Una imagen de laexposición de Vázquez de Sola en Cadiz |
Como andaluz, sabe que también en Andalucía existió la femme fatale, la cigarrera, el mito de Carmen, en el que la hembra es el origen del mal. En la Biblia que trajeron los protestantes a los jornaleros de Jerez, como en todas, los padres vendían a las hijas y tenían numerosas esposas y concubinas.
Los viajeros románticos convirtieron a la andaluza en la bella hechicera. Y no sólo en Andalucía: en todas las literaturas la dama en el pensamiento del héroe lo distraía de sus hazañas y lo hundía encantándole; así ocurre con los personajes de ficción, como Ulises, o históricos como Marco Antonio. Perversas y sinuosas, con la metáfora de la serpiente encima. La imagen icónica más usada para representar la perversidad y la perdición antes que Carmen es la Gorgona, con víboras por cabellos; siendo víctima de una violación, encima es castigada y degollada por el héroe Perseo que utilizó el escudo como espejo para no mirarla directamente porque sus ojos mataban. Los poetas -de Ovidio a Shelley-, los pintores de Leonardo a Caravaggio- describen de forma deslumbrante el mito de la doncella violada por Poseidón en el templo de Atenea, que convertía en piedra a los que la miraban.
El tópico de la mujer serpiente, esa Gorgona, se cantó en la copla andaluza: "Los cabellos de las guapas/dicen que tienen veneno,/me voy a casar contigo/aunque me mate tu pelo". Ese tópico fue revisado por la Revolución Francesa, pero ha durado hasta nuestro tiempo, en el que las mujeres gobernantes -como Margaret Thatcher, Hillary Clinton, Theresa May o la señora Merkel- aún son dibujadas como medusas.
Antes se pensaba que las mujeres nunca formarían parte del poder, excepto en las monarquías hereditarias. Hoy gobiernan en Inglaterra, en Alemania, en muchos países de Europa y del mundo, y mandan en Andalucía, donde las pinta y celebra Vázquez de Sola.
Raúl del Pozo. El Mundo, viernes 30 de noviembre de 2018.
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