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Hélène de Beauvoir. |
Por todo ello, asombra la dureza con la que el tiempo ha tratado a Hélène de Beauvoir, relegada a un cajón polvoriento de la historia del arte. Su nombre había caído en el olvido hasta la inauguración de una nueva muestra en la Amar Gallery de Londres, donde se puede visitar hasta el 30 de marzo. Su fundador el galerista indio Amar Singh, especializado en recuperar artistas olvidadas, dio con el nombre de Hélène de Beauvoir mientras investigaba la escena artística del París de los años treinta. "Me pregunté si tendría algún parentesco con Simone, como fue el caso", recuerda Singh. Así inició una investigación de cinco años que lo llevó a rastrear sus obras en Francia, Suiza, Italia y Alemania, de la que surgió la muestra, The Woman Destroyed, que toma prestado el título del libro publicado por Simone de Beauvoir en 1967, que sería la única colaboración artística de las dos hermanas. Hélène lo ilustró con 16 grabados que reflejaban las emociones de una de las protagonistas de la obra, engañada por su marido.
En las paredes, lienzos abstractos recuerdan las obras de Robert y Sonia Delaunay, con quienes coincidió en el París de las vanguardias, y luego avanzan hacia un expresionismo más visceral. A partir de los setenta, su estilo deriva hacia un surrealismo extemporáneo, del que da fe un misterioso cuadro que parece ambientado en el espacio exterior. Hay obras que beben del futurismo o de un neocubismo colorista, acuarelas de paisajes nevados, óleos con castillos de Alsacia y algún desnudo femenino. Hélène de Beauvoir jugó con la figuración y la abstracción, instalándose en un espacio intermedio que convirtió su obra en inclasificable.
"Sus obras resisten el paso del tiempo. Si no es más recordada es por su linaje. Tener un familiar célebre puede abrir puertas pero también cerrarlas. Lo mismo ocurre con Elaine de Kooning y Lee Krasner, eclipsadas por sus esposos, que fueron pintores más conocidos. Hélène sufrió el mismo destino: su hermana era tan famosa que la opacó", relata Singh. La muestra londinense ha demostrado el interés de coleccionistas privados y de museos franceses, españoles y británicos. Los precios oscilan entre los 2.800 euros para sus dibujos y los 38.400 para los grandes formatos. Conocedor de un mercado en expansión -el de las artistas arrinconadas a lo largo del siglo XX-, Singh predice que no se mantendrán tan bajos por mucho tiempo.
Con todo, el olvido de Hélène de Beauvoir no solo se debe a la sombra de Simone. No vivió en París y nunca cultivó las relaciones necesarias para ascender en el mundo del arte. Se estableció en las afueras de Estrasburgo con su marido, diplomático en el Consejo de Europa, lo que la alejó del microcosmos artístico en un momento en que las mujeres lo tenían especialmente difícil. Como prueba de ello, Hélène firmó sus primeros cuadros como "H. de Beauvoir", lo que sembró una duda razonable.
Ambas hermanas se ayudaron, pero también se enfrentaron. Según Claudine Monteil, escritora e historiadora que participó en la fundación del Movimiento de Liberación de las Mujeres con Simone de Beauvoir, Hélène siempre se sintió menos legítima que su hermana. "Desde niña no fue tratada igual que Simone, que había sido educada por su padre como un varón, y arrastraba cierto complejo", explica, al teléfono desde París, Monteil, que resumió su compleja relación en el libro Las hermanas Beauvoir (Circe)...
Álex Vicente. Londres. El País, jueves 20 de febrero de 2025.
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