Léna Lazare. (Foto: NnoMan/ Reporterre) |
Mesías concienciada para unos y ecoterrorista con cara de ángel para otros, Léna Lazare (Calais,1998) es cofundadora y portavoz de Les Soulèvements de la Terre ( Sublevaciones de la Tierra), el más multitudinario (110.000 militantes) de una nueva hornada de grupos climáticos europeos Pero antes de radicalizarse, Lazare siguió la estela de Greta Thunberg, la activista sueca, a la que primero admiró y luego consideró demasiado blanda. "No se avanza lo bastante rápido. Debemos reinventarnos, guiar a la gente a la desobediencia civil", argumenta.
Sus caminos se cruzaron antes la pandemia. Greta había iniciado en 2018 la huelga escolar que la hizo famosa en todo el mundo. Tenía 16 años (hoy tiene 21). Lazare, que en la actualidad tiene 26 años, estudiaba entonces Matemáticas y Físicas en La Sorbona (carreras que ha dejado para hacer horticultura) y ya había lanzado su propio grupúsculo en París, en el se discutía, sin pasar a mayores, la conveniencia de la acción directa. Lazare se unió entonces a los Viernes por el Futuro, el movimiento pacífico impulsado por Greta, al igual que millones de escolares y universitarios fascinados por su personalidad y su mensaje.
La historia de Lazare como activista es curiosa. Sus padres son cineastas. Desde niña viajaba mucho y tenía amigos por todo el mundo, en especial japoneses, cuyo idioma incluso aprendió. En 2011, a sus 12 años, un tsunami provocó la catástrofe en la central nuclear de Fukushima y las fugas radioactivas obligaron a evacuar a 15.000 personas. Lazare pasó semanas leyendo compulsivamente sobre el tema, horrorizada. Aquel desastre la marcó para siempre. La inspiración de Greta la animó durante un tiempo, hasta que una combinación de desencanto y urgencia, compartida con muchos jóvenes ante lo que consideran la falta de acciones efectivas por parte de los gobiernos la empujó a adoptar tácticas más extremas a partir de 2021, con la fundación de las Sublevaciones.
La novedad que introduce Lazare se puede resumir así con unas pocas pinceladas. Fuera el pasamontañas; hay que dar la cara. Envolver las acciones en un ambiente festivo y familiar, incluso amenizarlas con música. Nunca falta un DJ o una batucada. Pero que nadie se confunda: a Lazare no le tiembla el pulso cuando empuña el pico y golpea la tierra hasta dar con las tuberías que alimentan una megabalsa en la campiña gala, cerca de cualquier pueblo de la Francia vaciada.Tubería que será arrancada mientras los drones de la policía sobrevuelan el terreno y los gendarmes desplegados esperan órdenes para actuar.
Las Sublevaciones se han convertido en la vanguardia del movimiento climático en Francia, enfocando su lucha en las megabalsas, convertidas en símbolo de una política contra la sequía que consideran catastrófica porque vacía los acuíferos. Estos almacenamientos de agua, capaces de contener hasta 300 piscinas olímpicas, son criticados por acaparar recursos híricos para beneficio de grandes explotaciones agrícolas. Se calcula que solo el 4 por ciento de los agricultores tiene acceso a estas balsas, mientra el resto se enfrenta a restricciones cada vez más severas. El conflicto fue in crescendo hasta que estalló en Saint-Soline, oeste de Francia, degeneró en una violenta confrontación entre 6000 manifestantes y 3000 antidisturbios. Hubo decenas de heridos de ambos bandos (...)
El futuro del debate climático parece dirigirse hacia una creciente polarización, con enfrentamientos cada vez más enconados entre radicales y negacionistas. Una dinámica que amenaza con marginar las voces moderadas y el sentido común... cuando más falta hacen.
Carlos Manuel Sánchez. XL Semanal, 1 de septiembre de 2024.
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