sábado, 8 de diciembre de 2018

Brassens, el veraneante eterno

Georges Brassens era poco dado a la celebridad y a exigencias pero a través de la canción Súplica para ser enterrado en la playa de Sète decidió expresar un humilde deseo. En ella resume los motivos de manera poética, con retorcido ingenio y sin descuidar el humor agudo que caracterizó toda su obra, y así prefigura una tumba que no dará al paisaje una sombra triste sino un encanto indefinible, que servirá como biombo a los bañistas y ante la que los niños exclamarán:"¡Qué bonito castillo de arena!". 
El cantautor consideraba que su "universo se modificaba a cada instante, alrededor de una mujer, una flor, un árbol", pero jamás dudó que Sète, al sureste de Francia, era el puerto de su vida y de su deseo de dormir aquí el largo sueño. Lo consiguió. Está enterrado desde 1981 en el cementerio de Le Py, sin pompa, pero frente al mar de su infancia. Al lado tiene su Espace Georges Brassens, cuya visita supone una inmersión  en su universo a través de imágenes, proyecciones y pensamientos ("Morir por las ideas de acuerdo, pero de muerte lenta") con vistas a la laguna de Thau. Ambos se hallan al oeste del monte Saint-Clair, al otro lado del Sète turístico. Paseando por esta orilla más sobria o por la amplitud que brinda la Corniche, o por sus canales o por las plazas y calles de su Quartier Haut (atención a su Café Social), a nadie le extraña que Brassens quisiera permanecer aquí, desde donde se lanzó a la vida y comenzó a descubrir el mundo.
Su recuerdo sigue vivo en Sète (donde nació en 1921) y en el bar cabaret Les amis de Georges se reúnen sus incondicionales para revivir composiciones y defender la alegría. "Cuando mi alma tome su vuelo hacia el horizonte, hacia el de Gavroche (personaje de Los Miserables de Victor Hugo) y Mimi Pinson (protagonista de un cuento de Alfred Musset en el que representa al pueblo llano, igual que Gavroche), el de los golfillos de París, el de las modistillas, que hacia mi tierra natal sea llevado en un coche cama de París Méditerranée, con parada en la estación de Sète... Junto al borde del mar, a dos pasos de las olas azules, cavad si es posible un buen nicho pequeñito. Cerca de mis amigos de la infancia, los delfines, a lo largo de esta costa donde la arena es tan fina, sobre la playa de la Corniche... aquí donde a mis quince años ya perdidos, en la edad en que divertirse solo ya no era suficiente, conocí el primer amorcito... cerca de una sirena, una mujer pez,, yo recibí del amor la primera lección, tragué mi primera espina...", explica en su canción....
Use Lahoz. El Viajero. El País, viernes 30 de noviembre de 2018

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