El Espejo psiqué. Berthe Morisot. 1876 |
"Dado el talento natural de sus hijas, mi instrucción no las convertirá en pintoras de salón, sino en auténticas artistas. ¿Se da cuenta de las consecuencias? Será revolucionario e incluso catastrófico en un entorno burgués como el suyo. ¿Está segura de no lamentar el día en que permitió que el arte entrara en su casa?"
El pintor Joseph Benoît Guichard, profesor de dibujo de las hermanas Edma y Berthe Morissot, escribe esta carta, alarmado ante el talento de sus pupilas. Sus augurios en parte se cumplen: Edma abandonará los pinceles; y el arte, como había predicho, regirá el destino de Berthe, pero sin dramatismos, convirtiéndose en la pintora impresionista más silenciada y más cotizada de su época.
Manet es nueve años mayor que Berthe, un dandi ilustrado con aureola de rebelde; tiene una ayudante, Eva Gonzalès, de ascendencia española, a quien maneja a su antojo como modelo y discípula. Intenta hacer lo mismo con Berthe, pero topa con una personalidad tenaz, empeñada en su proyecto pictórico. Cuando el pintor intenta retocar uno de sus cuadros, ella se lo impide, y comenta: "No creo que exista un hombre que trate a una mujer como su igual, y es lo único que pido porque de sobra sé mi valor"...
Con solo 23 años, en 1864, Bethe consigue que el Salón de París admita uno de sus cuadros, La lectura. En la primera exposición de pintores impresionistas, Berthe será la única mujer . Envía catorce óleos. La exposición es un éxito. Bethe participará en todas las exposiciones del impresionismo que se sucederán hasta 1886. Es osada, no le da miedo dejar espacios sin tocar. El mundo femenino emerge en sus lienzos a través de escenas familiares. El poeta Paul Valéry lo resume asi: "Vivía su pintura y pintaba su vida". La crítica la trata con condescendencia; su condición de casada y burguesa, carente de la aureola transgresora de sus compañeros, la arrincona. Sin embargo, en sus lienzos se perciben las señas de identidad del auténtico impresionismo, hasta el punto que el crítico Paul Mantz la define como "el único y verdadero impresionista". Durante años, Berthe fue silenciada, y paradójicamente seguía pintando, exponiendo -en Nueva York, en Londres, en Bruselas- y vendiendo. Al contrario que sus colegas masculinos, en su partida de defunción, en la Francia burguesa de la segunda mitad del siglo XIX, las mujeres tienen vedada la enseñanza en las academias de pintura, donde solo pueden entrar como modelos, por esa razón, las hermanas combinan las clases particulares del maestro Guichard con las copias de los grandes maestros en el Louvre.
París es el punto de encuentro de los artistas la ciudad bulle, mientras el impresionismo asoma por el horizonte. Pintar al aire libre es la nueva modalidad, y Edma y Berthe ansían practicarla. Su profesor Guichard les presenta al gran maestro, Camille Corot, el paisajista de quien aprenden a captar la realidad a través del color y de la luz.
Berthe Morisot retratada por Edouard Monet. 1870. |
Al poco de conocerse, Édouard Manet le pide a Berthe que pose para él. Ella accede. El lienzo es un homenaje al cuadro de Goya Majas en el balcón, que Manet había contemplado en uno de sus viajes a España. La figura principal es Berthe, con un vaporoso vestido blanco, alta y delgada, tal como la retrató Manet en más de diez lienzos. La crítica dirá que el pintor la ha retratado como lo que es, una femme fatale.
Monet. Obras maestras del Musée de Marmottan. Centro Centro de Madrid a partir del 21 de septiembre de 2023.
Mara Malibran. XLSemanal, 23 de julio de 2023.
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