Fotograma de Entre las higueras |
P.- ¿Le marcó haber crecido en Minguettes, en la periferia francesa?
R.- Crecí en el ambiente de las marchas contra el racismo, por la igualdad. A mis padres les daba miedo que saliera a a calle, así que veía las protestas callejeras desde la ventana. Me quedaba allí mirando como si fuera una pantalla. Creo que así empecé a hacer cine.
P.- ¿Qué dice su película de su país?
R.- Es un microcosmos del Túnez rural a través de distintas generaciones. Es como una fotografía. El cuadro es luminoso, pero a la vez, los jornaleros se asfixian debajo de las higueras. La libertad es frágil como los higos. En Túnez somos libres, pero nuestras libertades son frágiles. Las de las mujeres y las de los trabajadores que salen en la película también.
P.- ¿No sirvió para nada la revolución?
R.-La manera en se expresan las mujeres es más libre y se nota que son mujeres que han vivido la revolución. Puede que las estructuras laborales o políticas no hayan cambiado, pero sí ha cambiado la manera en la que los jóvenes abordan las cosas. Es una generación que tiene más conciencia de sus derechos.
P.- La situación económica no ayuda.
R.- Es peor que antes, hay más precariedad. El protagonista de la película roba higos, lo que da una idea de hasta qué punto llega la precariedad.
P.-¿Cómo son esos jóvenes que usted retrata y que no vivieron la revolución?
R.- No siguen la política, pero están politizados en el sentido de que tienen conciencia de sus derechos. Por cómo se enfrentan a las autoridades y por cómo se expresan. No están decepcionados como nosotros, pero son conscientes de su falta de oportunidades porque están conectados con el exterior. De alguna manera, son demasiado avanzados para su propio país. El problema es que sus ideas y sus sueños de libertad no se hacen realidad y al final, si pueden, emigran fuera del país o dentro, del interior a la costa.
P.- Hizo el camino inverso. Volvió a Túnez porque tenía esperanza en la revolución. ¿Ahora qué?
R,- Es el peor momento para hacer la pregunta, porque nos enfrentamos a un futuro incierto. Ya no hay la misma energía y hay una fuerte crisis económica. Aun así, yo creo en los combates pequeños.
P.- ¿Los cotidianos?
R.- Sí, los individuales. Hay mucho por hacer. La justicia, la corrupción, la violencia de género. Las leyes existen, pero hay que pelear para que se apliquen . No sabemos hacia dónde vamos.
P.- ¿Se plantea irse otra vez?
R.- Puede ser. La mayoría de mis amigos, de los activistas, los periodistas que estaban ahí durante la revolución han vuelto. Yo tengo libertad para hacer las películas que quiera, para hablar de lo que quiera, pero las libertades son frágiles. Estamos viendo detenciones de periodistas.
Ana Carbajosa. Tánger. El País, jueves 4 de mayo de 2023.
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