Las joyas fueron una de las pasiones reconocidas de María Antonieta. Y uno de los lujos excesivos que indignaron al pueblo francés y acabaron llevándola a la guillotina en 1793, con solo 37 años: en 1785 estalló el conocido como caso del collar, cuando los joyeros reales, Charles Boehmer y Marc Bassenge le reclamaron a la reina 1,5 millones de libras por un collar con más de 600 diamantes que ella negaba haber encargado. El escándalo estaba servido y, aunque se demostró que María Antonieta no tenía nada que ver con el asunto, una estafa urdida por la condesa de La Motte, la opinión pública la sentenció.
"David Rockefeller decía que los objetos artísticos, y para mí estas joyas lo son: no nos pertenecen, nos acompañan un tiempo y luego continúan su camino. El 50% del valor de piezas como estos brazaletes es todo lo que han vivido y vivirán", asegura por teléfono María García Yelo, delegada de Christie's en España. El hecho de haber estado ligadas a María Antonieta multiplica su atractivo, añade: "Ella tiene una historia fascinante, llena de mitos, romanticismo y drama, y esos elementos determinan que los objetos que le pertenecieron tengan una carga específica que los hace más deseables". Precisamente las dos pulseras subastadas esta semana están cargadas de anécdotas históricas, puesto que formaron parte de la colección particular de joyas que María Antonieta puso a salvo cuando vio acercarse su final. "La reina envolvió cuidadosamente sus joyas en algodón para enviarlas fuera de la Francia revolucionaria y preservarlas. Muchas de ellas no salieron a la luz hasta siglos después. Esta pareja de brazaletes de diamantes maravillosamente bellos fue conservada por sus descendientes durante 200 años", explicó en un comunicado François Curiel, presidente de Christie's Europa...
Ana Fernández Abad. Madrid. El País, viernes 12 de noviembre de 2021
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