en Francia, describió la novela como una mezcla  de thriller psicológico y novela social, pero es mucho más. Si es social, en ella las tensiones de clase no tienen ningún mensaje moralizador. Y si es un thriller -y el Burdeos brumoso que sirve de trasfondo crea un ambiente gótico y victoriano-, lo es de una manera peculiar, porque plantea enigmas sin solución...

Otro rasgo de su obra, y de esta novela en particular, es la voluntad de estilo. Cada frase y párrafo está en su lugar en un relato hipnótico en el que se entreteje lo que es y lo que pudo ser y la madeja no deja de enredarse a medida que avanza la trama. Que tenga a Javier Marías en su panteón literario no es una sorpresa. "Uno de mis libros contemporáneos preferidos y que he leído varias veces, lo que es raro, es Corazón tan blanco. Es magnífico", dice. "Creo que merece el Nobel"...

Marc Bassets. París. El País, lunes 8 de noviembre de 2021

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