viernes, 12 de noviembre de 2021

Una declaración de amor a Jane Birkin

Charlotte Gainsbourg y Jane Birkin

Este año es un año de liberación para Charlotte Gainsbourg  (Londres, 50 años). De librarse de cargas emocionales. De culpas familiares. De lutos personales. En 2021, la actriz y cantante ha estrenado en el Festival de Cannes, Janne by Charlotte, el documental que ha dirigido sobre su madre, Jane Birkin, y en otoño abre, por fin, como museo la casa de su padre, Serge Gainsbourg. "No creo que haya sido casualidad que ocurran las dos cosas este año. Es además, justo en el año en el que he vuelto a Francia", explicaba en el certamen celebrado en julio. "Para mí ha sido fuerte darle la espalda a esos seis años que hemos vivido en Nueva York, en los que he sido muy feliz, y volver a París, la ciudad que conozco tan bien con todos sus fantasmas. Entendí que este año estaba dedicado a mis padres, que era una necesidad".

Charlotte Gainsbourg lleva toda su vida expuesta. A través de sus padres, de su arte, el provocador dueto Lemon Incest y la película posterior Charlotte for ever, que protagonizó con su padre; los filmes que compartió con su madre. Eso la ha llevado a ser siempre abierta y sincera en entrevistas, pero con su documental ha dado un nuevo paso de honestidad. Es un retrato íntimo de Birkin, a quien observa con admiración y mucho cariño. Pero también es una exhibición de ella misma, del dolor por la muerte de su padre y de su hermana Kate Barry, y de la relación con sus hijas. Gainsbourg ha encontrado definitivamente la paz con sus padres y entiende el arte como una declaración profunda de amor. 

-Que su primera película como directora sea un documental tan íntimo sobre su madre, ¿es una decisión natural?

-Creo que sí. No me considero directora, solo quería hacer una película sobre mi madre, coger una cámara y mirarla muy de cerca, tener una excusa para observarla, fotografiarla, cada detalle de ella. Y ella aceptó. Aunque me llevó un tiempo convencerla. En un momento, después del concierto en Japón, rechazó la idea por completo. Y dos años más tarde vio el material y pensó que no era tan malo ni tan violento y empezamos a rodar de nuevo. No estaba pensando en ser directora, y no sé si podría serlo porque siento que solo puedo hablar de cosas personales. Y solo quería estar con ella, contar nuestra experiencia. El hecho de que metiera a mis hijas (Alice y Joe) fue muy obvio, quería hablar de ella como abuela, del legado de madre-hija, toda esa cosa de mujeres... Es difícil coger una cámara, grabar a tu madre y preguntarle todo lo que quieres saber, me sentía un poco voyeur, mi hija de nueve años me ayudó a superar mi timidez...

Irene Crespo. SMODA.El País, 27 de agosto de 2021

No hay comentarios:

Publicar un comentario