lunes, 15 de noviembre de 2021

Talento doble

Emma Mackey

El Eurostar, el tren que comunica París y Londres es, probablemente, la mejor metáfora de la cabeza de Emma Mackey. Su animal espiritual. Además de ser la ruta que más ha recorrido en su vida, según ella misma confiesa. Hija de padre francés y madre británica, Emma Mackey, 25 años, nació en Le Mans, en plena región del Loira. Pasó toda su infancia y adolescencia allí, escapando los veranos a Inglaterra, con su familia materna. Mientras crecía en Francia se sintió inglesa, y cuando se mudó a Reino Unido a los 17 años, para estudiar Lengua y Literatura inglesas en la Universidad de Leeds, empezó a sentirse más francesa. No puede luchar contra esa dualidad, contra ese sentirse extranjera en sus dos hogares. "Ya he aceptado que no soy la misma persona en los dos idiomas, porque mi sentido del humor, mi cabeza y mi vocabulario cambian dependiendo de la cultura en la que me estoy expresando", reflexiona.  "Me parece más intersante según cumplo años, ya no siento que tenga que escoger una u otra. Me ha llevado un tiempo pero ahí estoy. Es un regalo y estoy muy agradecida, sobre todo a mi madre, que trabajó mucho para que mis hermanos y yo habláramos inglés en casa".  

Y tiene pinta de que en los próximos años el Eurostar seguirá siendo la tercera casa de Emma Mackey. La actriz seguirá sacando partida de esa dualidad y bilingüismo. Después de catapultarse a la fama con su primer papel, el de la brutalmente honesta y bastante rebelde Maeve en Sex Education, la actriz tiene grandes proyectos en los dos países, en los dos idiomas. Eiffel, un drama romántico épico en el que interpreta a Adrienne, el gran amor de Gustave Eiffel (interpretado por Roman Duris), autor de la torre parisina a la que Mackey, reconoce avergonzada, nunca ha subido...

-No se ha estrenado todavía en los cines, pero ya llaman a Eiffel "la Titanic francesa". Es una gran producción para Francia.

-"Sí, no sé si Martín Bourboulon, el director, lo tenía en mente cuando trabajamos en ella, pero me parece graciosa la comparación. Supongo que es porque Titanic es una película emblemática que representa el amor a primera vista, con ese elemento histórico del Titanic, sabíamos que iba a pasar con el barco y también sabemos que la Torre Eiffel, a pesar de las dificultades que cuenta el filme, se iba a terminar construyendo. Pero el suspense y el ritmo se mantienen por el romance, por lo que les pasa a estos dos personajes, así que supongo que hay alguna similitud, pero estamos haciendo nuestra propia película. Y yo, mientras preparaba mi personaje, no pensé en ningún momento en ninguna película, ni en otras mujeres. Adrienne existió de verdad, pero sólo se sabe su nombre, que era de buena familia  y que casi se casa con Eiffel, tuvimos mucha libertad para inventarla...

Irene Crespo. SMODA. El País, 12 de septiembre de 2021

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