lunes, 22 de noviembre de 2021

Jacques Audiard. París, distrito 13

La contundencia visual de Jacques Audiard (París, 69 años) casi no tiene rival en el cine europeo. Su talento para construir intimidad dentro de esas imágenes tampoco. Por no hablar de su olfato narrativo. Aunque se hiciera popular gracias a Un profeta (2009) y ganara la Palma de Oro con Deephan (2015), Audiard ya había afinado su obra con su segunda película, Un héroe muy discreto (1996), Lee mis labios (2001) y De latir mi corazón se ha apagado (2005), que contenían algunos momentos tiernos y sentimentales de los que bebe París, distrito 13. "¿Tú crees? No soy capaz de verlo porque no repaso mi obra. Cuando llegáis los periodistas y encontráis ecos de unas pelis en otras lo único que puedo hacer es asentir. Yo qué sé. Lo mismo sí las unen por mi fe en el amor romántico", responde socarrón en un salon de un hotel sevillano. Audiard está en la capital andaluza porque su último trabajo inaugura el festival de cine europeo de la ciudad, antes de llegar a los cines españoles en el primer trimestre de 2022. El cineasta gesticula divertido en el sofá: "En este desconocimiento sobre mi obra vivo mucho mejor".

El francés defiende que cada película le lleva a un camino opuesto al anterior, que cada filme nace de las frustraciones surgidas en el proceso de creación del largometraje previo. ¿París, distrito 13, en su aparente sencillez formal, surge de la complejidad de una obra maestra del wéstern como Los hermanos Sisters (2018)?"Ni lo dudes. Cuando preparas una película, eliges cierta cantidad de ideas y excluyes otras. Las apartadas las guardas en un cajón y suelen servir para alimentar el siguiente guion. Y por este camino suele viajar acompañado por escritores cinematográficos como Thomas Bidegain, o, en este caso las cineastas Céline Sciamma y Léa Mysius.  Cuando acabó mi rodaje, Céline iniciaba el suyo y un productor me aconsejó conocer a Léa Mysius (la directora de Ava ). En realidad ellas dos no han coincidido en el tiempo", desgrana. Curiosamente, en el eco emocional se escucha a las dos creadoras. "Nunca me lo había planteado así. El único elemento constante en la escritura he sido yo, y no soy capaz de juzgar ese elemento femenino. A mí lo que me atrae es el talento, más allá del género", explica.

La generación protagonista de París, distrito 13 (su título original Les Olympiades, hace referencia al barrio de ese distrito construido a inicios de los setenta alrededor de ocho rascacielos que homenajean a sendos juegos olímpicos) avanza a trompicones, "conformando una clase social media, joven y cultivada, pero a la que le cuesta salir adelante", desarrolla Audiard. "Ya no van a tener una vida lineal como sus padres, que enlazaban colegio, universidad, trabajo, matrimonio, casa, hijos. Ellos no, ellos, veinteañeros, treintañeros, han estudiado carreras y ahora flotan más que viven. no quieren ponerse a trabajar o no encuentran trabajo de larga duración. El cine francés ha retratado a la clase obrera o a la burguesía de París. Y poco caso hemos hecho a estos jóvenes, ejemplo del empobrecimiento de la clase media, desilusionados por las promesas incumplidas de la sociedad". Es un fenómeno común en toda Europa. "Ha habido un robo, una desilusión general, el final de una burguesía"...

Gregorio Belinchón. Sevilla. El País, sábado 6 de noviembre de 2021

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