De un Louvre a otro -título de la muestra- hay cerca de 7.000 kilómetros y una gran brecha cultural y política. No importa: los intereses comerciales de Francia y los ahogos presupuestarios de sus museos han propiciado un acuerdo sin precedentes. Existen ya otras muchas franquicias museísticas en el mundo pero ninguna con términos económicos ni siquiera cercanos a los de este acuerdo, ninguna ligada a un programa de cooperación gestionado a nivel gubernamental y ninguna fruto de una coalición de museos, entre ellos el Centro Pompidou, el Museo de Orsay, el Museo Quai Branly, el Palacio de Versalles o el Museo Rodin que, bajo el paraguas de la Agencia France -Muséums y liderazgo del Louvre, no sólo han depositado obras en el museo emiratí sino que también prestan asesoría y piezas para las exposiciones, cuatro al año que organizarán con destino a él durante tres lustros. Se vislumbra ya que la estrategia de atracción de visitantes del LAD no se fundamentará en las muestras blockbusters sino en su edificio y sus obras "propias", siendo la programación de temporales un complemento para profundizar en las líneas dibujadas por la colección....Esta primera exposición temporal es ante todo un mensaje institucional. Comisariada por Jean-Luc Martínez, presidente director del Louvre, y Juliette Trey, su conservadora de Artes Gráficas, acierta a relatar la creación del museo francés y su evolución de colección real a museo universal, pero dista mucho de ser apasionante y hay en ella muchas piezas de segunda categoría, con predominancia del arte cortesano y académico francés del siglo XVIII. Pocas obras dignas de mención, más allá de Rubens, Chardin, Vernet o Corot. Se trata ante todo de recalcar el ilustre abolengo -como pretendido hijo de la Ilustración- del LAD, equiparando además, discretamente, la voluntad regia que está en el origen del Louvre francés con la dadivosidad cultural de la dinastía reinante en el emirato... La muestra quiere también subrayar cómo el Lad ha heredado de su matriz la ambición de convertirse en "museo universal", quizá, en parte, para avalar la adquisición masiva de importantes obras de arte de todos los continentes... Hay que tener en cuenta que los emiratíes nunca habían visto en su tierra obras de arte de este calibre. En Abu Dhabi no existía antes un solo museo que mereciera tal nombre. Tampoco hay galerías ni programaciones expositivas reseñables, excepto la Art Gallery de la New York University, también en el dorado gueto cultural turístico de Saadiyat. Sin embargo no todos se beneficiarán de este gran avance patrimonial. Aquí no se aplica aquello de "Libertad, igualdad, fraternidad y éste no es museo para todos, como la Francia revolucionaria que abrió las puertas del antiguo palacio real en París habría comandado....
Elena Vozmediano. El Cultural, 5 - 1 -2018
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