domingo, 7 de noviembre de 2021

Montauban, Albi y Condom, un viaje por la Occitania

Durante los siglos XIII y XIV, en el suroeste de Francia se construyeron las denominadas bastidas. Pueblos fortificados encaramados en montículos a orillas de los ríos. Emplazamientos defensivos de planta ortogonal en torno a una plaza principal o de mercado. Las bastidas favorecieron el desarrollo económico del campo con la organización de ferias y la repoblación de la zona. Fueron centros de renovación e innovación en el entorno rural. Y hoy estos enclaves pueden trazar un delicioso viaje por la región de Occitania.

Montauban, una ciudad de ladrillo rosa, ocupa una meseta que se eleva sobre la confluencia de los ríos Tarn y Tescou y un arroyo. Emplazamiento que la convirtió en una villa comercial y en un refugio para su población, así como para los protestantes durante las Guerras de Religión  entre católicos y hugonotes, en el siglo XV. La contienda dejó su huella en forma de cañonazos en los muros de la iglesia de Saint-Jacques, único vestigio medieval que queda junto al puente Viejo: 205 metros de longitud en los que se suceden siete arcos provistos de puntas y aberturas que le han permitido resistir las crecidas del Tarn. En la actualidad también se puede cruzar a la orilla izquierda atravesando el puente Nuevo, ribera donde se eleva el campanario de la iglesia de Saint-Orens sobre encantadoras residencias particulares propiedad de los ricos fabricantes y comerciantes protestantes que hicieron que la localidad creciera fuera de sus propios muros. 

En el centro se encuentra la plaza Nacional, rodeada por una holgada galería doble de soportales que hacía posible acoger tanto las mercancías como los carros que las transportaban. De aquel trasiego y bullicio no queda nada. Los puestos de venta se han convertido en cafés y tiendas. Un paseo pro las calles aledañas permite descubrir el patrimonio arquitectónico del casco histórico. Palacios y palacetes de ladrillo rosado que se alternan con conventos y museos.

El antiguo palacio episcopal, antes una fortaleza inglesa construida durante la guerra de los Cien Años, alberga el el Museo Ingres cuyas salas exhiben gran parte de la obra de este pintor oriundo de esta localidad. Y en el cementerio local está enterrado Manuel Azaña, el que fuera presidente de la II República. En su lápida están grabadas las palabras: "Paz, piedad, perdón".

Situada a unos 70 kilómetros al este de Montauban, la ciudad episcopal de Albi llama la atención desde lejos. En la orilla del Tarn es donde se asienta este conjunto urbano construido en ladrillo sobre un bastión cátaro que se extinguió a finales del siglo XIII. Las piezas que configuran este lugar declarado patrimonio mundial son la catedral de Santa Cecilia, el palacio de los Berbie ylos cuatro barrios medievales que hay en torno a ellos: Le Castelviel, Le Castelnau, Le Bourg Saint-Salvi y Les Combes. 

La ciudad cambia de color según la luz del día. Albi puede ser roja, rosa u ocre, y eso se debe, en parte a la incidencia del sol en los ladrillos con que está construida. Los ladrillos se fabricaban con la tierra extraída del Tarn  y con los que se levantó la catedral, gótica meridional, templo que sirvió para reforzar la fe católica frente a la herejía cátara.

El adyacente palacio de la Berbie es en la actualidad el Museo Toulouse-Lautrec. En su interior hay expuestos carteles, pinturas, dibujos, litografías y lienzos del pintor nacido en Albi quien retrató el París de finales del siglo XIX. 

A orillas del río Baïse, Condom -unos 100 kilómetros en la dirección opuesta desde Montauban- es otro conjunto episcopal, no falto de palacetes, que atrae tanto a los amantes de la historia y el arte como a los afines a los mosqueteros de Alejandro Dumas. Cada uno de ellos -Porthos, Aramis, Athos y D'Artagnan-  tiene su propia escultura de bronce junto a la catedral de San Pedro (siglos XIV- XVI), una imponente construcción de estilo gótico flamígero... No muy lejos de Condom, en el valle de Baïse, se encuentra la abadía de Flaran, próxima a la bastida de Valence-sur-Baïse. Un conjunto de la orden del Císter, del siglo XII, que alberga una colección de pintura  de maestros como Cézanne, Renoir, Matisse, Picasso y Monet entre otros. No demasiado lejos, el monasterio de Moissac conserva un claustro románico con 76 capiteles esculpidos a finales del siglo XI y una pequeña vidriera obra de Chagall. Y es que las abadías de Occitania tienen alma de galería de arte e inspiraron a Jean-Jacques Annaud para su película El nombre de la rosa.

Galo Marín Aparicio. El Viajero. El País, sábado 6 de noviembre de 2021

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