domingo, 16 de enero de 2022

El culto a Proust, más vivo que nunca un siglo después

Marcel Proust
Jen-Yves Tadié quedó fascinado con Marcel Proust a los 16 años, cuando su profesor de Filosofía leyó en clase un fragmento de El tiempo recobrado, séptimo y último volumen de En busca del tiempo perdido. "Fue como un flechazo" recuerda en el salón de su piso en el proustiano distrito XVI de París. "En cuanto volví a casa busqué en la biblioteca de mis padres En busca del tiempo perdido y lo leí entero". 

Desde entonces, Tadié (Boulogne-Billancourt, 85 años) ha leído como mínimo tres veces de inicio a fin el ciclo novelesco de Proust, una de las cumbres de la literatura del siglo XX, e incontables veces por separado los libros que lo componen y múltiples fragmentos. Ha dedicado a ello buena parte de su vida. Desde su tesis doctoral, Proust y la novela, hasta Proust y la sociedad, publicado en noviembre. En este ensayo analiza En busca del tiempo perdido como un fresco de la Francia de su tiempo comparable con la Comedia humana de Balzac, con los grandes debates y dramas políticos de la época -el caso Dreyfuss y la Primera Guerra Mundial- como telón de fondo. Entretanto, Tadié dirigió la edición crítica de la obra cumbre del autor francés en La Pléiade, la colección de clásicos de la editorial Gallimard. Escribió la biografía de Proust. Enseñó en ocho universidades de varios continentes y tuvo tiempo de dedicarse a otro de sus objetivos de estudio académico: la novela de aventuras.

Tadié es hoy el primero de los proustianos o proustólogos, en Francia y en el mundo, y de ahí que tenga un papel destacado en una de esas conmemoraciones que no parecen terminar nunca. En 2019 se cumplió un siglo del premio Goncourt para A la sombra de las muchachas en flor, segundo volumen de En busca del tiempo perdido; en 2021 se conmemoran los 150 años del nacimiento del escritor, 2022 será el centenario de su muerte.

En estos años no han dejado de publicarse inéditos  ni nuevos ensayos sobre el autor. Además, se reeditará la biografía actualizada. El Museo Carnavalet de París inauguró en diciembre una exhaustiva exposición, titulada Marcel Proust, una novela parisina, abierta hasta el 10 de abril. En vísperas de Navidad había colas para entrar. Puede parecer un misterio la capacidad de convocatoria y la vigencia de un autor con reputación de difícil, y con una obra de miles de páginas, que requiere un tiempo y una concentración raros en la era de la dispersión y la brevedad.

"Se ha convertido en una leyenda", constata Tadié. "Le ha ocurrido lo mismo que a Cervantes o Shakespeare. Escapa a su país y a su lengua. Su contenido es universal. Los chinos o los japoneses le aprecian tanto como los americanos o los españoles. Ya ni siquiera es un escritor francés". Proust, para Tadié, es uno de esos escritores que no hace falta haber leído para conocerlos, o para creer que se conocen. Dante o Kafka también pertenecen a esta categoría, como los citados Cervantes o Shakespeare. En el caso de Proust la famosa magdalena que despierta un mundo de recuerdos cuando el narrador de En busca de un mundo perdido la moja en el té, es hoy un lugar común, casi como los adjetivos dantesco o kafkiano. 

"Es como un culto incluso para quienes no creen; la gente respeta las iglesias sin entrar en ellas", dice el estudioso . "Proust plantea todas las grandes cuestiones de la vida y de la sociedad de una manera que supera su tiempo y su vida. Además inventó un estilo tan diferente que nunca ha pasado de moda. Proust nunca estuvo de moda y su estilo perdura en todas las lenguas"...

Marc Bassets, martes 28 de diciembre de 2021

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