lunes, 30 de septiembre de 2024

Los dos amores de François Truffaut

Fotograma de Las dos inglesas y el amor.

Pasión. Vivir con idéntica pasión dos amores, sucesivos y, sobre todo, simultáneos, con la dificultad de elegir e imposibilidad de renunciar. En Las dos inglesas y el amor (1971), François Truffaut contó las relaciones de un joven parisino, diletante, ilustrado y libertino, con dos inesperadas hermanas galesas. Los grandes arrebatos románticos, en el cine de Truffaut, hay que vivirlos, pero no dan la felicidad. El director francés hacía una variante de lo que ya había narrado, con trágico final, en otra película totémica, Jules y Jim (1962), en la que la volátil e imprevisible Catherine compartía el amor con dos jóvenes artistas. Las dos películas se basaron en sendas novelas de Henri-Pierre Roché (1879-1959), a quien el cineasta rescató y con quien mantuvo una estrecha amistad epistolar. Roché, tan enamoradizo y conquistador como Truffaut, se inspiró para Jules y Jim en una experiencia propia: el trío amoroso que mantuvieron el también escritor Franz Hessel y su esposa Helen. Hijo de padre desconocido y abandonado por su madre, Truffaut buscó en las mujeres -interpretación de manual- el amor que le faltó en su infancia de orfelino. 

Depresión. Truffaut tuvo una compulsiva biografía amorosa -reflejada en El amante del amor (1977)-, y mantuvo relaciones con muchas mujeres, la inmensa mayoría protagonistas de sus películas. También vivió, de otra manera, la experiencia de amar a dos hermanas: Françoise Dorléac (La piel suave, 1964) y Catherine Deneuve, nacida Dorléac (La sirena del Mississippi, 1969). Dos amores con durísimo final: Françoise se mató a los 26 años en un accidente de automóvil y Catherine lo abandonó para unirse a Marcelo Mastroianni en 1971. Truffaut cayó en una depresión profunda y fue internado en una clínica  para tratarse con una cura de sueño. No pudo volver a trabajar  con Deneuve hasta 1980, cuando la dirigió en El último metro, uno de los mayores éxitos comerciales de su carrera y muestra evidente de su entrega a un cierto clasicismo francés que había combatido en sus rupturistas comienzos como escritor de cine y cineasta, con la figura paterna del crítico católico (de izquierdas) André Bazin (¿Qué es el cine?) como protector y mentor.

Novelistas. Creador de un cine club a los 15 años, el líder de la Nouvelle vague, el impulsor del cine de autor, el reivindicador de cierto cine norteamericano de personalidad autoral -su libro de entrevistas con  Alfred Hitchcock-, François Truffaut amó a las mujeres y a los niños -tan presentes en su cine- y amó de forma compatible e igual de apasionada los libros y las películas -recordemos respectivamente, Fahrenheit 451 (1966) y La noche americana (1973)- , creando una genuina y digamos que literaria forma de cinefilia. Siempre, dos amores. El actor Jean-Pierre Léaud,  el protagonista de Las dos inglesas y el amor, su alter ego en la pantalla, protagonizó el ciclo -un mediometraje y cuatro largos- de carácter semi autobiográfico de Antoine Doinel. Son inolvidables por su encanto -un misterioso encanto recorre el cine de Truffaut- Besos robados (1968) y Domicilio conyugal (1970). Pero ya en su primer largo y primero de la serie, el realista y disruptivo Los 400 golpes (1959), mostró al niño Doinel leyendo a escondidas a Balzac y robando fotocromos de las cristaleras publicitarias de un cine. De los policíacos de David Goodis y Willian Irish a la adensada literatura de Henry James, pasando por la ciencia-ficción  de Ray Bradbury, Truffaut adaptó al cine a muchos novelistas y, además, reiteradas veces exhibió en la pantalla libros  y los actos de leer y escribir. Hoy podríamos recordar  -y aquí queda- a su amigo y luego enemigo Jean Luc Godard, muerto hace un año, pero hemos preferido rememorar a François Truffaut (1932-1984). En octubre se cumplirán cuatro décadas de su desconsoladora desaparición con solo 52 años a causa de un tumor cerebral.

Manuel Hidalgo. El Cultural, 6-8-2024.

domingo, 29 de septiembre de 2024

"Seguir siendo bárbaro"

Louise Yousfi (1988, Cannes), periodista y crítica literaria, irrumpió en 2022 en el debate político en Francia sobre la inmigración y el pensamiento decolonial, con un ensayo breve pero contundente, hasta en el título, Seguir siendo bárbaro, que ahora Anagrama publica en España. Ese seguir siendo bárbaro se refiere a buscar las propias raíces de la identidad y no renunciar a ella, es más, ensalzarla como bandera, como respuesta a lo que considera un proyecto de integración fallido en su país. Desde este mes está en Roma, becada en la hermosa Academia de Francia Villa Médici, cerca de la Piazza di Spagna, donde trabaja en un nuevo libro.

P.- ¿Es difícil seguir siendo bárbaro aquí, en un lugar como Villa Médici?

R.- Ya, es una paradoja (ríe). Es como una contradicción que ya existe en lo que hablo, los bárbaros son los descendientes de la inmigración poscolonial, los negros y los árabes en Francia. Han sido domesticados pero no están integrados. Hay nudos, conflictos existenciales, políticos, en los que estamos atrapados. Pero aquí soy libre para escribir lo que quiera, claro.

P.- Usted describe una ira muy profunda, una Francia a punto de estallar, divida entre ellos y nosotros. ¿Es así?

R.- Sí, y cada vez más. Basta con mirar la situación política. En las elecciones presidenciales, Marine Le Pen, el fascismo, puede llegar al poder. Tenemos una población que tiende a ser racista, impulsada por una ideología ambiental que se radicaliza. La zona de fricción no es explícita, no es entre blancos y no blancos, pero en todo caso pasa por el islam. En esto no hay ningún tabú. Se puede decir que los musulmanes son una amenaza para el país, para la civilización. La islamofobia es un racismo respetable, porque tenemos derecho a criticar las religiones, ha habido atentados,,, Y es pura fantasía que haya un islamismo rampante en Francia.

P.- ¿Esa división entre ellos y nosotros es entre todos los blancos y todos los demás o hace distinciones?

R.- Claro que tengo amigos que luchan a nuestro lado. La cuestión no es culpabilizar a la gente. El enemigo es la forma en que la sociedad se ha constituido históricamente. Tenemos una extrema derecha tan fuerte también porque Francia es el país con más musulmanes de Europa. De ahí la teoría del Gran Reemplazo, es cierto que somos una fuerza demográfica. No una amenaza, pero sí una fuerza  que, si se estructura políticamente a escala masiva, puede ser una amenaza real para el poder. El movimiento decolonial inició  una estructuración del poder revolucionario de la población inmigrante, que puede ser devastador para la derecha, y también para la izquierda.

P.- También es crítica con la izquierda.

R.- Sí. La izquierda durante mucho tiempo nos trató como una reserva de votos contra la derecha. Pero al margen de nuestros intereses. Incluso le era complicado tomar en serio el racismo, era un falso problema. Pero es que el antirracismo cuestiona los fundamentos de la República: el racismo no es una disfunción de la República, es el funcionamiento normal de la República, se fundó como un imperio colonial. Pero la izquierda no quería oír hablar de ello. De hecho cuando surgieron las luchas contra la inmigración, el primer adversario, paradójicamente, fue la izquierda, era una batalla de liderazgo sobre la emancipación. Nosotros necesitamos una agenda política específica, una fuerza política que nos represente. Este es uno de los ejes del movimiento antirracista decolonial francés, la autonomía. No solo organizativa, también de pensamiento. Nos damos permiso para repensarlo todo.

P.- Empezando por la idea de integración.

R.- Es una trampa. Por un lado, una ideología racista, para la que somos monstruos que pueden contaminar la civilización. Y los que se supone que nos defienden tienen el paradigma integracionista, que quiere ser amable, benevolente, pero dice: miren, sí, tenemos problemas con esta gente, no son exactamente lo que deberían ser, pero se están convirtiendo en franceses, serán franceses. Es decir, hay una norma de francés. Y cuanto más nos deshagamos de todo lo que conforma nuestra idea original, cuanto menos musulmanes seamos, mejor, ¡y más vale deshacerse de ello! Pertenezco a una generación que crecía en la integración, pero hemos comprendido que nos impusieron conflictos de lealtad  hacia nuestros padres, nuestros países de origen. Fue casi una desintegración para nosotros. Significaba perder lo que realmente éramos y lo que era la única manera de existir. Para existir en la sociedad francesa hay que dejar de existir. Eso crea un callejón sin salida. Un ejemplo gracioso es cuando la izquierda apoyó en 2004 la ley contra el velo en las escuelas, y una pate pensaba que era islamofobia, pero decían: a las jóvenes con velo se les debe permitir ir a la escuela porque es ahí donde entenderán que no deben llevar velo. Que cometen un error siendo lo que son.

P.- Se domesticarán, según su visión.

R.- Eso es. Y se declina a todos los niveles. Por eso digo que o somos monstruos o somos larvas, como si no tuviéramos alma, y hay razones históricas, milenarias para ser lo que somos. No es algo de lo que te puedas deshacer.

p.- ¿Cuál es la solución?

R.- Es una cuestión política complicada. No se decreta desde arriba, está claro. Pero el movimiento descolonial en Francia intenta abrir un nuevo horizonte, está entrando en la sociedad. El partido Francia Insumisa es también el resultado, existe en su forma actual porque estábamos ahí. Se ha creado un frente cultural real, yo soy una prueba de ello, estando aquí. Tenemos algo que decir...

Íñigo Domínguez. Ideas. El País, domingo 22 de septiembre de 2024.

sábado, 28 de septiembre de 2024

Rennes: la constante evolución de la capital de de Bretaña

La inercia de la historia  dice que lo mejor de la región son sus costas o los pueblos que se llenaron de pintores impresionistas como Pont-Aven, Belle Île o la península de Crozon, de acuerdo. Todo esto es estupendo, pero resulta curioso que en ninguna de estas listas  que tanto gustan  a las revistas de lifestyle, como "diez cosas que hacer" o "los mejores planes para", nunca aparezca Rennes. ¿Por qué? Curioso.

En 2018 L'Express la denominó la ciudad más habitable de Francia. La enorme riqueza patrimonial del centro ha desplazado la presión expansiva hacia el exterior, por lo que Rennes crece hacia a las afueras y hacia arriba sin llegar a la densificación. No hay mejor puerta de entrada en la Bretaña que su capital: vibrante y emprendedora defiende sus tradiciones a la vez que se transforma. Más allá de sus clásicos como el Parlamento, el Museo de Bellas Artes, las identitarias fachadas con entramado de madera del siglo XVII de la place de Jean-Jacquet o el imprescindible mercado de Lices que anima el día a día de la ciudad desde 1620 -no en vano es el mercado más grande del país-, vamos a centrarnos en algunas pistas del Rennes más contemporáneo.

Le Belvédère, un mirador del siglo XXI. Es otro ejemplo de la continua experimentación de los diseñadores Ronan y Erwan Bouroullec sobre el paisajismo urbano. Estamos ante un mirador del siglo XXI que ilumina (a todas horas) el paseo fluvial, creado a partir de la simplicidad estética y formal que caracteriza el savoir faire de este dúo reconocido a nivel mundial. No está aquí porque sí y no empezamos nuestra lista por este observador tan original por casualidad.

El emplazamiento es revelador: en el río Vilaine y junto a la Place de Bretagne, un cruce de caminos muy frecuentado entre el Quai Saint-Cyr y el Quai de Ille-et-Rance; a un lado la catedral de San Pedro, el casco antiguo y al otro, dos emblemáticos edificios modernos: Le Mabilay, de Louis Arretche, y Les Horizons, de Georges Maillols. Y a su derecha, el reciente proyecto residencial CAP Mail de Jean Nouvel  y Christian Hauvette, reconocible por su estilo paquebote actualizado.. Además de eso, a dos pasos  se halla el inicio del Mail François Mitterrand, conocido como los Campos Elíseos de Rennes. Es un renovado paseo con un irremediable  aire a Las Ramblas del que se habla en las bienales internacionales de urbanismo como ejemplo de lo que deberían ser las avenidas de mañana: mecas de convivencia. Concluye  en la confluencia  del río Ille con Vilaine, frente al parque flotante  del Jardín de la Confluencia, donde llama la atención el conjunto arquitectónico Ascension Paysagère, del estudio holandés MVRDV con Winny Maas al frente.

Romántico faro en el río.
Por la noche, paseando por las orillas de los ríos y atravesando los puentes del centro se agradece la amabilidad de los Bouroullec al crear un mirador que ejerce de faro, que penetra de manera romántica en el río y que nos recuerda que una de las premisas de viajar, que no olvidemos que a fin de cuentas es una actitud, es ver de día lo que se vio de noche y ver en primavera lo que se vio en otoño por si la luz cambia una sombra de sitio...

La arquitectura de la modernidad de Arretche y Maillols.

Con vistas al río Vilaine, el edificio más emblemático sigue siendo Le Mabilay, cuya rotunda presencia explica que en los años setenta se decidiera levantar un centro internacional de investigación y desarrollo dedicado a las telecomunicaciones u la innovación tecnológica. El arquitecto optó por un diseño  de ciencia ficción, una ópera espacial de 16.500 metros cuadrados en forma de trípode que imita la base de un platillo volante a punto de despegar junto a esa antena de 80 metros de altura que sigue siendo la linterna de la tecnología en Bretaña. Mucha gente joven la llama "la cigarrette" por la forma y el color del punto más alto de esa antena.

Otro capítulo merece el arquitecto Georges Maillols, autor de Les Horizons, de 1970, el primer rascacielos en alcanzar los 100 metros que sigue siendo el edificio más alto de Bretaña. Dos torres gemelas bien unidas, inconfundibles por su aspecto redondeado, sus curvas de hormigón blanco  En el último piso de las torres vivió entre 1975 y 1979 el escritor Milan Kundera  tras la huida de la  Checoslovaquia comunista.

Detalle del mosaico de La salle de bain

Odorico y el arte del mosaico. Decir Odorico en Rennes  es decir mosaico. Su influencia en el patrimonio cultural es equiparable a la de Gaudí en Barcelona. El arte decorativo de Odorico inunda esta ciudad y la distingue. Entre los 27 lugares a visitar en la ruta Odorico el más inevitable  sea el que fue su casa familiar. Más allá de ser un impecable ejemplo de vivienda art déco, hoy es la crepería Bretonne con una excelente carta. Toda la casa tiene motivos para admirar a Odorico, pero llama especialmente la salle de bain, una de las mas hermosas del mundo. 

Le Frac Bretagne. Entre los tesoros de la colección del Musée Frac Bretagne hay unas fotografías de los Becher que explican bien la época que vive el museo y la ciudad. Para los fotógrafos Bernd y Hilla Becher, la estética de una fábrica o de una torre de agua tenían cabida en un museo. La pareja triunfó fotografiando los altos hornos de cal que sustentaban la industria pesada  en la Alemania del siglo XX. Retratando esas descaradas esculturas anónimas de las periferias, documentaron esa arquitectura vernácula de Europa occidental y llegaron a gozar de una retrospectiva monumental en el Met de Nueva York. Ese es el espíritu del Frac, Fondo Regional Arte Contemporáeo, desde donde se pretende dignificar el arte de los márgenes de toda la región y de más allá.

Use Lahoz. El País Semanal, 30 de agosto de 2024 

viernes, 27 de septiembre de 2024

Temporada Lírica: Manon y L' heure espagnole

Manon . Massanet. Palau de les Arts.

Siempre es grata una nueva escucha y visión de esta ópera, creada por Marie Heilronn la noche del 19 de enero de 1884 en la Ópera Cómica de París. Obra delicada, irregular, a veces superficial, pero hábilmente  construida en torno a una cortesana apasionada y veleidosa. Massanet le supo insuflar vida a través de una pintura a veces blanda, ligeramente cursi, envuelta en ese típico olor a lavanda, que decía un estudioso malintencionado, pero envuelta en una sabiduría musical de excepción. Las voces tienen amplio cauce para el lucimiento. Y lo demostrará, sin duda Lisette Oropesa, que posee un instrumento verdaderamente idóneo: el de una lírico-ligera, un poco más de lo primero que de lo segundo, satinado, bien emitido, extenso y bien modulado. Cantará de seguro un Cours de la reine de excepción. Se cuenta con una puesta en escena firmada por Vincent Huguet proveniente de la Ópera Nacional de París. En el foso, el titular del Teatro, James Gaffigan, un director de amplio espectro capaz de matizar y de llevar a su terreno cualquier pentagrama. 3 de octubre.

L´heure espagnole/ Gianni Schicchi. Ravel /Puccini

Curioso programa doble en el que se dan cita dos obras muy diferentes escritas por compositores casi coetáneos, aunque de nacionalidad y estética muy distintas. El francés, junto al escritor Franc-Nohain, logra con L´heure espagnole una suerte de ópera bufa ligeramente inspirada por una España ensoñada. Aunque poco hay de ella en esta especie de juguete cómico. Relojes, cuernos, amantes, líos de puertas... Limpieza y transparencia de texturas, nitidez tímbrica, funcionalidad armónica. Gianni Schicchi es la tercera ópera del Trittico de Puccini y la más acabada, concisa, fluida e inspirada. Este cuento aleccionador extraído del Infierno de Dante requiere un movimiento escénico preciso, claro y ágil; y una dirección musical vitalista, transparente. Esperemos que Moshe Leiser y Patrice Caurier  en lo primero y Michelle Sporti en lo segundo den en la diana... Es una coproducción con el Teatro de La Maestranza. 25 de abril.

Arturo Reverter. El Cultural, 20-9-2024.

jueves, 26 de septiembre de 2024

"Un lugar inconveniente". Ucrania y el retorno del mal

"De Babyn Yard pueden decirse dos cosas: no es solamente una idea, pero tampoco es propiamente un lugar". Así lo afirman Jonathan Littell (francés de 1967, aunque residente en Barcelona) y el fotógrafo Antoine D'Agata (1961) en este perturbador libro sobre Ucrania pues. Babyn Yard es el nombre del barranco de la capital ucraniana en el que las fuerzas alemanas que habían invadido el país en 1941, el "29 y 30 de septiembre... fusilaron a 33.771 judíos". Un horror que continuó durante la ocupación, pues allí "seguían produciéndose matanzas, que se irán convirtiendo en un procedimiento regular, según algunas fuentes los martes y los jueves". Tal fue así que el "total de víctimas se estima en unos cien mil, 60.000 judíos y otras 40.000 personas: soldados del Ejército Rojo, marineros de la flota del Dnipró, comisarios políticos, agentes del NKVD, civiles tomados como rehenes, gitanos, nacionalistas, sacerdotes, enfermos mentales y muchos otros que tuvieron la desgracia de disgustar al ocupante".

No se extiende mucho más Littell en los hechos históricos, pues como anota  en una de las más de 220 entradas que, a modo de diario , crónica personal y reflexión histórica, componen el el libro, ya se explayó sobre ellos en Las benévolas (2006). En dicha novela, de impacto considerable, Littell narró de forma minuciosa y estremecedora las principales matanzas nazis, entre ellas las de Babyn Yar. 

La intención de los autores es otra en Un lugar inconveniente. Su relato está anclando en el presente en dos sentidos: por un lado, los textos nacen de una visita al lugar, y es desde allí desde donde narran su historia hasta nuestros días: la forma en que ha sido recordado u ocultado o cómo se ha transmitido la memoria de los hechos a medida que el tiempo pasó y se producían cambios políticos profundos en el país. El segundo anclaje con el presente tiene que ver la invasión rusa de Ucrania, que comienza en febrero de 2022, días después de que Littell estuviera acabando el libro en su concepción original, compuesto por sus reflexiones sobre el barranco del horror. D'Agata y Littell decidieron  que la obra no podía quedarse tal cual fue concebida  y viajaron a una Ucrania en guerra abierta.

Y, en concreto fueron a Bucha, escenario de ejecuciones indiscriminadas de población civil  por parte de las tropas  de Putin en su intento de tomar Kiev. Escenas similares a las de 1941. El corolario es desalentador: la peor historia se repite, como si el peso abrumador de los hechos documentados que ocurrieron hace muy pocas generaciones no sirvieran para nada...

No se vislumbra aún un final para la invasión rusa de Ucrania, pero mientras siga en marcha, habrá que seguir  documentando el horror de los nuevos Babyn Yar. Aunque parezca que no sirve de nada. O en palabras del añorado Javier Muguerza, habrá que agarrarse a la razón "con esperanza, sin esperanza y aún contra toda esperanza.

Antonio G. Maldonado. El Cultural, 6-9-2024.

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Catherine Robbe-Grillet celebra su 94 cumpleaños en Madrid

Catherine Robbe-Grillet

Mañana Catherine Robbe-Grillet cumple 94 años. Lo celebra en Madrid coincidiendo con la publicación de un ensayo sobre su vida. La dominatriz más célebre de Francia, la que ha transformado el sadomasoquismo en una de las bellas artes, recibe a El País en una luminosa habitación madrileña de hotel. Su vista ya no es la que era, aunque su memoria sigue intacta para lo práctico -"me sé todos los números de teléfono importantes", apunta- y para lo literario. La viuda del escritor Alain Robbe-Grillet luce guantes de encaje y velo negro, igual que en uno de sus retratos más célebres y en su primera aparición televisiva, en 1985, en Apostrophes, el programa literario más visto de Francia. En aquella ocasión no solo su rostro estaba velado, sino también su nombre: el presentador la introdujo como Jeanne de Berg, el nombre con el que había firmado sus primeros libros. "Como mi marido era un escritor famoso, la gente podía decir que era él quien había escrito mis libros. Pero yo quería ser independiente", explica.

En efecto, en aquel entonces Alain Robbe-Grillet era, además del padre del nouveau  roman, el movimiento literario que quiso  derribar los cimientos de la narrativa clásica, una  figura omni presente en la vida cultural y en los medios de comunicación. Había otro motivo para ocultar su rostro. "Cuando recibía peticiones de candidatos par mis relaciones sadomasoquistas, solía citarlo en algún lugar público para observarlo durante unos segundos y decidir si quería reunirme con él o no", explica. "Con el rostro descubierto, no había anonimato posible". Pero al final de aquel programa, el presentador  deslizó unos versos con juegos de palabras donde aparecían los términos "vestido" (robe) y "tostado" (grillé). Pocos días después Paris Match publicó su identidad real. Aquello sucedió hace cuarenta años, pero hoy sigue en la memoria colectiva. "Todavía hay gente que se acuerda de mí como la dama del velo", recuerda con una sonrisa.

El libro que la ha traído a España, El contrato de la prostitución conyugal. Catherine Robbe-Grillet (Tricastela) del escritor José Lázaro, es un exhaustivo ensayo divulgativo cuyo título evoca el contrato que Alain Robbe-Grillet redactó para ella poco después de su boda, en 1958. Ella nunca lo firmó, porque no lo consideró necesario; ya entonces había adoptado el rol de sumisa en sus relaciones con él, tal y como había narrado ella misma en La imagen (1956).

Durante la presentación del libro, el sábado en Madrid, se proyectó The Ceremony, el largometraje documental que la cineasta sueca Lina Mannheimer le dedicó en 2014. La película que cuenta con testimonios  de colaboradores y fieles, es el mejor testimonio gráfico de la forma estilizada en que Robbe-Grillet concibe sus ceremonias hace décadas. Aunque con su marido siempre ejerció como sumisa en rituales mutuamente pactados, pronto descubrió su potencial en la otra posición, la de dominante o dominatriz.

Lectora de Sade, Huysmans o Rachilde, heredera de una estirpe de heterodoxia francesa ligada a la exploración del deseo y de la sexualidad, Catherine Robbe-Grillet ha perfeccionado durante décadas como autodidacta un tipo de ceremonia que sigue organizando a petición de adeptos y amigos, nunca por dinero. A partir de los años setenta, el desarrollo de sus rituales corrió paralelo a la liberación sexual de la época. También al feminismo con el que ha tenido una relación tangencial. "El Me Too les ha permitido afirmar su deseo". "Pero ahora hay un movimiento inverso. Hay un ascenso terrible del puritanismo, pero dentro 10, 20 0 25 años, irá en el otro sentido. Recuperaremos el deseo de libertad, sin más". "Siempre me acuerdo de Louis Aragon, que decía que "no hay amor feliz". ¡Pobre Aragon!".

Carlos Primo. Madrid. El País, lunes 23 de septiembre de 2024.

martes, 24 de septiembre de 2024

"Sarah Moon. El tiempo se detiene"

Sarah Moon en la presentación de la exhibición de sus fotografías en Barcelona.
(Foto: Alejandra García/EFE)
Huyendo de la explicitud y de la sobre documentación de la sociedad, la fotógrafa francesa Sarah Moon lleva más de 50 años retratando mundos en los que se intuye la atemporalidad melancólica de los sueños. La Fundación Foto Colectania de Barcelona reúne en una muestra de imágenes elegida por ella misma.

Si la fotografía es un arte que tiene la capacidad de parar el tiempo, las imágenes de Sarah Moon (Vichy, 82 años) tienen también la rara habilidad de servir de ventanas al mundo onírico. Una realidad paralela que transcurre a veces entre fogonazos de color, a veces entre desenfoques, y en la que lo explícito pierde valor frente al misterio. "Su fotografía desafía las convenciones de la fotografía tradicional, de la fotografía documental. Es mucho más evocadora", apunta Irene de Mendoza, directora artística de la Fundación Foto Colectania de Barcelona, que ha trabajado mano a mano con la fotógrafa para construir la exposición. Sarah Moon. El tiempo se detiene. Le dieron carta blanca para recrear su mundo y eligió cerca de 90 imágenes  y 5 películas producidas por ella misma. un catálogo extenso para resumir los más de 50 años de carrera de una de las grandes damas  de la fotografía  del siglo XX, que empezó como modelo retratada por Irving Penn o Helmut Newton y acabó detrás de las cámara con la intención de romper con la mirada masculina sobre la feminidad y la sensualidad. "No hay un pensamiento racional en el montaje salvo que una foto pide otra", explica la propia Moon, que cita en la exposición a Samuel Beckett en su novela El innombrable: "Eso, decir eso, sin saber qué". Decir el tiempo. O el eco del tiempo suspendido.

Margaryta Yakovenko. El País Semanal., 17 de septiembre de 2024.

lunes, 23 de septiembre de 2024

Concha de Oro con "Emmanuelle" de aspirante

Arranca un 72ª edición del Festival Internacional de cine de San Sebastián que llega con un aire disfrutón como hacía tiempo que no se recordaba. Este ambiente previo caldeado no se deberá solo a que la inauguración del certamen corra a cargo del muy esperado remake de la Emmanuelle de Just Jaeckin, reversionada para la ocasión en clave feminista por Audrey Diwan.

A esta atmósfera de cierta euforia contribuye el nivel de la sección competitiva, con bastante nombre de peso, después de la levedad que presidió ediciones anteriores del festival. Hay entre las 16 películas en competición nombres que merecen reverencia, como el británico Mike Leigh o el franco-griego Costa Gravas. Leigh regresa con Hard Truths a los territorios en los que mejor ha respirado su cine , los del drama social. Y, a sus 91 años, Costa-Gravas parece embocar un auto testamentario en su reflexión sobre la vida y la muerte de Le Dernier Souffle

De una generación posterior son el japonés Kurosawa y el francés François Ozon, ganador ya de la Concha de Oro en el 2012 con En la casa y que presenta ahora Cuando cae el otoño un neonoir rural. El también veterano Kurosowa llega al Kursaal por primera vez con Serpent's Path, remake de un triller que el mismo dirigió  en 1998 y que traslada a Francia el revenge de un periodista cuya hija ha sido asesinada.

De entre la cosecha más motivadora de esta 72ª edición, en el nivel de expectación de Emmanuelle se mueve el catalán Albert Serra con su acercamiento al coso taurino, a su liturgia de fe, arena y sangre titulada Tardes de soledad. Y el tercer gran foco de la sección oficial  nos lleva al cartel presidido por Pamela Anderson.  En de The Last Show-girl, Gia Coppola nos brinda el eclipse de una starlette, una bailarina de un club de Las Vegas que afronta el ocaso...

José Luis Losa. San Sebastián. La Voz de Galicia, viernes 20 de septiembre de 2024.

domingo, 22 de septiembre de 2024

Las múltiples caras de la timidez

El miedo escénico o la fobia están emparentados con este concepto difuso que no es más que una forma de ansiedad social, escribe el psiquiatra francés Christophe André. Los novelistas y los poetas saben describir en pocas pero fulgurantes palabras fenómenos a los que los científicos tienen que dedicar páginas enteras. La timidez no es ninguna excepción: mucho antes de que los médicos y los psicólogos se interesaran por ella, los literatos ya la habían descrito con precisión. pero también puede manifestarse solo en determinados momentos

Pero ¿qué es exactamente la timidez, una palabra que todos conocemos, un problema que todo el mundo ha experimentado al menos una vez en la vida?

Las dificultades empiezan ya con una definición, porque la timidez es un concepto difuso, una palabra comodín, que abarca tantas realidades como individuos.

Puede referirse a una forma estable, un estilo personal marcado por la discreción y la inhibición; pero también puede manifestarse solo en determinados momentos. Puede ser visible y observable por quienes rodean a la persona víctima de ella, sumiéndola en el bochorno; pero también puede pasar desapercibida, causando sufrimiento interno. Puede extenderse a casi todas las situaciones cotidianas o afectar solo a uno o dos aspectos muy concretos de nuestra vida.

La timidez nos ha acompañado a lo largo de los siglos. En la Odisea, Homero ya describía a un Odiseo intimidado cuando se encuentra con el rey Alcínoo: "Se detuvo un instante , con el corazón turbado ante su umbral de bronce".  La historia de la literatura está plagada  de observaciones asombrosamente precisas: figuras como Shakespeare, Montesquieu, Rousseau, Jules Renard, Stendhal, Proust o Tenessee Willians, por citar solo algunas de las más famosas, han inmortalizado la timidez retratándola de manera extraordinariamente acertada, a través de conmovedoras confesiones autobiográficas, de divertidas descripciones embarazosas...

Olvidada durante mucho tiempo, la timidez ha sido objeto de numerosas investigaciones en los últimos años con el objetivo de comprenderla y tratarla mejor. Para los investigadores, ha sido toda una sorpresa descubrir que la timidez es muy común y que puede causar dificultades y sufrimiento. El desarrollo de soluciones psicológicas, y a veces farmacológicas, y de herramientas eficaces para el cambio personal permite actualmente a muchas personas tímidas llevar una vida acorde con sus aspiraciones...

La timidez es una realidad tremendamente extendida. La mayoría de las encuestas a la población general señalan que dos tercios de los sujetos se declaran más o menos tímidos y que los miedos sociales figuran entre los más frecuentes. Pero todos los especialistas saben que estas cifras esconden realidades muy diferentes. ¿Qué tienen en común, entonces, la timidez que confesó padecer en la noche de su vida François Mitterrand, presidente de Francia durante catorce años y con un perfil especialmente mediático, y la timidez que se apodera de los jóvenes antes de su primera entrevista de trabajo? Cuando la timidez se convierte en tema de conversación, todo el mundo se declara afectado; pero entonces, cuando un director de empresa de mediana edad dice con tranquilidad que es muy tímido, porque le entra el miedo escénico cuando hace presentaciones en público, ¿está describiendo realmente el mismo problema del que habla su vecina de mesa cuando reconoce  que teme ruborizarse delante de los hombres que le gustan?(...)

La timidez es, ante todo una "forma de ser" que combina, en determinadas  situaciones malestar interior y una vergüenza perceptible exteriormente. La persona tímida es perfectamente consciente  de su problema y desea entablar las temidas interacciones sociales. Pero sus dificultades son relativamente incontrolables, lo que la obliga a evitar determinadas situaciones o a adoptar actitudes de retraimiento  o inhibición cuando se enfrenta a ellas. En conjunto, estas manifestaciones dejan a la persona tímida con un profundo sentimiento de insatisfacción y menosprecio de ella misma...

Christophe André (Montpellier, 1956) es médico psiquiatra. Este extracto es un adelanto editorial de su libro La timidez de Arpa Editores. Se publica el 10 de julio.

 El País. Ideas, domingo 7 de julio de 2024. 

sábado, 21 de septiembre de 2024

No es lo mismo oveja de nariz negra que oveja negra

Ovejas de nariz negra de Valais

A la sombra del Matterhorn o monte Cervino, la montaña más famosa de los Alpes por su peculiar forma  piramidal, no solo transitan esquiadores, senderistas o turistas embobados, también lo hace un peculiar rebaño de ovejas de una raza única originaria de esta región y que afortunadamente tiene quien la proteja. Hablamos de las ovejas de nariz negra del Valais, una raza que desmiente esa voz popular que habla mal de las ovejas negras.

 Paul Julen es criador de esta raza de ovejas y tiene 59 años. Compró sus primeros animales con su hermano Rüedi a los 13 años. Hoy su explotación cuenta con más de 300 cabezas de ganado  y todos los miércoles de invierno abre las puertas de su establo de las afueras de Zermatt, en el que ha llegado a recibir 100 turistas en una tarde.

Los rebaños pasan el verano comiendo hierba fresca a los pies de la montaña y con la llegada del otoño vuelven al corral, algunas de ellas sin necesidad de ser guiadas: "Las ovejas de nariz negra tienen una memoria y un sentido del tiempo muy superiores a los de los humanos", dice. 

Cuando acaricio a una descubro que es mucho más receptiva que cualquier oveja blanca. Es más, me devuelve el saludo e insiste  en que juegue con ella para que me acuerde de Michel Pastoureau y de su ensayo Los colores de nuestros recuerdos, en el que examinaba el color negro para llegar a la conclusión de que podía ser resplandeciente. El filósofo nos recordaba el léxico de las lenguas  indogermánicas , que ofrecen dos términos para negro y blanco: "black" y "blanck", que están vinculados al término germánico "blick an", que significa resplandecer.

Las ovejas de nariz negra se criaron originalmente para las regiones escarpadas de los Alpes. La raza era ideal para los granjeros porque podían dejarlas solas en los pastos  y disponer de tiempo para producir heno. Paul Julen cosecha 140 toneladas de heno al año. Explota 50 hectáreas en un total de 500 parcelas. Paul reconoce a cada una de sus ovejas por la cabeza ancha y corta, las llama por su nombre (Miss Zermatt, Wolli...) y acuden a su encuentro... Mi mujer dice que estoy casado con mis ovejas".

¿Por qué se empeña en protegerlas? "Las ovejas  alpinas son muy importantes para la gestión de los pastos y su biodiversidad. Si los prados no se cultivan, en invierno pueden producirse aludes porque la hierba alta que hay debajo favorece los desprendimientos. Otro punto es el aspecto tradicional de las ovejas de nariz negra. Forman parte del paisaje del Valais y pueden calificarse de símbolo de nuestra región. A los turistas de todo el mundo les encanta verlas".

En Zermatt estas ovejas son apreciadas por su terquedad, cariño, belleza y originalidad. Permanecen en grupo, son fieles a su ubicación y conocen muy bien "sus" pastos.

Paul Julen y su esposa Daniela, gestionan la empresa familiar Tradition Julen, dedicada a ala gastronomía, la hostelería y la agricultura, por lo que si Paul no está en el establo estará atendiendo en su restaurante Schäfers-tube, cuyo logo, cómo no, es una oveja de nariz negra, y cuya especialidad, cómo no, es la carne de morro negro, disponible en 15 variantes. Estas ovejas tienen la mitad de grasa que otras razas, por lo que la carne sigue siendo sabrosa incluso cuando tienen ocho años. "Acompaño a mis animales desde el nacimiento hasta el plato", dice Paul Julen...

Use Lahoz. El País Semanal, 10 de Julio de 2024.

viernes, 20 de septiembre de 2024

La mirada que se extingue

Alain Delon en Rocco y sus hemanos

En 2010 en el festival de Cannes, Alain Delon presentó junto a Claudia Cardinale la versión restaurada de El gatopardo. Durante un rato el actor se quedó en el fondo de la sala Debussy esperando para subir al escenario. A sus 74 años, siempre con su ligero bronceado y la camisa blanca desbrochada, sus ojos ya cansados seguían manteniendo toda la profundidad y el misterio de un actor que convirtió el accidente de su belleza en uno de los grandes monumentos de la historia del cine. La mirada de Delon era, cómo no, intimidante, pero cuando llegó el momento de presentar la película, con una mezcla de furia y pesimismo, dijo: "Menos Claudia y yo, el resto ha muerto. Así que comparecemos aquí con meros supervivientes".

Decir que Delon era guapo es reducir a vulgar cara bonita a un hombre que simbolizó como ninguno otro la ambigua naturaleza de la Europa de posguerra. Lo nuevo y lo caduco, lo terrenal y lo insondable, la luz y las tinieblas estuvieron siempre presentes en su perfecto rostro. No es casual que fuese Luchino Visconti, un esteta aristócrata y comunista, el hombre que lo moldeó a principios de los sesenta. En 1960, el actor estrenaba con 24 años dos de sus películas  en la que más emblemáticas  y las que quizá mejor explican la dualidad de su criminal belleza. En Rocco y sus hermanos de Visconti, daba vida a Roco, uno de los pobres hermanos Parondi, y en A pleno sol de René Clément, fue el más perturbador  de todos los Mr. Ripley. Santo y demonio. Sin inmutarse. Sin apenas interpretar, Delon podía serlo todo. Un año después, en 1961, Visconti aceptó llevar al teatro la obra del dramaturgo John Ford Lástima que sea una puta, la historia de un amor incestuoso en la que el actor compartía escenario con otra estrella emergente, la austríaca Romy Schneider, con la que acababa de trabajar en el drama romántico Amoríos (1958), de Pierre Gaspard-Huit. Los que vieron a Delon y Schneider en aquel debut en París recuerdan la fuerte impresión que provocó la joven pareja. Mientras el mundo se enamoraba de ellos, Delon y Scheneider empezaban una relación que con el tiempo ahondó en el aura trágica de ella y que, en la pantalla, cuajó en el thriller La piscina (1968), de Jacques Deray, uno de los directores con los que más trabajó el actor francés.

Fue poco antes de volver con Visconti en El gatopardo (1963) cuando Delon tuvo otra parada gloriosa en el cine italiano de la mano de Michelangelo Antonioni, que cerró su fundamental trilogía de la incomunicación con El eclipse (1961) en la que al actor daba vida a un joven corredor de Bolsa que intentaba seducir a a una escurridiza Monica Vitti...

En todas estas películas, Delon demostró tener el don de la quietud, le bastaba mirar para provocar sentimientos encontrados, a veces desamparo, otras de peligro, siempre de atracción. Como una pantera o como una estatua clásica, quizá lo que mejor explica su enigma, lo que convierte su belleza en algo alejado de otras grandes bellezas del cine, es su cualidad decadente , de algo que definitivamente se extingue. En una ocasión el fotógrafo británico David Bailey le preguntó a Visconti si consideraba la palabra decadente un insulto y Visconti le respondió: "Al revés. Es importante ser decadente porque la decadencia formará siempre parte de la historia y del arte". Eso mismo podría decirse de Alain Delon.

Elsa Fernández Santos. El País. lunes 19 de agosto de 2024.

jueves, 19 de septiembre de 2024

David Foenkinos: "La vida feliz"

El escritor francés presenta nueva novela, La vida feliz, donde explora la posibilidad de celebrar nuestro propio funeral y comenzar una segunda vida. "No quiero que adapten todos mis libros al cine, a menos que sea Almodóvar quien me llame con una propuesta", bromea. 

Como podría pasarle al protagonista de cualquiera de sus novelas, el vuelo  de David Foenkinos (París,1974) se retrasa. No lo suficiente como para perder la oportunidad de conversar con él, cosa que si le pasaría a su protagonista y que supondría un obstáculo para su camino al éxito. Ya se sabe : o todo o nada.

Escritor, dramaturgo, cineasta y músico antes de todo lo demás -recibió una sólida formación en jazz mientras estudiaba Letras en la Sorbona-, Foenkinos cuenta con una obra que supera los tres millones de lectores, está traducida a 40 idiomas y ha sido reconocida  con 15 galardones literarios, entre ellos el prestigioso Goncourt de los estudiantes y el premio Renaudot. "A los jóvenes le encantan mis libros, no sé muy bien por qué, pero La delicadeza se ha convertido en un fenómeno de TikTok en Francia", bromea.

El autor francés presenta esta tarde en Madrid La vida feliz (Alfaguara), su última incursión en la novela (auto)reflexiva. Algunos críticos la describen como un "Lost in translation made in Foenkinos"; en el fondo no es otra cosa que una historia de amor y segundas oportunidades. Foenkinos retrata, con su característico sarcasmo emotivo y su habitual profusión de aforismos, a dos personajes atrapados en los vaivenes de la vida, luchando por ser cualquier cosa menos ellos mismos.

P.- En sus libros, la familia siempre está presente en la historia pasada, presente y futuro de cualquier individuo y es imposible escapar de su influjo, aunque haya voluntad de ello. ¿Lo cree de verdad?

R.- Creo que se puede escapar de ello aunque sea difícil. En La vida feliz el protagonista se enfrenta a un drama familiar, y hay un momento en el que se nos enseña a todos que no estamos obligados a amar a nuestros padres, tenemos libertad para elegir con quien queremos compartir nuestra vida. De hecho, vivir una vida feliz supone liberarse de algunas cosas tóxicas que nos retienen, y la familia es una de ellas.

 Raquel R. Incertis. Madrid. El Mundo, jueves 12 de septiembre de 2024.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Marie Curie dejó huella en España

Marie Curie con Alexander Fleming en Toledo en su primer viaje a España.
 (Foto: "Toledo olvidado")

Maria Salomea Sklodwska (Polonia,1987-Francia,1934), popularmente conocida como Marie Curie por el apellido del marido, fue una de las científicas más brillantes de todos los tiempos. Ha pasado a la historia por uno de sus milagrosos logros, como la identificación de los elementos químicos radio y polonio. O por ser la primera mujer en ganar un Premio Nobel de Química, en obtener otro de Física y, de paso, convertirse en la primera persona en ganar dos premios Nobel. Y fue la primera profesora y directora  de un laboratorio en la Universidad de París. Su marido, su hija y su yerno también obtuvieron el preciado galardón sueco.

Además de una más que brillante científica, Marie Curie fue un personaje público en su momento, a veces a su pesar, pues el escrutinio de su vida privada llegó a causarle algún disgusto. Solo así se entiende el revuelo que supuso  su primera visita a España en abril de 1919 para participar en el primer Congreso Nacional de Medicina. El por aquel entonces joven Gregorio Marañón (estaba a punto de cumplir 32 años) escribió dos artículos para la revista El Liberal que leídos en la actualidad son una auténtica delicia.

En el primero, publicado el 21 de abril de aquel mismo año, queda claro la veneración que le profesaba el que más tarde se convertiría en una eminencia. Decía: "Se ha levantado de su asiento esta mujer gloriosa, quizá la más alta cima de la ciencia contemporánea, orgullo de Francia, de la raza latina y del mundo entero". Obviando que el concepto de raza en humanos es muy discutible, no se acaba de entender  que Marañón considerara "latina" a Maria Sklodowska-Curie, dado su origen polaco de nacimiento. Quizás un exceso de entusiasmo.

En el segundo artículo, publicado dos días después, describe la conferencia que la ilustre científica dio en la Facultad de Medicina de San Carlos, con la presencia, entre otras autoridades , de la reina María Cristina. Marañón destaca en el texto que la sala estaba abarrotada, pero que, en su opinión, deberían haber asistido más mujeres. Destaca que habló más de dos horas sin mostrar fatiga o emoción, que realizó dos experimentos ayudada de su hija (no menciona si fue Irene, la futura premio Nobel o Eve, que acabó siendo una famosa concertista de piano y una escritora de éxito). Asimismo, describe el chamizo en el que empezaron sus experimentos, que acabó siendo el Instituto del Radio, y escribe unas ideas que hoy nos pueden resultar muy familiares. "Para que aprendamos todos y singularmente los españoles, que la ciencia la hacen los hombres, donde sea, en una buhardilla, cuando tienen el genio investigador y no los laboratorios, por ricos que se construyan y doten".

En el año 2024, los científicos en España seguimos teniendo más genio y ganas que medios y nos vemos obligados a adaptarnos a las limitaciones tratando de no renunciar a los objetivos.

Del numeroso público que acudió a escuchar a Curie, el artículo dedica unas breves líneas a un grupo de monjas. "Escuchaban también a esta santa fecunda de una religión que ellas desconocen, que en lugar de contemplar a Dios le arranca sus secretos y los reparte entre los hombres".

Es complicado pensar que la visita de un premio Nobel despertara tanta expectación en la actualidad. La propia Marie Curie volvió a visitar España en 1931 y 1933, pero sin tanta repercusión mediática. Curie supo aprovechar su fama y realizó dos giras por los Estados Unidos con el fin de recaudar fondos para sufragar sus investigaciones. Conviene recordar que nunca patentó ninguno de sus descubrimientos, por lo que jamás sacó ningún beneficio económico de ellos. Podríamos decir que también fue una pionera en el crowfunding científico.

J, M, Mulet. El País Semanal, 12 de septiembre de 2024.    

martes, 17 de septiembre de 2024

Van Gogh trazó el futuro de la pintura

Cuando el pintor Paul Gauguin, tan pagado de si mismo y consciente de su genialidad, llegó en octubre de 1888 a la Casa Amarilla de Vincent Van Gogh en Arlés, la ciudad de la Provenza francesa, y contempló la serie de girasoles pintada por su amigo, entendió que no tenía nada que enseñar a un artista que, a diferencia de él, ya vislumbraba el futuro. Así es al menos como quiere imaginarse aquel encuentro Christopher Riopelle, uno de los comisarios de la exposición Van Gogh: Poets and Lovers (Van Gogh: poetas y amantes), que la National Gallery de Londres ha incluido en la celebración de sus 200 años de historia. 

"Era un profesional que planeó y organizó toda su carrera artística", explica Riopelle para desmontar el mito extendido de que la originalidad del pintor holandés -"el loco del pelo rojo"- derivaba en exclusiva de sus constantes trastornos mentales. "Fue él quien dijo: "Nadie me entenderá ahora, pero lo harán", y se refiere a sí mismo como el pintor  del futuro, el artista que lo anuncia. Aseguró que todo giraría en torno al color y acertó", señala el comisario. La pinacoteca reúne, en un esfuerzo que ha requerido cinco años de negociaciones con casi 30 museos y coleccionistas privados, 60 pinturas y dibujos del artista, en la primera exposición de su historia dedicada a Van Gogh.

Toda la muestra gira en torno a esos dos años, entre febrero de 1888, en los que el pintor viajó a la Provenza para huir de París, puso en marcha su proyecto de una comuna para artistas en Arlés, sufrió una trágica y fructífera convivencia y desencuentro de dos meses con Gauguin, se cortó una oreja y se internó voluntariamente en el hospital psiquiátrico de Saint-Rémy.

Dos años en los que Van Gogh perfeccionó una visión del arte más centrada en utilizar la realidad como vehículo para plasmar su imaginación que en replicarla. Los paisajes eran un modo de transmitir sus emociones, así como la visión idealizada de temas como el amor y la poesía. El parque que había enfrente de su casa en Arlés, un espacio público anodino, se convierte, a lo largo de diversos lienzos con colores luces y perspectivas diferentes, en un espacio de melancolía, un lugar de encuentro social con elegancia parisina o la metáfora de alguna idea literaria en su cabeza.

"El pintor lo imaginó como un rincón  donde los poetas del renacimiento paseaban, pero la idea no había surgido de la nada. Van Gogh había tenido numerosas conversaciones e intercambio de cartas con amigos como  el pintor Émile Bernard, en las que discutían  el significado de la poesía, su importancia, y el elemento poético de nuestras vidas o del arte", explica Cornelia Homburg, la historiadora del arte y comisaria de la exposición que convenció a la dirección de la National Gallery de que todavía había espacio para redescubrir a un artista del que ya parecía haberse dicho todo, pero cuya figura había sido apresada por los mismos prejuicios y leyendas que le habían hecho popular entre la gente.

Los jardines del psiquiátrico de Saint-Rémy, que Van Gogh veía desde su ventana o retenía en su cabeza después de pasearlos, se convierten con sus pinceladas en "un nido para los amantes" o en la plasmación de la angustia y el sufrimiento de los enfermos, con un árbol podado y los últimos rosales de un espacio ocre y azul donde la vegetación ondula hacia el cielo. (...)

La exposición reúne los lienzos que cualquier espectador identifica con el pintor, pero termina con un cuadro enigmático, Hierba alta y mariposas. Un primer plano del suelo del jardín de Saint-Rémy, casi abstracto, que hipnotiza con sus mil tonos de verde  y la dificultad de averiguar la perspectiva de un pintor que anunciaba el futuro, y que moriría unos meses después, a los 37 años, de un tiro en el estómago.

Rafa de Miguel. Londres. El País, jueves 12 de septiembre de 2024.

lunes, 16 de septiembre de 2024

El abismo de las matemáticas y el de la vida

El teorema de Marguerite. Doctorarse en matemáticas e investigar sobre la conjetura de Goldbach, uno de los problemas no resueltos de la teoría de los números, no implica saber lo que es el placer de la existencia, tener clara la asunción de errores, conocer la dignidad y manejarse con las emociones. Para conjetura irresoluble, la de la vida.

La joven y brillante matemática de El teorema de Marguerite es introvertida y está poco acostumbrada a la socialización, pero no tiene ningún trastorno del espectro autista. La directora Anne Novion hace bien en huir de ese cliché, aunque luego sí caiga en algunos lugares comunes de la visualización del pensamiento matemático: el encadenado de fórmulas  sobre el rostro de la protagonista es el peor ejemplo.

La conjetura de Goldbach, que data del año 1742, ocupa buena parte del relato, pero, como otras obras en las que el tema es inescrutable para la mayoría, la directora se las ingenia para que el gran tema y los subtextos que lo acompañan sean mucho más mundanos. El teorema de Marguerite comienza como una clásica historia de ambiente universitario para desembocar en un retrato de crisis existencial. En principio, dramático, pero con algún toque de comedia romántica, el trecho menos interesante  del trabajo de Novion. Están mucho más logrados otros aspectos: el lado obsesivo de las matemáticas y cómo te pueden hacer sentir vulnerable; las penosas condiciones laborales de los investigadores universitarios; el acechante peligro del orgullo y la vanidad; y , sobre todo, la profundidad que lleva implícita. El abismo de las matemáticas es también el de la vida. Las inseguridades, como llevar su vértigo y cómo encontrarnos en la búsqueda de la felicidad.

J. O. El País, , viernes 13 de septiembre de 2024.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Pascal Quignard: "El arte es esa grieta que surge de lo simbólico"

El escritor francés Pascal Quignard, uno de los grandes "raros" de las Letras europeas, recibió ayer el Premio Formentor y defendiendo su idea mística y solitaria de la vida y la literatura. Cuando apenas contaba tres años de edad, la familia de Pascal Quignard (Vereneuil-sur-Avre, Francia,1984) se mudó a El Havre, ciudad duramente castigada por los bombardeos británicos durante la Segunda Guerra Mundial cuyo puerto renacentista quedó completamente destruido. "Nunca he abandonado El Havre, donde caminaba de niño  empujando la cabeza contra la fuerza del viento para ir al colegio", escribía en Les désarçonnés (Los inestables), publicado en 2012. y uno de los tomos de su ciclo Último Reino, cuyo duodécimo volumen, Les heures heureuses (Las horas felices), acaba de publicar en Francia.

La historia, fundamentalmente el barroco y el mundo clásico, aunque también el medieval, es el escenario predilecto de las obras de este francés ermitaño y heterodoxo que en 1994 abandonó su poderoso puesto como secretario general de la editorial Gallimard para retirarse al campo a leer, escribir y tocar y escuchar música, otro tema que entrevera su vida y su obra.

"Renuncié a todo. La vida es breve y dediqué mucho tiempo, demasiado, a luchar contra mi deseo de soledad. Desde hace más de treinta años tengo la relación más lejana posible  con ese medio, al igual que con todos los demás grupos, formaciones, ámbitos y sectas", contaba en una reciente entrevista con este periódico.

Paradojas de la vida o ironía del destino, otro lugar clave en el conflicto que dividió el siglo XX, la antigua estación de Canfranc (Huesca) -ahora reconvertida, tras décadas en ruinas, en un lujoso hotel-, por la que se salvaron en tren más de 15.000 judíos y que los nazis controlaron para proteger el abastecimiento de wolframio y tungsteno, es el lugar done el escritor recibe el Premio Formentor2023 -dotado con 50.000 euros-, concedido por la maestría con que ha rescatado la genealogía del pensamiento literario grecolatino, medieval y barroco" y por abordar "los enigmas literarios del alma humana".

En este enclave de cuento, que bebe de la arquitectura palacial francesa del siglo XIX y está rodeado por fondosos bosques de pinos que recubren las escarpadas cumbres pirenaicas,  Quignard, sobrio, sutil, conciso y pausado, tal y como es su obra, ha desgranado un bello discurso, cuajado de referencias clásicas a Ovidio, Babilonia y la Torre de Babel, su idea de arte. "Es la grieta en lo simbólico. La literatura es ese camino  de voz en la muralla de Babel", ha afirmado aludiendo a una de las Metamorfosis del autor romano.

También ha defendido la necesidad de escribir "no una elección, sino una necesidad para ensamblarse a sí mismo", a pesar  de reconocer "lo exigente  que puede llegar a ser la obra. Desde hace más de cincuenta años, te atormenta, te atenaza. Exigente, no se aparta de tu lado. Está al acecho, como una fiera". Y, desde luego, la de leer. "Aprendí a leer de forma muy precoz, la lectura era mi escondite. Soy una persona pasiva, y la lectura es pasiva, lo cual es maravilloso. La lectura nos permite sentirnos invadidos, no sabemos qué va a ocurrir en el libro que estamos leyendo, puede ser algo traumático o algo que nos calme". Sin embargo, he advertido que "es una experiencia más profunda y menos voluntaria que la escritura; la lectura no está hecha para todo el mundo".

Poco afecto a opinar del presente, Quignard, cuyos referentes se remiten a otros solitarios como Montaigne, San Juan del Cruz. Mallarmé o el filósofo chino Zhuangzi, asegura tener pocas esperanzas en el avance de la humanidad, estableciendo metáforas con su pasión musical. "No hay progreso político. El laúd es un instrumento sublime, que se dejó por motivos religiosos y solo duró 150 años. He tocado la viola, pero se prescindió de ella de repente durante la Revolución francesa porque se veía como un instrumento aristocrático. Luego llegó el piano y pasó lo mismo. Acabamos abandonando cosas maravillosas, fantásticas. Con el paso del tiempo no avanzamos, prescindimos de cosas completamente bellas".

Una visión que encaja con su obra, plagada de protagonistas desterrados o voluntariamente apartados de una sociedad adocenada y que huye de las emociones intensas, del silencio que precede a la creación y de la reflexión que acompaña al pensamiento profundo. "Soy una persona letrada y erudita. Los escritores que más me han importado han hecho de su escritura una vía mística", ha apuntado.

Quizá por ello, ha concluido reivindicando su modo de entender la vida y la literatura. "Este premio no es solo la recompensa por una obra. Es un ejercicio espiritual que está siendo reconocido. Se ha percibido y reconocido como una manera de vivir, algo extrema, salvaje y libresca a la vez, apartada de todos, sin un día festivo desde hace más de cincuenta años. Gracias".

Andrés Seoane. Canfranc. El Mundo, sábado, 23 de septiembre de 2023.

sábado, 14 de septiembre de 2024

Adoquines de la memoria en Bruselas y Madrid

El adoquín colocado en memoria de Nelly y Nadine en Bruselas. (Foto: Delmi Álvarez)

Las vidas de la belga Nelly Mousset-Vos y de la chinobelga nacida en Madrid Nadine Hwang Brouta dan para varias novelas. Su poco conocida peripecia de resistencia y supervivencia al nazismo, mientras combatían también los prejuicios sociales, empezó a descubrirse en 2022 tras el estreno de un documental sobre esta inusual pareja. Ahora gracias a un matrimonio madrileño (Isabel Martínez y Jesús Rodríguez), Nelly y Nadine cuentan también con su stolprestein o piedra del tropiezo, como se llaman los adoquines recubiertos de latón colocados por toda Europa, ante las casas de víctimas del nazismo. Ayer, en una ceremonia a la que asistieron familiares y autoridades locales e internacionales, Martínez y Rodríguez colocaron en el barrio de Ixelles de Bruselas un stolperstein ante la casa natal  de Nelly-Vos (1906-1987), cantante de ópera, miembro de la resistencia y agente de la inteligencia belga durante la II Guerra Mundial.

 El homenaje  se completará  en unas semanas en Madrid cuando Hwang Brouta la que fuera su pareja desde que se enamoraron, a finales de 1944 en el campo de concentración para mujeres de Ravensbrück, donde ambas acabaron presas por su labor contra los nazis, cuente con su adoquín de la memoria. Será colocado ante la vivienda en el barrio de La Guindalera donde nació en 1902.

A Sylvie Blanchi, nieta de Mousset-Vos, se le escapaban los suspiros. "Fue una resistente también contra todas las convenciones sociales", recordaba. Su familia calló siempre la historia de estas dos mujeres que se enamoraron en un campo de concentración desde que Nadine le pidió a Nelly, en la Navidad de 1944, que cantara Madame Butterfly, de Puccini.

Solo cuando, hace unos ocho años, abrió la caja de recuerdos de su abuela y leyó su diario, descubrió, con estupor, que la que recordaba como una abuela corriente había vivido una vida apasionante y un amor no menos apasionado con una cantante de ópera que aprovechaba sus viajes como artista  para espiar para la resistencia. 

Aunque nacida en Madrid, Nadine Hwang se crió en Pekín, junto con su hermana menor, Marcela de Juan, que acabaría siendo una reputada escritora y traductora de chino. Nadine por su parte se licenció en Derecho y fue una de las primeras mujeres piloto de China, llegando al grado de coronel. Durante la década de los veinte del siglo pasado ocupó puestos diplomáticos hasta que, poco después de la llegada al poder de Chiang Kai-Shek, se instaló en Francia. Durante la ocupación nazi, Nadine colabora con la resistencia, preparando una ruta de fuga a España. Su suerte se acaba en 1944, cuando es detenida y trasladada a Ravensbrück, donde su destino se cruzaría con el de Nelly.

Silvia Ayuso. Bruselas. El País, viernes 6 de septiembre de 2024.

viernes, 13 de septiembre de 2024

La siesta con la " tête de course"

La boca con restos de sandía, el bañador con restos de humedad, los pies descalzos y fríos porque el suelo es lo único fresco a esa hora de la tarde. La siesta de la infancia, no siempre deseada, obligada por los mayores de casa. Las persianas bajadas para que no entre el sol de julio, las mosquiteras para que no entren los bichos. Parece de noche en un chalé situado a unos 35 kilómetros de Madrid.

Tu pequeño cuerpo se acomoda a un sofá viejo cubierto con una funda que también tiene sus años. La pantalla de televisión de esas pequeñas con culo, es la única luz del salón. De fondo, la voz que te  ayudará a conciliar el sueño. Esa que narrara a la España que no sestea que Perico Delgado ganará el Tour de Francia...

La niña de los entonces ya es mayor de edad y no va a esa casa en verano porque sus propietarios decidieron venderla. Ahora está en un piso de Getafe al que acaba de mudarse con sus padres, las piernas se le salen del sofá porque ha crecido unos centímetros -tampoco tantos- y sí que tiene ganas de sestear  porque se ha pasado el curso levantándose a las seis menos diez para ir a clase, bebiéndose un café doble y negro como la noche, el rezo de la Cope y a la ducha, que  a las siete menos cuarto hay que estar en el tren de cercanías que la llevará enlatada a la universidad.

Aunque en verano no esté obligada a madrugar, su cuerpo sale de la cama antes de lo normal, como si se prepara para julio, para el Tour de Francia y para mantener algunas tradiciones. Ahora el chorro del aire acondicionado le da de lleno, así que se hará la olvidadiza para que su madre a la mínima, vaya por una manta que le tape el cuerpo... Y mientras esa mujer mayor de edad intenta dormirse  en el sofá de al lado volverá a escuchar de fondo al narrador del Tour de Francia con las frases de siempre, aunque haya otros nombres de corredores que aprenderse. Qué difícil el Tourmalet y el Mont Blanc, sospechas de doping, "la te-te de la cour-se", dirán tal cual las dos muertas de risa porque ninguna sabe francés...

Qué largo es el verano de estudiante, cuando aún no has estrenado la vida laboral.

Qué corto es ahora, trabajando como autónoma. Y cómo odio el Tour de Francia, porque la que ahora recoge la cocina soy yo. 

Ángeles Caballero. El País, lunes 5 de agosto de 2024.

jueves, 12 de septiembre de 2024

Una tabla a la que agarrarse

Albert Camus, premio Nobel de Literatura, se quedó muchas veces sin palabras. Todas tuvieron que ver con una mujer que no era su esposa, Francine Faure, sino su amante, María Casares, actriz de origen gallego a la que conoció en París, el 6 de junio de 1944, día del desembarco de Normandía. Ella tenía entonces 21 años. Él, 30. "Lucho para expresarme (...) noto perfectamente qué mal te escribo. Pero mi único deseo sería callarme y despertarme a tu lado mientras tu duermes aún, quedarme mucho tiempo mirándote, esperando a que despiertes. Eso era, amor mío, la felicidad"(...) "Cariño, ya no sé escribir. Estoy nervioso como un león enjaulado", confiesa el autor de La peste. Fue buscando las palabras adecuadas para describir la desesperación y la fiebre, la pasión y la ternura. Ambos llegaron a intercambiarse 865 cartas a lo largo de tres lustros.

Él era hijo de Lucien, colono francés muerto en combate en la I Guerra Mundial y de Catalina Sintes, nacida en Mahón (Mallorca), semianalfabeta y casi sorda. Ella, de Santiago Casares Quiroga, presidente del Consejo de Ministros cuando estalla la Guerra Civil, y de Gloria Pérez, quién engañó a su padre con un joven de 18 años que terminó siendo, también, amante de María. Camus y Casares, ambos lejos de los lugares donde habían nacido (la Argelia francesa y A Coruña) se consideraban extranjeros, exiliados, y solían referirse uno al otro como su patria interior y a su separación como otra forma de "exilio". Él, pelo negro engominado hacia atrás. un cigarrillo siempre pegado a la comisura, se parecía a Humphrey Bogart. Ella morena, espigada, había nacido con unos inmensos ojos verdes diseñados para la tragedia, para el teatro.

Pasaron más tiempo escribiéndose que viéndose, así que la relación epistolar era una forma de estar juntos, de tocarse. Dice él: "Hoy tenía una necesidad casi física de tu carta, igual que se necesita una tabla a la que agarrarse... Hay que hablar, hablar y hablar para sustituir a los cuerpos". Responde Casares: "Vivo contigo todo lo que me sucede y por la noche te vuelvo a contar todo lo relacionado con mi vida solitaria". Un día sin carta disparaba la ansiedad de los amantes; "¿Te has olvidado de tu compañero de planeta, del amigo, del amante, del amor?"

Hay páginas y páginas invadidas por los celos. Camus: "Leo tus cartas y cada nombre masculino me deja la boca seca. Seguramente no es una demostración de inteligencia, pero ¿qué me importa a mí ahora la inteligencia?". Casares:"¿Sabes lo que representa, para un ser que ama y que se muere de orgullo y de necesidad absoluta, volver a casa todas las noches para imaginarme escenas de intimidad, incluso de cariño, que están sucediendo en otro lugar?... Otras veces son los remordimientos los que acaparan el relato, sobre todo de Camus, por engañar a su esposa, conocedora de su relación con Casares y enferma de depresión. Y remordimientos también hacia Casares, por absorberla completamente. También Casares pasa de los celos a la compasión, de la ansiedad a la resignación: "Amor mío, me da mucha pena cuando pienso en Francine y en tí, desgarrado por todas partes.  Cuídala y entrégate a ella por entero. Yo te esperaré cuanto desees".

Cuando Francine murió, su hija Catherine quiso conocer a María Casares. Quedaron en un hotel de Niza, tomaron chocolate. Hablaron del "hombre tierno y cálido por naturaleza que habían compartido. Un día la actriz le pidió permiso para vender las cartas de amor de su padre, ya que necesitaba el dinero para reparar el techo de su casa. Catherine decidió peritarlas para ver si podía pagarlas y comprárselas. "No quería que cayeran en manos equivocadas y las guardé en una bolsa durante 30 años. En 2016 pensé que nadie se acordaría de la maravillosa mujer que era María. Sabía que cuando murió (en 1996) alguien había robado las fotocopias de la correspondencia y temía que aparecieran en una edición pirata. Una amiga de la infancia me ayudó a ordenarlas".

El viejo dilema -¿tiene un escritor que alcanzó la cima de la literatura textos privados o disuelve el reconocimiento público todo lo íntimo?- se resolvió a favor del público en 2017 con el volumen Correspondencia 1944-1959 (editado en castellano en 2023 por Debate). Catherine Camus decidió convertir el romance y su amante en patrimonio universal, compartiendo una clase de amor que muchos no conocerán jamás. Después de todo, para eso existe la literatura: para hacernos vibrar con otras vidas, visitar otros mundos.

Natalia Junquera. Madrid. El País, domingo, 4 de agosto de 2024.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Annie Ernaux: "Voy a vengar mi raza"

Annie Ernaux en su casa de Cergy. (Foto:Léa Crespi)

Casi dos años después de ganar el Nobel de Literatura, Annie Ernaux sigue siendo la misma: una silueta solitaria en una casa con jardín en Cergy, una ciudad sin historia, construida en los setenta para aliviar la concentración urbana, a unos 40 kilómetros de París. A lo lejos se divisa la capital desde su ventana, al fondo de un magnífico paisaje de verdes surcados por el río Oise. Sus dos gatos duermen la siesta. En el vestíbulo hay un cartel de una de sus películas favoritas Lejos del mundanal ruido. Tiene sentido.

Este verano cumple 84 años. ¿Cómo los lleva? "No muy bien", se resigna. Le duele la cadera por una enfermedad congénita agravada por la edad y tiene miedo de caerse. Está escribiendo un nuevo libro del que no dará explicaciones, salvo una: "No se inscribirá en la doxa actual".  (...)

P.- . Qué ha cambiado el Nobel?

R.- El premio me ha convertido en un personaje público. Antes era solo una escritora. Ahora soy un icono, un símbolo, todas esas palabras pomposas que carecen de significado para mí. Me sentí como esa Virgen, Notre-Dame de Boulogne, a la que pasearon por parroquias de toda Francia al terminar la II Guerra Mundial.

P.- No parece que la haga muy feliz.

R.- No, nada feliz. Lo que me satisface es ver a esos jóvenes que me conocen por las traducciones que se han hecho gracias al Nobel. Pero toda la parte oficial se me ha hecho pesada. Me ha quitado tiempo para escribir.

P.- La mañana que la llamaron para anunciarle el premio prefirió no contestar al teléfono...

R.- El año anterior me gastaron una broma pesada, me dijeron que ganara y era mentira. No me iba a dejar estafar una segunda vez. Dejé que sonara el teléfono y esperé a hasta que lo anunciaron en la radio. Mientras me puse a vaciar el lavavajillas.

P.- ¿Se arrepiente de haber ganado el premio?

R.- No. En realidad, yo nunca me arrepiento de nada. Sin duda, es una reacción a mi educación católica.

P.- Al ganar el Premio Formentor en 2019, me dijo que experimentaba "un sentimiento de impostura"... También dijo sentirse "indigna" para cualquier premio.

R.- Sí, debido a mi origen social. Aunque al ganar el Nobel sentí la necesidad de reivindicar esos orígenes, a diferencia de lo que sucedió con otros premios. Me sentí en el deber de representar a aquellos con quienes comparto ese origen social. 

P.- En solo dos generaciones, su familia pasó de ser campesina y analfabeta a ganar el Premio Nobel.

R.- Eso debería ser lo normal. Lo anormal es que casi todos los premiados tengan ascendencia intelectual. Mi abuelo no sabía leer y mi padre nunca había oído hablar del Nobel. Yo supe lo que era a los 17 años cuando lo ganó Camus. Todavía recuerdo su discurso de aceptación: "Quien eligió su destino de artista porque se sentía diferente aprende rápidamente que solo alimentará su arte y su diferencia admitiendo su parecido con todos". 

P.- Para usted, esos orígenes fueron motivo de vergüenza.

R.- Sí, claro. Al principio hubo esa vergüenza porque mis padres no eran burgueses parisienses sino tenderos de un pueblo modesto de Normandía. Todo el trabajo ha consistido en darle la vuelta y convertir esa vergüenza en algo útil, usarla para pensar el mundo de otra manera.

P.- Es decir que ha transformado la vergüenza en orgullo.

R.- Algo así. De pequeña, cuando sacaba buenas notas, las monjas que me educaron, a las que odiaba con todas mis fuerzas me decían: "Espero que se lo agradezcas a Dios". Yo no entendía por qué yo debía agradecérselo y no las demás niñas. Me costó años entender que lo decían porque era pobre. Me sigue sucediendo: a los tránsfugas de clase, como nos denomina la sociología, se nos reprocha siempre la falta de gratitud.

P.- Es cierto, le reprochan que sea ingrata y plañidera. 

R.- Me pueden decir lo que quieran menos plañidera. Mis libros expresan la realidad, y la realidad es violenta. Nada más.

P.- A los 20 años, escribió en su diario íntimo una frase de Rimbaud:"Soy de raza inferior para toda la eternidad".

R.- Así es. La contrapuse a otra de mi cosecha:"Voy a vengar mi raza". Es la frase que recordé al recibir el Nobel.

P.-¿Lo ha conseguido?

R.- He hecho todo lo posible. Con los medios de los que dispongo, tengo el deber de hacer tomar conciencia sobre las injusticia fundamentales. El éxito no me ha afectado, habría vivido igual de bien sin el Nobel. En realidad me afligen la gloria y la celebración.

P.- Muchas personas de izquierdas de su generación se han vuelto conservadoras con la edad. ¿Cómo lo evitó usted?

R.- No fue difícil. Esas personas a las que se refiere eran. a menudo, burgueses, aunque no siempre fueran conscientes de ello. Están conectados con círculos intelectuales que yo no frecuento. Yo solo era una profesora del extrarradio.. Nunca me alejé de mis convicciones primeras.

P.- Tengo la impresión de que también es una cuestión de ética.

R.- Sí. ¿Y no cree que la ética procede de la sociología de cada uno? Es decir. que uno tiene la ética de su clase social. La mía está entre dos mundos pero se puede inclinar hacia la de mis padres: no aprovecharse indebidamente de nadie, no bucar nunca la gloria. Jamás.

P.- Austeridad y rectitud moral. (...)

Álex Vicente. El País Semanal., 7 de junio de 2024.