domingo, 23 de enero de 2022

"La lucha de razas ha suplantado a la lucha de clases"

Caroline Fourest es blanca y occidental, pero también mujer y homosexual. Dos factores que han sido a menudo, a lo largo de la historia, motivo de discriminación más persistente incluso que la raza. Es por ello y por muchos otros motivos -como que buena parte de sus amigos y antiguos compañeros, los miembros de la redacción de Charlie Hebdo, fueran masacrados por yihadistas por defender la libertad de expresión-, que a esta ensayista, periodista y cineasta francesa (Aix-en-Provence, 46 años), curtida en muchas batallas por la igualdad le resulta "insoportable" que una parte de la izquierda esté "revirtiendo las categorías de la derecha identitaria". De ahí surge el ensayo Generación ofendida. De la policía cultural a la policía del pensamiento (publicado por Península) donde fustiga a esa nueva generación woke, "moralista e identitaria", originada en Norteamérica "que exige un trato particular en nombre de la identidad", donde la "lucha de razas ha suplantado a la lucha de clases y la interseccionalidad ha reemplazado a la convergencia de luchas". Es una crítica feroz, hecha con una visión de izquierdas, dice desde París, porque "los progresistas no podemos dejar esa crítica en manos de los conservadores, de antifeministas o racistas, porque es una de las grandes razones de su éxito actual". "Mientras la izquierda identitaria siga ridiculizando el antiracismo de manera tan liberticida y sectaria, la derecha identitaria ganará las mentes, los corazones, las tripas y luego las elecciones", advierte apuntando a la victoria de Trump y al ascenso en Francia del ultra Éric Zemmour.

P.-¿Qué problema tiene con el discurso woke?

R.-El problema es que plantea tan mal todas las preguntas que acaba dividiendo el campo de la igualdad en vez de hacerlo avanzar. La obsesión identitaria es nueva en la izquierda, siempre fue el capital comercial de la derecha racista. Desde la izquierda, recordar que se pertenece a una minoría discriminada no es un planteamiento identitario es igualitario. Calificar a alguien, su carrera, su combate, sus ideas, sobre la única base de su color de piel... si ese es el logro del antiracismo, entonces hemos hecho algo mal. El mundo por el que lucho es justamente lo contrario, es interesarnos por las ideas de la gente, por lo que proponen, por lo que valen intelectual y humanamente, olvidando, un poco al menos, el factor identitario, su color de piel, su religión o su sexualidad. Los héroes de los derechos civiles o los que lucharon a favor del matrimonio homesexual en Europa no ganaron ese combate excluyendo a los otros de las luchas, sino convenciéndolos, haciéndoles comprender que ese mundo iba a ser mejor para todos, no solo para unos pocos.

P.-Pero hay algunas críticas razonables, voces que ante no se oían. No toda la corrección política es mala, ¿no? ¿Dónde están los límites?

R.- Lo interesante es que esa línea está en movimiento, por eso hay que profundizar en estos temas y no dejarlos en manos de simplistas. Vivimos en una época de gran polarización donde tienes, de un lado, a una derecha conservadora que clama contra lo políticamente correcto en cuanto se le pide no incitar al odio. Pero tampoco quiero -y ese es el debate en la diferencia entre libertad de expresión e incitación al odio- que se pueda prohibir el debate de ideas, la crítica a las religiones, a los valores, diciendo que es racismo. Camus decía que "nombrar mal las cosas es añadir desgracias al mundo". Sobre lo políticamente correcto, hay que hacer bien la distinción entre un humor de dominio y humillación que no se echará de menos porque es un arma de dominación  y un humor expiatorio que sirve para liberarnos de nuestros miedos y permitirnos seguir pensando libremente. La frontera es sutil, por eso tenemos que hablar de ello, debatirlo. No es lo mismo reírse de judíos, musulmanes, homosexuales o mujeres que reírse de la religión, del fanatismo religioso, de los racistas, misóginos y sexistas... 

Silvia Ayuso. Ideas. El País, domingo 26 de diciembre de 2021 

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