Camiño de Santiago desde Sarria
Y si el propio Camino de Santiago ya supone una experiencia extraordinaria, las historias de algunos peregrinos también los son. Extraordinarias pero no imposibles: estas son algunas de las razones, orígenes y compañías diferentes entre los cientos de miles de personas que, a través de algunas de las 281 rutas existentes, confluyen cada año en la meta común que supone la catedral de Santiago y que demuestran que, para hacer el Camino, solo hay que tener ganas.
El niño que buscaba ciervos que vuelan. El Camino ofrece tiempo y un ambiente propicio para la conversación entre los peregrinos que viajan juntos. Una circunstancia que entendió muy bien Jaime González, jubilado gallego que, en 2017, con 77 años, decidió emprenderlo por primera vez con su nieto Santiago, de 7, para ayudarle a sobreponerse a los problemas por los que estaba pasando. Para iniciarse, González optó por la ruta desde Sarria, en la provincia de Lugo, que comprende 111 kilómetros hasta Santiago de Compostela. Este es uno de los itinerarios más conocidos de los peregrinos, especialmente los que se inician, pues permite recorrer los 100 kilómetros mínimos que hacen falta para ameritar la Compostela, el ansiado documento que acredita que se ha realizado el Camino.
"Yo le prometí a Santi que al acabar iríamos a ver ballenas para animarle, pero su verdadera ilusión era ver un escarabajo vacaloura, conocido como ciervo volante, habitual en Galicia", recuerda. El comienzo fue duro, pero todo cambió en la tercera etapa: "Cuando estábamos a punto de dejarlo, nos encontramos uno de esos insectos en medio del recorrido; le cambió la cara". El resto, cuenta, fue una de las grandes experiencias de la vida de ambos: "Me pedía que le hablara sobre mi pasado, sobre mi infancia... Quería saberlo todo". Desde entonces, han recorrido más de 1.800 kilómetros juntos por cuatro rutas jacobeas...
Javier A, Fernández. el país.com, 30 de diciembre de 2021
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