Como podría pasarle al protagonista de cualquiera de sus novelas, el vuelo de David Foenkinos (París,1974) se retrasa. No lo suficiente como para perder la oportunidad de conversar con él, cosa que si le pasaría a su protagonista y que supondría un obstáculo para su camino al éxito. Ya se sabe : o todo o nada.
Escritor, dramaturgo, cineasta y músico antes de todo lo demás -recibió una sólida formación en jazz mientras estudiaba Letras en la Sorbona-, Foenkinos cuenta con una obra que supera los tres millones de lectores, está traducida a 40 idiomas y ha sido reconocida con 15 galardones literarios, entre ellos el prestigioso Goncourt de los estudiantes y el premio Renaudot. "A los jóvenes le encantan mis libros, no sé muy bien por qué, pero La delicadeza se ha convertido en un fenómeno de TikTok en Francia", bromea.
El autor francés presenta esta tarde en Madrid La vida feliz (Alfaguara), su última incursión en la novela (auto)reflexiva. Algunos críticos la describen como un "Lost in translation made in Foenkinos"; en el fondo no es otra cosa que una historia de amor y segundas oportunidades. Foenkinos retrata, con su característico sarcasmo emotivo y su habitual profusión de aforismos, a dos personajes atrapados en los vaivenes de la vida, luchando por ser cualquier cosa menos ellos mismos.
P.- En sus libros, la familia siempre está presente en la historia pasada, presente y futuro de cualquier individuo y es imposible escapar de su influjo, aunque haya voluntad de ello. ¿Lo cree de verdad?
R.- Creo que se puede escapar de ello aunque sea difícil. En La vida feliz el protagonista se enfrenta a un drama familiar, y hay un momento en el que se nos enseña a todos que no estamos obligados a amar a nuestros padres, tenemos libertad para elegir con quien queremos compartir nuestra vida. De hecho, vivir una vida feliz supone liberarse de algunas cosas tóxicas que nos retienen, y la familia es una de ellas.
Raquel R. Incertis. Madrid. El Mundo, jueves 12 de septiembre de 2024.
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