Pero ¿qué es exactamente la timidez, una palabra que todos conocemos, un problema que todo el mundo ha experimentado al menos una vez en la vida?
Las dificultades empiezan ya con una definición, porque la timidez es un concepto difuso, una palabra comodín, que abarca tantas realidades como individuos.
Puede referirse a una forma estable, un estilo personal marcado por la discreción y la inhibición; pero también puede manifestarse solo en determinados momentos. Puede ser visible y observable por quienes rodean a la persona víctima de ella, sumiéndola en el bochorno; pero también puede pasar desapercibida, causando sufrimiento interno. Puede extenderse a casi todas las situaciones cotidianas o afectar solo a uno o dos aspectos muy concretos de nuestra vida.
La timidez nos ha acompañado a lo largo de los siglos. En la Odisea, Homero ya describía a un Odiseo intimidado cuando se encuentra con el rey Alcínoo: "Se detuvo un instante , con el corazón turbado ante su umbral de bronce". La historia de la literatura está plagada de observaciones asombrosamente precisas: figuras como Shakespeare, Montesquieu, Rousseau, Jules Renard, Stendhal, Proust o Tenessee Willians, por citar solo algunas de las más famosas, han inmortalizado la timidez retratándola de manera extraordinariamente acertada, a través de conmovedoras confesiones autobiográficas, de divertidas descripciones embarazosas...
Olvidada durante mucho tiempo, la timidez ha sido objeto de numerosas investigaciones en los últimos años con el objetivo de comprenderla y tratarla mejor. Para los investigadores, ha sido toda una sorpresa descubrir que la timidez es muy común y que puede causar dificultades y sufrimiento. El desarrollo de soluciones psicológicas, y a veces farmacológicas, y de herramientas eficaces para el cambio personal permite actualmente a muchas personas tímidas llevar una vida acorde con sus aspiraciones...
La timidez es una realidad tremendamente extendida. La mayoría de las encuestas a la población general señalan que dos tercios de los sujetos se declaran más o menos tímidos y que los miedos sociales figuran entre los más frecuentes. Pero todos los especialistas saben que estas cifras esconden realidades muy diferentes. ¿Qué tienen en común, entonces, la timidez que confesó padecer en la noche de su vida François Mitterrand, presidente de Francia durante catorce años y con un perfil especialmente mediático, y la timidez que se apodera de los jóvenes antes de su primera entrevista de trabajo? Cuando la timidez se convierte en tema de conversación, todo el mundo se declara afectado; pero entonces, cuando un director de empresa de mediana edad dice con tranquilidad que es muy tímido, porque le entra el miedo escénico cuando hace presentaciones en público, ¿está describiendo realmente el mismo problema del que habla su vecina de mesa cuando reconoce que teme ruborizarse delante de los hombres que le gustan?(...)
La timidez es, ante todo una "forma de ser" que combina, en determinadas situaciones malestar interior y una vergüenza perceptible exteriormente. La persona tímida es perfectamente consciente de su problema y desea entablar las temidas interacciones sociales. Pero sus dificultades son relativamente incontrolables, lo que la obliga a evitar determinadas situaciones o a adoptar actitudes de retraimiento o inhibición cuando se enfrenta a ellas. En conjunto, estas manifestaciones dejan a la persona tímida con un profundo sentimiento de insatisfacción y menosprecio de ella misma...
Christophe André (Montpellier, 1956) es médico psiquiatra. Este extracto es un adelanto editorial de su libro La timidez de Arpa Editores. Se publica el 10 de julio.
El País. Ideas, domingo 7 de julio de 2024.
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