Este es el espíritu que durante una semana, del domingo 11 al pasado sábado, ha llevado a una cifra récord de profesionales de la animación (cerca de 16,000 en esta edición) a la ciudad francesa de Annecy donde hace casi seis décadas nació el festival más importante en el campo de la animación y la segunda cita cinematográfica más destacada en Francia, solo por detrás de Cannes. Guillermo del Toro que ha decidido volcarse en el formato tras su éxito con Pinocho y que ha sido una de las estrellas en esta edición, describe a los profesionales que se dan cita en Annecy en estos términos: "Somos los más raros, los que la familia da por perdidos, pero eso es bueno y aquí estamos entre los nuestros. Los animadores somos raritos y los que se dedican a la stop motion, más todavía". Del Toro se ha situado en el centro de esta industria, ayudando económicamente a leyendas de la animación independiente como Bill Plympton a terminar du último largometraje, Slide (en competición en Annecy) o potenciando iniciativas como el programa de animación de la Universidad de Guadalajara o el Taller del Chucho -estudio que puso en marcha con Pinocho- y ejerció de embajador en el festival de México, país invitado este año.
España también estuvo presente, como una de las delegaciones más numerosas, y se llevó uno de los principales galardones, el Gran Premio de la sección Contrechamp para Robot Dreams, el debut en este formato de Pablo Berger. Por Annecy también desfilaron los grandes de Hollywood con estrenos como los de Elemental (Pixar), Ruby Giiman Teenage Kraken (Dream Works) o Nimona (Netflix), además de presentaciones como la del próximo musical animado de Alan Menken, Spellbound, con las voces de Javier Bardem y Nicole Kidman, o Wish, el largometraje con el que Disney quiere celebrar su centenario...
Rocío Ayuso. El País, lunes 19 de junio de 2023.
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