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Fotograma de Sobre ruedas |
No deja de resultar sor-prendente que el nexo de unión entre dos de los más grandes éxitos del cine francés reciente, Intocable y Sobre ruedas, sea una silla de ruedas, elemento que, a priori y por lo que implica, no encaja del todo en una comedia. Y, si en aquella era sólo uno de los protagonistas el que se veía impelido a manejarse con ella, aquí son los dos... aunque hay cierta trampa, porque mientras el personaje de Alexandra Lamy lo hace obligado por culpa de un accidente, el de Franck Dubosc lo hace porque, tras una serie de situaciones equívocas, se ve obligado a fingir invalidez para no perder a la chica de sus sueños. Así, la película se mueve por dos líneas paralelas: por un lado, la comedia romántica pura y dura, con multitud de situaciones llenas de encanto, como la noche en Praga o la cena en la piscina en la casa de él, en las que lleva la voz cantante Lamy, y, por otro, una comedia de enredo en la se suceden las escenas cómicas, casi todas alrededor de Dubosc, un cínico, egoísta y mentiroso compulsivo capaz de hacer el pino puente con tal de no ser desenmascarado. A pesar de que todo lo que va pasando se puede predecir con cierta antelación, porque el guión no apuesta por la originalidad ni se sale un ápice de los esquemas tradicionales del género, la narración avanza con fluidez y agilidad, gracias fundamentalmente a su excelente plantel de actores, en el que, además de los dos protagonistas, destaca la galería de secundarios, especialmente una desmadrada Elsa Zylberstein que roba todas y cada una de las escenas en que aparece.
Albert Luchini. El Mundo, viernes 21 de diciembre de 2018
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