lunes, 8 de enero de 2018

Sosegada crónica iniciática

Fotograma de Una bolsa de canicas
Cuando Begnini hizo La vida es bella en 1997, le acusaron de edulcorar la trágica realidad del nazismo y su Solución Final, cuando en realidad iba sobre el espíritu humano y su capacidad de reposición ante el límite. Aquella era un guión original, pero Una bolsa de canicas es una historia real, la autobiografía del judío Joseph Joffo, traducida a 17 idiomas y con millones de lectores. Siendo el menor de una familia de peluqueros, avanzado 1942 hubo de huir del París ocupado junto a su hermano Maurice, casi adolescente. Aunque ya filmada en 1975 por Jacques Doillon, el propio Joffo mostró su desacuerdo por ofrecer una visión maniquea, algo que evita el quebequense Christian Duguay, caracterizado en su obra por su academicismo y por sentirse muy cómodo en las recreaciones históricas. Es quizás su mejor trabajo, bendecido por el propio Joffo, presente en los créditos finales, en una escena junto a su hermano en la actualidad. El drama bajo la mirada de un niño que durante dos años de peripecia por diversos lugares de Francia, acabará adquiriendo la dimensión real de lo que supuso el Holocausto para la comunidad judía. Al contrario de otros filmes, incluso franceses, que se acercan a la Segunda Guerra Mundial, a la dura represión nazi y al papel de la Resistencia, Duguay -y las páginas de Joffo que publica el libro en 1973, ya con 42 años, sin renunciar a mantener esa mirada infantil-, ofrece también una crónica iniciática sobre la propia vida, la violencia, la muerte, la solidaridad, el primer amor...Todo con un impecable acabado formal, manteniendo una estructura cronológica, administrando la tensión dramática -hay momentos en que el actor protagonista alcanza el top- y con el inteligente recurso a la elipsis para los instantes más brutales. Recoge los fuertes vínculos emocionales que se establecen en una familia cuando la amenazan. Mira que no hemos visto películas sobre temas parecidos, pero esta supera la media porque da por supuesto  que el espectador ya está bien informado sobre lo que supuso Hitler y su mesiánica locura.
Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, martes 2 de enero

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